miércoles, 31 de agosto de 2011

Ayudemos a otros a encontrar en Jesús la verdadera felicidad

¡Amor y paz!

El Evangelio nos cuenta hoy el episodio en el que Jesús cura, entre varios, a la suegra de Pedro. Y es significativo que observemos la actitud de ella después de curada, porque mientras algunos agradecen y otros salen a divulgarlo a los cuatro vientos, la suegra se dedica a servir a Jesús.

Esto muestra cómo las personas liberadas por la Palabra de Dios se incorporan al servicio de la comunidad. La enfermedad, el pecado, los prejuicios, los temores  atan a los seres humanos y no les permiten estar disponibles para servir al prójimo. La Palabra de Jesús los libera de todos esos lazos..

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la XXII Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 4,38-44.
Al salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos. Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. De muchos salían demonios, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Dios!". Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías. Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos. Pero él les dijo: "También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado". Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea. 
Comentario

a) Lo que Jesús anunció en Nazaret lo va cumpliendo. Allí dijo, aplicándose la profecía de Isaías, que había venido a anunciar la salvación a los pobres y curar a los ciegos y dar la libertad a los oprimidos.

En efecto, hoy leemos el programa de una jornada de Jesús "al salir de la sinagoga": cura de su fiebre a la suegra de Pedro, impone las manos y sana a los enfermos que le traen, libera a los poseídos por el demonio y no se cansa de ir de pueblo en pueblo "anunciando el reino de Dios". En medio, busca momentos de paz para rezar personalmente en un lugar solitario.

Desde luego, el Reino ya está aquí. Ha empezado a actuar la fuerza salvadora de Dios a través de su Enviado, Jesús.

b) Buen programa para un cristiano y sobre todo para un apóstol. "Al salir de la sinagoga", o sea, "al salir de nuestra misa o de nuestra oración", nos espera una jornada de trabajo, de predicación y evangelización, de servicio curativo para con los demás y a la vez de oración personal.

¿Ayudamos a que a la gente se le pase la fiebre? ¿A que se liberen de sus depresiones y males? ¿Atendemos a los que acuden a nosotros, acogiéndoles con nuestra palabra y dedicándoles nuestro tiempo? ¿Nos sentimos obligados a seguir anunciando la buena noticia del Reino, sea cual sea el éxito de nuestro esfuerzo? ¿Y lo hacemos todo en un clima de oración?

Podemos revisar dos significativos rasgos de esta página. a) Jesús, en medio de una jornada con un horario intensivo de trabajo y dedicación misionera, encuentra momentos para orar a solas. b) Y no quiere "instalarse" en un lugar donde le han acogido bien: "también a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios". Para que evitemos dos peligros: el activismo exagerado, descuidando la oración, y la tentación de quedarnos en el ambiente en que somos bien recibidos, descuidando la universalidad de nuestra misión.

Cristo evangelizador. Cristo liberador. Cristo orante. Fijos nuestros ojos en él, que es nuestro modelo y maestro, aprenderemos a vivir su mismo estilo de vida. Dejándonos liberar de nuestras fiebres y ayudando a los demás a 
encontrar en Jesús su verdadera felicidad.

J. ALDAZÁBAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 6
Tiempo Ordinario. Semanas 22-34
Barcelona 1997. Págs. 20-24

martes, 30 de agosto de 2011

"Yo soy la servidora del Señor…”


¡Amor y paz!

La Iglesia celebra hoy la fiesta de Santa Rosa de Lima, Virgen, Patrona de América Latina.

En el siguiente enlace encontrarán información sobre Santa Rosa de Lima:

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el aporte que, a propósito de la lectura de hoy, nos hace Grace (Gracia) MacKinnon, sobre el porqué los católicos rezamos el Ave María, a pesar de que esta oración no se encuentra en la Biblia.
 
Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 1,26-38.
 En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?".  El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó.
Comentario
 "Querida Gracia" es una serie de columnas en la que se da respuestas a preguntas de lectores sobre la fe católica.

