¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio
y el comentario, en este lunes de la 23ª semana del tiempo ordinario.
Ayer fue canonizada y hoy se celebra la fiesta de Santa Teresa Gonhxa Bojaxhiu, «Madre Teresa
de Calcuta», virgen y fundadora.
Dios nos bendice...
Evangelio según San
Lucas 6,6-11.
Otro sábado, entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si curaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: "Levántate y quédate de pie delante de todos". Él se levantó y permaneció de pie. Luego les dijo: "Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?". Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: "Extiende tu mano". El la extendió y su mano quedó curada. Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.
Comentario
Lucas y Marcos relatan este episodio de la curación
del hombre de la mano seca, un día de sábado. Uno y otro lo sitúan en el cuadro
de las polémicas suscitadas por la enseñanza del joven rabí Jesús sobre las
insistencias esclerotizadas de la religión: reglas de la pureza en las comidas
(Lc 5, 29-32), de ayuno (Lc 5, 33-38) y de reposo sabatino (Lc 6, 1-11).
Pero Lucas no concede gran interés a estas discusiones
poco comprensibles para lectores de origen pagano. Se contenta con narrar los
hechos sin conformarlos con reflexiones personales o conclusiones doctrinales.
No retiene, por tanto, las notas de Mc 3, 5 sobre el endurecimiento de los
fariseos y suprime toda alusión a la cólera de Jesús (Mc 3, 5).
a) Lucas evoca, sin embargo, el conocimiento que
Jesús posee del corazón humano (v. 8; cf. Jn 1, 48; 2, 24-25; 4, 17-19; 6,
61-71, etc.). Así Cristo tiene no solamente un conocimiento más profundo que
los otros rabinos de la ley que enseña, sino que conoce mejor a los hombres.
Ahí reside el secreto de la autoridad con la que enseña y que le coloca por
encima de todos los demás (cf. Lc 4, 32).
b) En la época del Señor, el ejercicio de la
medicina y los cuidados personales estaban estrictamente anulados el día del
sábado. ¡Más valía que sufriera el enfermo antes que el honor de Dios!
Comprendiendo que la gloria de Dios está servida en primer lugar por la bondad
hacia los infelices (v. 9), Jesús no duda en practicarla para honrar el sábado.
Liberar a un pobre de las cadenas del mal, ¿no es
una manera más profunda de santificar este día aniversario de la liberación de
Egipto que el mantenerlo en la esclavitud en pro del pretendido honor de Dios?
SÁBADO/J: El sábado era observado porque estaba ordenado
por la ley de Dios y constituía una característica por la que el judío se
distinguía del mundo pagano ambiente. Grande fue, por tanto, el escándalo
cuando el rabí Jesús osó poner en tela de juicio, no la ley, sino la manera de
obedecerla y cuando fue sospechoso de preferir el hombre a la gloria de Dios.
El judaísmo situaba en general todas las prescripciones del Antiguo Testamento
sobre el mismo plano, puesto que todas ellas eran igualmente órdenes de Dios,
pero concedía una cierta preferencia a las prescripciones cultuales en las que
el hombre se eclipsa aún más ante el honor de Dios. Así ocurría con la
circuncisión y con el sábado.
De hecho, Jesús reconoce que la ley representa la
voluntad de Dios, pero le niega una autoridad puramente formal y externa. El
hombre debe interpretar la Escritura para reconocer en ella el mandato de Dios.
Por otra parte, sólo hay obediencia verdadera allí donde el hombre reconoce que
la orden le concierne. Es esta, además, la razón por la que puede realizar
actos en comunión con Dios allí donde no existe ningún mandamiento preciso.
Este es el sentido, al parecer, de la pregunta planteada por Jesús en el v.9:
es en todo caso el de la verdadera obediencia. Cristo desprecia a los fariseos
que se creen perfectos porque son fieles a la ley, pero que, en el fondo, son
infieles porque han ahogado toda noción de fraternidad y de solidaridad.
Existe, pues, una obediencia más radical que la
sumisión a la ley; la que cumple el ego más profundo, allí donde Dios está
presente, más allá del miedo de haber faltado al deber y del desprecio de los
que juzgan al prójimo desde fuera, sin conocer su corazón.
MAERTENS-FRISQUE
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VIII
MAROVA MADRID 1969. Pág 31
NUEVA GUIA DE LA ASAMBLEA CRISTIANA VIII
MAROVA MADRID 1969. Pág 31