¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este martes de la
17ª semana del Tiempo Ordinario, en que celebramos la Memoria Obligatoria de
San Ignacio de Loyola, presbítero.
Dios nos bendice...
LECTIO: MATEO 13,36-43
Lectio: martes, 31 julio, 2018
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, protector de
los que en ti esperan; sin ti nada es fuerte ni santo. Multiplica sobre
nosotros los signos de tu misericordia, para que, bajo tu guía providente, de
tal modo nos sirvamos de los bienes pasajeros que podamos adherirnos a los
eternos. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Mateo
13,36-43
Entonces despidió a la
multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo:
«Explícanos la parábola de la cizaña del campo.» Él respondió: «El que siembra
la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla
son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la
sembró es el diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los
ángeles. De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el
fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que
recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y
los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de
dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El
que tenga oídos, que oiga.
3) Reflexión
• El evangelio de hoy nos
presenta la explicación que Jesús da de la parábola del trigo y la cizaña,
cuando los discípulos se lo preguntan. Algunos estudiosos piensan que la
explicación que Jesús da a los discípulos, no es de Jesús, sino que es de la
comunidad. Es posible y es probable, pues una parábola, por su propia
naturaleza, pide la implicación y la participación de las personas en el
descubrimiento del sentido. Así como la planta ya está dentro de su semilla,
así, en cierto modo, la explicación de la comunidad, ya está dentro de la
parábola. Y es exactamente éste el objetivo que Jesús quería y que quiere
alcanzar con la parábola. El sentido que hoy nosotros vamos a descubrir en la
parábola que Jesús contó hace dos mil años atrás ya estaba implícito en la
historia que Jesús contó, como la flor está ya dentro de su semilla.
• Mateo 13,36: Los discípulos piden la explicación de la parábola del trigo y de la cizaña. Los discípulos, en casa, conversan con Jesús y piden una explicación de la parábola del trigo y de la cizaña (Mt 13,24-30). Varias veces se informa de que Jesús, en casa, seguía enseñando a los discípulos (Mc 7,17; 9,28.33; 10,10). En aquel tiempo no había televisión y en las largas horas de espera, por las noches, la gente se reunía para conversar y para tratar asuntos de la vida. Jesús hacía lo mismo. Era en estas ocasiones que él contemplaba la enseñanza y la formación de los discípulos.
• Mateo 13,38-39: El
significado de cada uno de los elementos de la parábola. Jesús responde
retomando cada uno de los seis elementos de la parábola y les da un sentido: el
campo es el mundo; la buena semilla son los miembros del Reino; la cizaña son
los miembros del adversario (maligno); el enemigo es el diablo; la siega es el
fin de los tiempos; los segadores son los ángeles. Ahora haz tú la experiencia
leyendo de nuevo la parábola (Mt 13,24-30) colocando el sentido cierto en cada
uno de los seis elementos: campo, buena semilla, cizaña, enemigo, siega y
segadores. Y así la historia toma un sentido totalmente diferente y tú alcanzas
el objetivo que Jesús tenía en mente al contar a la gente esta historia del
trigo y de la cizaña. Algunos piensan que esta parábola debe ser entendida como
una alegoría y no como una parábola propiamente dicha.
• Mateo 13,40-43: La
aplicación de la parábola o de la alegoría. Con estas informaciones dadas por
Jesús tú entenderás la aplicación que él da: De la misma manera, pues, que se
recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo
del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los
escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de
fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos
brillarán como el sol en el Reino de su Padre.
El destino de la cizaña es
el horno, el destino del trigo bueno es brillar como el sol en el Reino de los
Cielos. Por detrás de estas dos imágenes está la experiencia de las personas.
Después de que escucharon a Jesús y lo aceptaron en sus vidas, todo cambió para
ellas. El fin llegó. Es decir, en Jesús llegó aquello que, en el fondo, todos
esperaban: la realización de las promesas. Ahora la vida se divide en antes y
después de que escucharon y aceptaron a Jesús en sus vidas. La nueva vida
comenzó como el brillar del sol. Si hubiesen continuado a vivir como antes,
serían como cizaña echada al horno, vida sin sentido y sin servidumbre para
nada.
• Parábola y Alegoría.
Existe la parábola. Existe la alegoría. Existe la mezcla de las dos que es la
forma más común. Por lo general, a todo se le llama parábola. En el evangelio
de hoy tenemos el ejemplo de una alegoría. Una alegoría es una historia que la
persona cuenta, pero cuando cuenta, no piensa en los elementos de la historia,
sino en el asunto que debe ser esclarecido. Al leer una alegoría no es
necesario mirar primero la historia como un todo, pues en una alegoría la
historia no se construyó entorno a un punto central que después sirve como
medio de comparación, sino que cada elemento tiene su función independiente a
partir del sentido que recibe. Se trata de descubrir lo que cada elemento de
las dos historias nos tiene que decir sobre el Reino como lo hace la
explicación que Jesús dio de la parábola: campo, buena semilla, cizaña, siega y
segadores. Generalmente, las parábolas son alegorizantes. Hay mezcla de las
dos.
4) Para la reflexión
personal
• En el campo existe todo
mezclado: cizaña y trigo. En el campo de mi vida ¿qué prevalece: el trigo o la
cizaña?
• ¿Has intentado conversar
con otras personas para descubrir el sentido de alguna parábola?
5) Oración final
Feliz quien se apoya en el
Dios de Jacob,
quien tiene su esperanza en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en ellos;
que guarda por siempre su lealtad. (Sal 146,5-6)
quien tiene su esperanza en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en ellos;
que guarda por siempre su lealtad. (Sal 146,5-6)
Orden de los Carmelitas
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