La autora de las respuestas es Grace (Gracia) MacKinnon, una columnista, escritora y conferencista especializada en doctrina católica. Gracia obtuvo una maestría en teología en la Escuela de Teología de la Universidad de St. Thomas en el Seminario de Santa María de Houston, y es instructora de adultos en la diócesis de Brownsville, Texas.

"Querida Gracia", se ha publicado desde agosto de 1999, recibiendo numerosas preguntas cuyas respuestas han sido elaboradas recurriendo a las Sagradas Escrituras, el Catecismo, los documentos de la Iglesia, el Código de Derecho Canónico, las Encíclicas Papales y escritos de los Padres de la Iglesia.

Tema: El Ave María


Querida Gracia,

¿Por qué los católicos dicen una oración como el “Ave María”, si no se encuentra en la Biblia?

Gracia responde:

El Ave María (en Latín) es sin duda una de las más hermosas y familiares oraciones de la Iglesia Universal. Tú preguntas por qué recitamos esta oración si no se encuentra en la Biblia. Te sorprenderá saber, sin embargo, que en realidad el Ave María está muy enraizada en la Escritura. Déjame decirte en primer lugar que la oración es por definición, un llamado, un grito, una plegaria o petición que se hace a Dios. No tiene que hallarse necesaria y explícitamente en la Biblia. La oración es siempre un diálogo con Dios y muchas de nuestras más atesoradas oraciones, incluyendo el Ave María, están ciertamente inspiradas por o encuentran su base en la Escritura. 

Las palabras del Ave María son como sigue: “Alégrate María, llega de gracia, el Señor es contigo; bendita eres entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.” Como puede reconocerse fácilmente, la oración puede ser dicha en dos partes, la primera siendo una salutación y la segunda una petición, un ruego serio y urgente.

¿Quién fue quien saludó a María diciendo, “Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo? No fue un papa, un obispo o un líder de la iglesia; fue el arcángel Gabriel, el que “está delante de Dios” (Lucas 1:19). Lucas nos narra la espléndida y maravillosa historia de la Anunciación (Lucas 1:26-38). Aunque las traducciones pueden variar, no puede haber duda de que esta primera declaración o saludo en el Ave María, nos viene del Evangelio de Lucas. (Lucas 1:19). Gabriel dijo estas palabras y él era un mensajero enviado directamente por Dios. Así pues, es sencillo ver cómo los primeros Cristianos adoptaron estas hermosas palabras del ángel tan pronto como la devoción a María surgió en la Iglesia.

La segunda parte del saludo también viene de la Escritura. Recordemos las palabras de Isabel cuando María la visitó. Cuando ella escuchó el saludo de María, Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó con gran voz, “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno (Lucas 1:42). Los cristianos posteriormente añadieron el nombre de Jesús a efecto de identificar más exactamente que Él era “el fruto del seno de María.” Así, es evidente que la primera parte del Ave María está tomada directamente de las palabras que se encuentran en la Biblia, palabras pronunciadas por el ángel del Señor y por Isabel, la prima de María, quien también fue elegida por Dios para dar a luz a Juan el Bautista, el que prepararía el camino para el Salvador. 

Algo más en la cuenta de la Visitación nos lleva a la segunda parte del Ave María, la cual dijimos es una petición. Sin embargo, lo primero que observamos es que esta parte inicia declarando que María es santa. De nuevo, vemos en el Evangelio de Lucas que la Bendita Virgen dice esto sobre sí misma en el Cántico o “Magníficat” – “desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada” (Lucas 1:48). La palabra “bienaventurada” y “santa” tienen el mismo significado.
 

Algo también muy interesante en la narración de Lucas es que él confirma que Isabel dice “y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?... ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!” (Lucas 1:45) La palabra griega para Señor es “Kyrios” y esta palabra es usada muchas veces en el Nuevo Testamento para referirse a Dios Padre (Lucas 1:6; Lucas 1:9; Lucas 1:11). Hay evidencia sustancial, por tanto, de que los creyentes en Cristo llegaron a reconocer a María como la Madre de Dios. Posteriormente la Iglesia, en el Concilio de Éfeso, declaró oficialmente esto en el año 431 DC.

