¡Amor
y paz!
En el
discurso eucarístico, Jesús, tácitamente, se nos presenta como la verdadera
sabiduría de Dios. Quien escucha lo que dice el Padre y aprende como buen
discípulo la lección, va hacia Cristo. Y el que está con Cristo y cree en Él
tiene la vida eterna y la resurrección.
Para vivir es necesario el pan de cada
día. Para tener la vida eterna es necesario este pan de la Eucaristía que nos
ofrece Jesucristo en un banquete suculento como el que la sabiduría del Antiguo Testamento
ofrecía a sus devotos. Aquí la sabiduría es Jesucristo, una sabiduría nada
teórica, nada intelectualista. Todo lo contrario: la sabiduría de Cristo nos da
la vida en plenitud que es el amor. El verdadero amor, que para ser amor a Dios
tiene que ser, necesariamente, amor al prójimo, al hermano cercano. ¿Y qué ser
humano no es para nosotros cercano en estos tiempos de globalización? (Diario
Bíblico. Cicla)
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este jueves
de la 3ª. Semana de Pascua.
Dios
los bendiga...
Evangelio
según San Juan 6,44-51.
Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: Todos serán instruidos por Dios. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre. Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida. Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. Pero este es el pan que desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo".
Comentario
a) El
discurso de Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm sigue adelante,
progresando hacia
su plenitud.
La
idea principal sigue siendo también hoy la de la fe en Jesús, como condición
para la vida. La frase que la resume mejor es el v. 47: «os lo aseguro, el que
cree tiene vida eterna». Ahora bien, a los verbos que encontrábamos ayer-«ver»,
«venir» y «creer»- hoy se añade uno nuevo: «nadie puede venir a mí si el Padre
que me ha enviado no le atrae». La fe es un don de Dios, al que se responde con
la decisión personal.
Dentro
de este discurso sobre la fe en Jesús hay una objeción de los oyentes -que no
se lee en la selección de la Misa- que refleja bien cuál era la intención de
Jesús. Murmuraban y se preguntaban: «¿cómo puede decir que ha bajado del
cielo?» (v. 42). Lo que escandalizaba a muchos era que Jesús, cuyo origen y
padres creían conocer, se presentara como el enviado de Dios, y que hubiera que
creer en él para tener vida.
Al
final de la lectura de hoy parece que cambia el discurso. Ha empezado a sonar
el verbo «comer». La nueva repetición: «yo soy el pan vivo» tiene ahora otro
desarrollo: «el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».
Donde
Jesús entregó su carne por la vida del mundo fue sobre todo en la cruz. Pero
las palabras que siguen, y que leeremos mañana, apuntan también claramente a la
Eucaristía, donde celebramos y participamos sacramentalmente de su entrega en
la cruz.
b)
Nosotros, cuando celebramos la Eucaristía, acogiendo la Palabra y participando
del Cuerpo y Sangre de Cristo, tenemos la suerte de que sí «vemos, venimos y
creemos» en él, le reconocemos, y además sabemos que la fe que tenemos es un
don de Dios, que es él que nos atrae.
Tenemos
motivos para alegrarnos y sentir que estamos en el camino de la vida: que ya
tenemos vida en nosotros, porque nos la comunica el mismo Cristo Jesús con su
Palabra y con su Eucaristía. La vida que consiguió para nosotros cuando entregó
su carne en la cruz por la salvación de todos y de la que quiso que en la
Eucaristía pudiéramos participar al celebrar el memorial de la cruz.
Creemos
en Jesús y le recibimos sacramentalmente: ¿de veras esto nos está ayudando a
vivir las jornadas más alegres, más fuertes, más llenas de vida? Porque la
finalidad de todo es vivir con él, como él, en unión con él.
J. Aldazábal
Enséñame tus caminos 3
El Tiempo Pascual día tras día
Barcelona 1997. Págs. 71-73
Enséñame tus caminos 3
El Tiempo Pascual día tras día
Barcelona 1997. Págs. 71-73