¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este domingo en que
celebramos la solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA:
NATIVIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA
Lectio:
Nacimiento del
Precursor del Señor
Lucas 1,57-66.80
1. RECOJÁMONOS EN
ORACIÓN – STATIO
Oración del Card.
Mercier al Espíritu Santo
¡Oh Dios, que has
instruido a tus fieles, iluminando sus corazones con la luz del Espíritu Santo,
concédenos obtener por el mismo Espíritu el gustar del bien y gozar siempre de
sus consuelos. Gloria, adoración, amor, bendición a Ti eterno divino Espíritu, que
nos ha traído a la tierra al Salvador de nuestras almas. Y gloria y honor a su
adorabilísimo Corazón que nos ama con infinito amor!
¡Oh Espíritu Santo, alma
del alma mía, yo te adoro: ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, enséñame
lo que debo hacer, dame tus órdenes!
Te prometo someterme a lo
que permitas que me suceda: hazme sólo conocer tu voluntad.
2. LECTURA ORANTE DE LA
PALABRA - LECTIO
Del Evangelio de Lucas
(1,57-66.80)
57 Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz
y tuvo un hijo. 58 Oyeron sus vecinos y parientes que el
Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella.
59 Al octavo día fueron a circuncidar al niño y
querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, 60 pero
su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan.» 61 Le
decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre.» 62 Y
preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. 63 Él
pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Y todos quedaron admirados.64 Y
al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. 65 Invadió
el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas
estas cosas; 66todos los que las oían las grababan en su
corazón, diciéndose: «Pues ¿qué será este niño?» Porque, en efecto, la mano del
Señor estaba con él. 80 El niño crecía y su espíritu se
fortalecía y vivió en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a
Israel.
3. RUMIAR LA PALABRA – MEDITATIO
3.1 Clave de lectura
Este pasaje del evangelio
forma parte de los así llamados relatos de la infancia de Jesús. De modo
particular este texto sigue a la escena de la visita de María “a la casa de
Zacarías” (Lc 1, 40) después de la anunciación del ángel mensajero de la nueva
creación.
La anunciación de hecho
inaugura gozosamente el cumplimiento de las promesas de Dios a su pueblo (Lc 1,
26-38). El gozo de los tiempos nuevos, que ha llenado a María, inunda ahora el
corazón de Isabel. Ella goza por el anuncio traído por María (Lc 1, 41). María
por su parte “proclama las grandezas del Señor” (Lc 1, 46) porque el Poderoso
ha hecho cosas grandes en ella, como también ha obrado grandes prodigios por su
pueblo necesitado de salvación.
La expresión “se cumplió
el tiempo” nos recuerda que esta realidad no solamente sorprende a Isabel
preñada , sino que revela también algo del proyecto de Dios. San Pablo, en
efecto, dice que cuando se cumplió el tiempo, Dios mandó a su Unigénito “nacido
de mujer, nacido bajo la ley para rescatar a aquéllos que estaban bajo la ley,
para que recibiésemos, la adopción de hijos” de Dios (Gál 4,4)
En el evangelio Jesús
habla del cumplimiento de los tiempos, especialmente en evangelio el de Juan.
Dos de estos momentos son las bodas de Caná (Jn 2,1-12) y la agonía en la cruz,
donde Jesús proclama que “todo está cumplido” (Jn 19,30). En el cumplimiento de
los tiempos Jesús inaugura una era de salvación. El nacimiento de Juan Bautista
estrena este tiempo de salvación. Él, de hecho a la llegada del Mesías, se
alegra y salta de gozo en el vientre de Isabel su madre (Lc 1,44). Más tarde él
se definirá a sí mismo como el amigo del esposo (Jesús), que se alegra y goza
con la llegada de las bodas con su esposa, la Iglesia (Jn 3,29).
El hijo no se llamará como
su padre Zacarías, sino Juan. Zacarías nos recuerda que Dios no olvida a su
pueblo. Su nombre en efecto significa “Dios recuerda”. Su hijo, ahora no podrá
ser llamado “Dios recuerda”, porque las promesas de Dios se están cumpliendo.
La misión profética de Juan debe indicar la misericordia de Dios. Él, por
tanto, se llamará Juan, o sea, “Dios es misericordia”. Esta misericordia se
manifiesta en la visita al pueblo, exactamente “como lo había prometido por
boca de sus santos profetas de un tiempo” (Lc 1,67-70). El nombre indica por
esto la identidad y la misión del que ha de nacer. Zacarías escribirá el nombre
de su hijo sobre una tablilla para que todos pudiesen verlo con asombro (Lc
1,63). Esta tablilla evocará otra inscripción, escrita por Pilatos para ser
colgada en la cruz de Jesús. Esta inscripción revelaba la identidad y la misión
del crucificado: “Jesús Nazareno rey de los Judíos” (Jn 19,19). También este
escrito provocó el asombro de los que estaban en Jerusalén por la fiesta.
En todo, Juan es el
precursor de Cristo. Ya desde su nacimiento e infancia él apunta a Cristo.
“¿Quién será este niño?” Él es “la voz que grita en el desierto” (Jn 1, 23),
animando a todos a preparar los caminos del Señor. No es él el Mesías (Jn 1,
20), pero lo indica con su predicación y sobre todo con su estilo de vida ascética
en el desierto. Él entretanto “ crecía y se fortificaba en el espíritu. Vivió
en regiones desérticas hasta el día de su manifestación a Israel” (Lc 1, 80).
3.1.1 Preguntas para
orientar la meditación y la actualización
- ¿Qué es lo que más te ha
llamado la atención en este pasaje y en la reflexión?
- Juan se identifica como
el amigo del esposo. ¿Cuál es, a tu parecer, el significado que tiene esta
imagen?
- La Iglesia ha visto
siempre en Juan Bautista su tipo. Él es aquel que prepara el camino del Señor.
¿Tiene esto alguna importancia para nuestra vida cotidiana?
4. ORATIO
Bendigamos al Señor con
Zacarías (Lc 1, 68-69)
«Bendito el Señor Dios de Israel
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
y nos ha suscitado una fuerza salvadora
en la casa de David, su siervo,
como había prometido desde antiguo,
por boca de sus santos profetas,
que nos salvaría de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian
teniendo misericordia con nuestros padres
y recordando su santa alianza
el juramento que juró
a Abrahán nuestro padre,
de concedernos que, libres de manos enemigas,
podamos servirle sin temor
en santidad y justicia
en su presencia todos nuestros días.
Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo,
pues irás delante del Señor
para preparar sus caminos
y dar a su pueblo el conocimiento de la salvación
mediante el perdón de sus pecados,
por las entrañas de misericordia de nuestro Dios,
que harán que nos visite una Luz de lo alto,
a fin de iluminar a los que habitan
en tinieblas y sombras de muerte
y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»
5. CONTEMPLATIO
Adoremos juntos la
misericordia y la bondad de Dios repitiendo en silencio:
Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Orden de los Carmelitas