Finalmente llegamos a la última parte, “ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.” Queriendo hacer del Ave María una verdadera oración, se añadió eventualmente una petición y así apareció en su forma completa a mediados del siglo dieciséis. El Ave María es sin duda una oración bíblicamente enraizada, una salutación y una petición a la Bendita Virgen por quien nació el Redentor de la humanidad. Es una oración de todos los Cristianos.

© Copyright Graciela (Salinas) MacKinnon
www.aciprensa.com

lunes, 29 de agosto de 2011

Dios escribe derecho en renglones torcidos

¡Amor y paz!

Juan el Bautista fue víctima de un desatino humano. Alguien hoy pudiera reclamar: ¿Por qué Dios no lo salvó del hacha del verdugo? Dios escribe derecho en renglones torcidos. El Evangelio nos pone en guardia: no caigamos los creyentes en la tentación de pensar que Dios, que  está con nosotros, nos librará de todo desatino humano. Dios no obra así. Hará siempre justicia, pero no en nuestra forma y tiempo.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este lunes en que celebramos la memoria del martirio de San Juan Bautista.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Marcos 6,17-29.

 Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado. Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano". Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto. Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea. La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré". Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino". Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta. La joven volvió rápidamente a donde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista". El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla. En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan. El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre. Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.
Comentario

La escena que hoy recoge el texto evangélico la hemos comentado ya en varias ocasiones. Juan Bautista, profeta denunciador de pecados, voz de trueno que remueve conciencias, precursor del Señor, es objeto de caprichos femeninos llenos de odio y venganza, que piden en una bandeja la cabeza del pregonero de la verdad.

Hagamos una pausa, y consideremos cuántas veces en la historia habrá sucedido este hecho: que quien denuncia la mentira y defiende la verdad, que quien condena el pecado y proclama la virtud, que quien fustiga la injusticia y pregona la dignidad humana, haya sido objeto de burla y condenado ante tribunal impío. Ni siquiera el Precursor se libró de ello. Mas ¿por qué encarecemos lo de “el precursor”,  si Jesús mismo fue condenado injustamente por decirse Hijo del Padre, Mesías y Salvador?

Dominicos 2003

domingo, 28 de agosto de 2011

¡Apártate de mí, Satanás!"


¡Amor y paz!

El ser humano puede ser instrumento de bien, si acata las orientaciones de Dios, o instrumento del mal si, por el contrario, se opone a Dios. En el Evangelio de hoy, el Señor llama "Satanás" a Pedro. Poco antes lo ha llamado dichoso. Ahora se ha convertido en Satanás. Dichoso cuando se deja instruir por Dios, cuando escucha la "sugerencia" de lo alto. Satanás cuando deja hablar al instinto humano. Satanás es "el que divide". El que intenta separar a Cristo del camino señalado por el Padre y aceptado por amor.

En el desierto, Satanás sugiere atajos de facilidad, de éxito a golpes de milagros, de poder. Lo de Pedro también es una tentación, o sea, el intento de hacer replegar a  Cristo a los caminos de los hombres, en el sentido de los deseos terrenos, de las ambiciones triunfalistas, apartándolo de "su" camino. Pedro es roca. Pero la piedra puede ser también tropiezo, escándalo. Estará bien que no nos olvidemos de esto (Alejandro Pronzato).

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este XXII Domingo del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 16,21-27.
Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.  Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: "Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá".  Pero él, dándose vuelta, dijo a Pedro: "¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres". Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras. 
Comentario

¿Quién no quiere realizarse como persona? ¿Quién no busca, por todos los medios, su plenitud? ¿Quién no aspira a ser feliz? El carbón o el estaño, el naranjo o la margarita, la vaca o el ciervo, no necesitan preocuparse por su realización; están programados para cumplir su meta. Si encuentran las condiciones necesarias, serán lo que tienen que ser y ya está... Pero nosotros... Nosotros somos otro cuento… La realización no nos llega automáticamente, sino que tenemos que construirla paso a paso, escalón tras escalón. El camino de los hombres y las mujeres ‘se hace al andar’, decía el poeta andaluz y cantaba el juglar catalán… no encontramos hecho el camino, lo tenemos que hacer.

