¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este lunes en que
celebramos la solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista.
Dios nos
bendice...
Lectio Divina: Natividad de San Juan Bautista
Lectio
Lunes, 24 Junio ,
2019
Nacimiento
del Precursor del Señor
Lucas
1,57-66.80
1. Recojámonos en
oración – Statio
Oración
del Card. Mercier al Espíritu Santo
¡Oh Dios, que has
instruido a tus fieles, iluminando sus corazones con la luz del Espíritu Santo,
concédenos obtener por el mismo Espíritu el gustar del bien y gozar siempre de
sus consuelos. Gloria, adoración, amor, bendición a Ti eterno divino Espíritu,
que nos ha traído a la tierra al Salvador de nuestras almas. Y gloria y honor a
su adorabilísimo Corazón que nos ama con infinito amor!
¡Oh Espíritu Santo,
alma del alma mía, yo te adoro: ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame,
enséñame lo que debo hacer, dame tus órdenes!
Te prometo someterme a
lo que permitas que me suceda: hazme sólo conocer tu voluntad.
2. Lectura orante de
la Palabra - Lectio
Del Evangelio de Lucas (1,57-66.80)
57 Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz y
tuvo un hijo. 58 Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le
había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella.
59 Al octavo día fueron a circuncidar al niño y
querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, 60 pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar
Juan.» 61 Le decían: «No hay nadie en tu parentela que
tenga ese nombre.» 62 Y preguntaban por señas a
su padre cómo quería que se le llamase. 63 Él pidió
una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Y todos quedaron admirados.64 Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a
Dios. 65 Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda
la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; 66todos los que las oían las grababan en su corazón, diciéndose: «Pues
¿qué será este niño?» Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él.
80 El niño crecía y su espíritu se fortalecía y
vivió en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.
3. Rumiar la Palabra
- Meditatio
3.1 Clave de lectura
Este pasaje del
evangelio forma parte de los así llamados relatos de la infancia de Jesús. De
modo particular este texto sigue a la escena de la visita de María “a la casa
de Zacarías” (Lc 1, 40) después de la anunciación del ángel mensajero de la
nueva creación.
La anunciación de
hecho inaugura gozosamente el cumplimiento de las promesas de Dios a su pueblo
(Lc 1, 26-38). El gozo de los tiempos nuevos, que ha llenado a María, inunda
ahora el corazón de Isabel. Ella goza por el anuncio traído por María (Lc 1,
41). María por su parte “proclama las grandezas del Señor” (Lc 1, 46) porque el
Poderoso ha hecho cosas grandes en ella, como también ha obrado grandes
prodigios por su pueblo necesitado de salvación.
La expresión “ se
cumplió el tiempo” nos recuerda que esta realidad no solamente sorprende a
Isabel preñada , sino que revela también algo del proyecto de Dios. San Pablo,
en efecto, dice que cuando se cumplió el tiempo, Dios mandó a su Unigénito
“nacido de mujer, nacido bajo la ley para rescatar a aquéllos que estaban bajo
la ley, para que recibiésemos, la adopción de hijos” de Dios (Gál 4,4)
En el evangelio Jesús
habla del cumplimiento de los tiempos, especialmente en evangelio el de Juan.
Dos de estos momentos son las bodas de Caná (Jn 2,1-12) y la agonía en la cruz,
donde Jesús proclama que “todo está cumplido” (Jn 19,30). En el cumplimiento de
los tiempos Jesús inaugura una era de salvación. El nacimiento de Juan Bautista
estrena este tiempo de salvación. Él, de hecho a la llegada del Mesías, se
alegra y salta de gozo en el vientre de Isabel su madre (Lc 1,44). Más tarde él
se definirá a sí mismo como el amigo del esposo (Jesús), que se alegra y goza
con la llegada de las bodas con su esposa, la Iglesia (Jn 3,29).
El hijo no se llamará
como su padre Zacarías, sino Juan. Zacarías nos recuerda que Dios no olvida a
su pueblo. Su nombre en efecto significa “Dios recuerda”. Su hijo, ahora no
podrá ser llamado “Dios recuerda”, porque las promesas de Dios se están cumpliendo.
La misión profética de Juan debe indicar la misericordia de Dios. Él, por
tanto, se llamará Juan, o sea, “Dios es misericordia”. Esta misericordia se
manifiesta en la visita al pueblo, exactamente “como lo había prometido por
boca de sus santos profetas de un tiempo” (Lc 1,67-70). El nombre indica por
esto la identidad y la misión del que ha de nacer. Zacarías escribirá el nombre
de su hijo sobre una tablilla para que todos pudiesen verlo con asombro (Lc
1,63). Esta tablilla evocará otra inscripción, escrita por Pilatos para ser
colgada en la cruz de Jesús. Esta inscripción revelaba la identidad y la misión
del crucificado: “Jesús Nazareno rey de los Judíos” (Jn 19,19). También este
escrito provocó el asombro de los que estaban en Jerusalén por la fiesta.
En todo, Juan es el
precursor de Cristo. Ya desde su nacimiento e infancia él apunta a Cristo.
“¿Quién será este niño?” Él es “la voz que grita en el desierto” (Jn 1, 23),
animando a todos a preparar los caminos del Señor. No es él el Mesías (Jn 1,
20), pero lo indica con su predicación y sobre todo con su estilo de vida
ascética en el desierto. Él entretanto “ crecía y se fortificaba en el
espíritu. Vivió en regiones desérticas hasta el día de su manifestación a
Israel” (Lc 1, 80).
3.1.1 Preguntas para
orientar la meditación y la actualización
- ¿Qué es lo que más
te ha llamado la atención en este pasaje y en la reflexión?
- Juan se identifica
como el amigo del esposo. ¿Cuál es, a tu parecer, el significado que tiene esta
imagen?
- La Iglesia ha visto
siempre en Juan Bautista su tipo. Él es aquel que prepara el camino del Señor.
¿Tiene esto alguna importancia para nuestra vida cotidiana?
4. Oratio
Bendigamos al Señor
con Zacarías (Lc 1, 68-69)
«Bendito el Señor Dios
de Israel
porque ha visitado y
redimido a su pueblo,
y nos ha suscitado una
fuerza salvadora
en la casa de David,
su siervo,
como había prometido
desde antiguo,
por boca de sus santos
profetas,
que nos salvaría de
nuestros enemigos
y de la mano de todos
los que nos odian
teniendo misericordia
con nuestros padres
y recordando su santa
alianza
el juramento que juró
a Abrahán nuestro
padre,
de concedernos que,
libres de manos enemigas,
podamos servirle sin
temor
en santidad y justicia
en su presencia todos
nuestros días.
Y tú, niño, serás
llamado profeta del Altísimo,
pues irás delante del
Señor
para preparar sus
caminos
y dar a su pueblo el
conocimiento de la salvación
mediante el perdón de
sus pecados,
por las entrañas de
misericordia de nuestro Dios,
que harán que nos
visite una Luz de lo alto,
a fin de iluminar a
los que habitan
en tinieblas y sombras
de muerte
y guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.»
5. Contemplatio
Adoremos juntos la
misericordia y la bondad de Dios repitiendo en silencio:
Gloria al Padre al
Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el
principio ahora y siempre
por los siglos de los
siglos. Amén.
Orden
de los Carmelitas