Pero, ¿cuál es el camino que nos lleva a desplegar todas nuestras potencialidades? ¿Cómo llegar a ser auténticamente humanos? ¿Cómo llegar a ser plenamente felices? La familia, con muy buenas intenciones, pero no siempre de manera acertada, nos advierte sobre las ventajas y los peligros de una u otra opción profesional, matrimonial, existencial... Los amigos y amigas nos aconsejan, muchas veces de acuerdo a su propia experiencia, por dónde debemos seguir... La sociedad, a través de los medios de comunicación y la publicidad, nos señala senderos de plenitud y felicidad, que terminan siendo sólo realidad de novela o alegrías de cartón... Todos quieren ayudarnos a encontrar el secreto de la felicidad.

Sin embargo, a casi nadie se le ocurre decirnos que para encontrar la vida, tenemos que perderla. ¡Qué locura! ¡Cómo se te ocurre! ¡Estás loco! Como Pedro, cuando escuchó a Jesús diciendo que “tendría que ir a Jerusalén, y que los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley lo harían sufrir mucho”, nuestros seres queridos, nuestros amigos, la sociedad entera nos lleva aparte y nos reprende: “¡Dios no lo quiera (...)! ¡Esto no puede pasar!”

La reacción de Jesús es tal vez la expresión más fuerte que haya dirigido a ningún ser humano; a los fariseos los llamó “raza de víboras”; a los escribas les dijo “sepulcros blanqueados”; a Pedro le dice: “¡Apártate de mí Satanás, pues eres un tropiezo para mí! Tu no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres”. Poco antes Lo había llamado dichoso (...) porque esto no lo conociste por medios humanos, sino porque te lo reveló mi Padre que está en el cielo”.

El camino de la felicidad es el despojo de nosotros mismos y de nuestras seguridades: “Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía, la encontrará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida?”

¿En qué dirección va la búsqueda de nuestra plenitud? ¿Hacia dónde caminamos cuando aspiramos a realizarnos en la vida? ¿Dónde buscamos la felicidad? Este camino que nos señala el Señor es el único que nos podrá llevar al desarrollo pleno de todas nuestras potencialidades. A los otros planes y proyectos, habrá que decirles con sencillez, pero con decisión: “¡Apártate de mi Satanás!”

Hermann Rodríguez Osorio, S.J.*
* Sacerdote jesuita, Decano académico de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá.

sábado, 27 de agosto de 2011

«Muy bien, siervo fiel y cumplidor, pasa al banquete de tu señor»


¡Amor y paz!

Al concluir hoy nuestra lectura continuada del Evangelio según San Mateo, se nos propone una parábola para inculcar el sentido de la responsabilidad: los dones que cada uno ha recibido no pueden estar ociosos; hay que hacerlos fructificar al máximo.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Sábado de la XXI Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 25,14-30.
El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió. En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor. Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. 'Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado'. 'Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor'. Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: 'Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado'. 'Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor'. Llegó luego el que había recibido un solo talento. 'Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!'. Pero el señor le respondió: 'Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses. Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes. 
Comentario

a) Hoy leemos por última vez el evangelio de Mateo, que nos ha acompañado durante doce semanas, desde la 10ª hasta la 21ª. No lo hemos leído entero: por ejemplo, dejamos los capítulos finales, con la pasión, muerte y resurrección de Jesús, para los días de la Semana Santa y Pascua.

Concluye hoy el «discurso escatológico», sobre la vigilancia que debe caracterizar a los cristianos ante la Venida del Señor. Después de las parábolas del ladrón, de la vuelta del amo y de las jóvenes que esperan al novio, hoy Jesús nos transmite su enseñanza con la de los talentos.

Cada uno tiene que hacer fructificar los talentos que recibió del amo: cinco, dos o uno. No importa cuántos recibió (Dios es libre y sorprendente a la hora de conceder su gracia).

Lo que cuenta es si cada empleado ha trabajado o no, si le ha sacado rendimiento a ese capital que se le ha encomendado. Escucha las mismas palabras de alabanza el que recibió cinco que el que sólo dos. En cambio, el siervo perezoso es acusado, no de haber malgastado su talento o robado el dinero de su amo, sino de no haberlo hecho fructificar.

b) De nuevo resuena la consigna: «estad en vela, porque no sabéis el día ni la hora».

Cada uno de nosotros ha recibido sus talentos, y no sabemos cuándo volverá el dueño a pedirnos cuentas del uso que hayamos hecho de ellos.

Podemos pensar, ante todo, en los dones naturales que hemos recibido: la vida, la salud, la inteligencia, las habilidades que nos caracterizan (unos son artistas, otros líderes, otros tienen simpatía abundante...). ¿Sacamos provecho de esos talentos? ¿los sabemos utilizar también para beneficio de la comunidad? ¿o los escondemos «bajo tierra» por pereza o por una falsa humildad? No somos dueños, sino administradores de los dones que Dios nos ha hecho, y que se presentan aquí como un capital que él ha invertido en nosotros.

Pero seguramente se trata, en la intención de Jesús, también de los dones sobrenaturales que Dios nos ha querido conceder. Ya Israel había tenido, en comparación con los otros pueblos, gracias muy especiales, como pueblo elegido de Yahvé. Y no supo aprovecharlas.

Los cristianos todavía tenemos más gracias y dones: Cristo Jesús como Salvador y Maestro, el don de su Espíritu, la Palabra de Dios, la comunidad eclesial, la fe, los sacramentos. ¿Qué fruto les estamos sacando? ¿se nos podría acusar de apatía o de pereza? La excesiva «prudencia» del tercer siervo sería en nosotros un claro «pecado de omisión», del que también tenemos que arrepentirnos. No se trata sólo de no hacer el mal, sino de hacer el bien que Dios espera que hagamos. Como el árbol, del que se esperan frutos, y no sólo apariencias.

No sabemos cuántos años nos quedan de vida y cuándo seremos convocados a examen. Pero todos deseamos que el examinador, el Juez, nos pueda decir las palabras que él guarda para los que se han esforzado por vivir según sus caminos: «Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor. Como has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu señor».

J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 5
Tiempo Ordinario. Semanas 10-21
Barcelona 1997. Págs. 324-327

viernes, 26 de agosto de 2011

"¡Señor, Señor, ábrenos!"


¡Amor y paz!

Con la parábola de hoy, Jesús insiste en que la muerte del discípulo es el fruto de su vida. La muerte en sí misma no tiene nada de terrible ni de decisivo; corona la vida que se ha llevado (13: «Estad en vela»). 

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Viernes de la XXI Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 25,1-13.

Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo.  Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes. Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos. Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: 'Ya viene el esposo, salgan a su encuentro'. Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: '¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?'. Pero estas les respondieron: 'No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado'. Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta. Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: 'Señor, señor, ábrenos', pero él respondió: 'Les aseguro que no las conozco'. Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora. 

Comentario

La parábola de las diez vírgenes pone de manifiesto dos tipos de actitudes que las comunidades cristianas y sus integrantes pueden adoptar frente a la venida del Reino.

Todas “las vírgenes” “tomaron sus lámparas y salieron a recibir al esposo” (v.1). En las interpretaciones rabínicas se entiende que las “hijas de Jerusalén” del Cantar de los Cantares son grupos de discípulos que esperan la llegada del Mesías, llevando la luz de la Ley de Moisés. La parábola señala, además, que todas ellas “empezaron todas a dar cabezadas y quedaron dormidas” (v.5) ante la tardanza del novio.

Los elementos comunes sirven para poner de relieve los contrastes. Ya desde el inicio se tiene cuidado de explicitar que unas eran “necias” y otras eran “sensatas”. Ambos términos aparecen también referidos a los hombres que actúan o no la enseñanza de Jesús en Mt 7,24-27. Se trata por tanto, de grupos de discípulos de Jesús que, en sus acciones, realizan o no lo enseñado por Jesús. Igualmente la referencia al “aceite” era común en el judaísmo de la época para señalar las obras buenas que se debían realizar.

Por consiguiente nos encontramos con la sabiduría de un grupo de muchachas que sale con sus “lámparas” (antorchas embebidas en aceite) y que, junto con ellas, llevan una provisión de combustible. Ante el anuncio de la llegada del novio, se levantan y disponen sus lámparas. La posesión del aceite las hace aptas, “estaban preparadas” (v.10), y, por consiguiente, pueden entrar con el novio al banquete de bodas.

Por el contrario, el otro grupo de muchachas en la misma situación se encuentran desprovistas. Ruegan de sus compañeras sensatas la concesión del combustible, pero nadie puede vigilar al puesto del otro. Son aquellas personas que no han traducido en su vida el mensaje de Jesús con una actuación coherente. En el momento último de la persecución y de la muerte que permite la entrada al Reino de Dios se encuentran sin la práctica que el mensaje de Jesús exigía. Por consiguiente deben correr a comprarlo y, por lo mismo pierden la oportunidad de entrar a la sala del banquete con el esposo que llega “a la medianoche” (v.6). Al regreso, encuentran la puerta irremediablemente cerrada y reciben del esposo un rechazo definitivo expresado con la frase: “No sé quiénes son” (v.11), a semejanza de aquellos que en Mt 7,23 no fueron capaces de adecuarse a las exigencias del seguimiento de Jesús.
La acogida de éste no reside en las palabras que se pronuncian, por más que en dichas palabras se encierre la proclamación de Jesús como “Señor” (v.11). Es necesaria una práctica coherencia que haya sido capaz de producir en la actuación los frutos del mensaje que Jesús exige a cada comunidad y a cada uno de sus integrantes.

Frente a la presencia del novio se ponen en claro las responsabilidades frente a dicho mensaje. El grupo de las “necias”, sin el aceite de las buenas obras, está impreparado para entrar con el novio al banquete. El aceite ajeno no puede suplir la ausencia de ese elemento en la propia vida.

Por el contrario, el otro grupo ha entendido lo que exige Jesús para la participación al banquete de bodas. Su espera es eficaz en cuanto ha sido capaz de actuar coherentemente frente al Reino futuro. De allí su participación plena en la alegría definitiva.

Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica)
www.mercaba.com

jueves, 25 de agosto de 2011

«Estén prevenidos, porque no saben qué día vendrá su Señor»


¡Amor y paz!

Terminaremos esta semana la lectura continua del Evangelio según San Mateo. De aquí al sábado, Jesús hablará acerca de la escatología, esto es, sobre el fin de los tiempos. Hoy nos alerta sobre la necesidad de estar prevenidos, porque no sabemos el día en que vendrá el Señor.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este Jueves de la XXI Semana del  Tiempo Ordinario.

Dos los bendiga...

Evangelio según San Mateo 24,42-51.
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.  Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada. ¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno? Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo. Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si es un mal servidor, que piensa: 'Mi señor tardará', y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos, su señor llegará el día y la hora menos pensada, y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. 
Comentario

a) Nos quedan tres días de lectura del evangelio de san Mateo. Y los tres tienen un mismo tema: el discurso «escatológico» de Jesús, el quinto y último de los que Mateo nos ofrece en su evangelio, organizando los dichos de Jesús (cf. lo que decíamos el lunes de la décima semana).

El discurso escatológico se refiere a los acontecimientos finales y, en concreto, a la actitud de vigilancia que debemos tener respecto a la venida última de Jesús.

Hoy nos lo dice con dos comparaciones muy expresivas: el ladrón puede venir en cualquier momento, sin avisar previamente; el amo puede regresar a la hora en que los criados menos se lo esperan. En ambos casos, la vigilancia hará que el ladrón o el amo nos encuentren preparados.

b) Nos va bien que nos recomienden la vigilancia en nuestra vida.

No es que sea inminente el fin del mundo, con la aparición gloriosa de Cristo. Ni que necesariamente esté próxima nuestra muerte. Pero es que la venida del Señor a nuestras vidas sucede cada día, y es esta venida, descubierta con fe vigilante, la que nos hace estar preparados para la otra, la definitiva. Toda la vida está llena de momentos de gracia, únicos e irrepetibles. Los judíos no supieron reconocer la llegada del Enviado: ¿desperdiciamos nosotros otras ocasiones de encuentro con el Señor?

El estudiante estudia desde el principio de curso. El deportista se esfuerza desde que empieza la etapa o el campeonato. El campesino piensa en el resultado final ya desde la siembra. Aunque no sean inminentes ni el examen ni la meta definitiva ni la cosecha. No es de insensatos pensar en el futuro. Es de sabios. Día a día se trabaja el éxito final. Día a día se vive el futuro y, si se aprovecha el tiempo, se hace posible la alegría final.

«Estad en vela»: buena consigna para la Iglesia, pueblo peregrino, pueblo en marcha, que camina hacia la Venida última de su Señor y Esposo. Buena consigna para unos cristianos despiertos, que saben de dónde vienen y a dónde van, que no se dejan arrastrar sin más por la corriente del tiempo o de los acontecimientos, que no se quedan amodorrados por el camino.

Estar en vela no significa vivir con temor, ni menos con angustia, pero sí con seriedad. Porque todos queremos escuchar, al final, las palabras de Jesús: «muy bien, siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor».

J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 5
Tiempo Ordinario. Semanas 10-21
Barcelona 1997. Págs. 315-319

miércoles, 24 de agosto de 2011

A nosotros también nos ha sido confiada una misión


¡Amor y paz!

Hoy celebramos la fiesta del apóstol San Bartolomé, de quien no sabemos casi nada. Noticias legendarias dicen que evangelizó la región de Armenia, entre el Cáucaso y el mar Caspio, y que allí murió mártir luego de haber convertido a la fe cristiana al rey de los armenios.  La de Armenia sigue siendo hasta hoy una importante iglesia cristiana del Cercano Oriente.

Otras tradiciones nos presentan a san Bartolomé evangelizando en la India. Aparece en las listas apostólicas (Mt 10,3; Mc 3,18; Lc 6,14; Hch 1,13) en tres casos después del nombre de Felipe. Es la razón por la que se llegó a identificarlo con el Natanael del evangelio de san Juan (1,45; 21,2), presentado a Jesús por Felipe y natural de Caná de Galilea. 

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Juan 1,45-51.
Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret".  Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?". "Ven y verás", le dijo Felipe.  Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez". "¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera". Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel". Jesús continuó: "Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', crees . Verás cosas más grandes todavía". Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre". 
Comentario

El evangelio de san Juan nos pone con los pies en la tierra: nos habla del seguimiento. Dos discípulos de Juan Bautista han seguido a Jesús por propia iniciativa, Jesús los ha aceptado en su compañía (Jn 1,35-39). Andrés, uno de ellos, va en busca de su hermano Simón y lo lleva ante Jesús, quien lo toma también como discípulo, imponiéndole un nombre significativo (Jn 1,40-42). 

Luego, Jesús, camino de Galilea, llama en su seguimiento a Felipe, paisano de Andrés y Pedro según san Juan, originarios de la pequeña ciudad de Betsaida en el litoral norte del mar de Galilea (los sinópticos dicen que Pedro y Andrés eran de Cafarnaún, no dan más datos de Felipe). Ahora, en nuestra lectura de hoy, Felipe habla de Jesús a Natanael, un apóstol no mencionado en los sinópticos, pero identificado por la tradición con el apóstol Bartolomé cuya fiesta estamos celebrando. 

El proceso vocacional de este discípulo resulta más complicado, Natanael duda, al escuchar al entusiasmado Felipe hablándole de Jesús, el hijo de José, de que de la oscura y desconocida Nazaret pueda salir algo bueno. Esto manifiesta, tal vez, su carácter franco y exigente. El elogio de Jesús, que lo llama "Israelita de verdad", no lo conmueve, simplemente pregunta por qué razón es conocido. Cuando Jesús le muestra su poder mesiánico, su sabiduría divina, su conocimiento sobrenatural de las cosas y de los seres humanos, Natanael rendidamente reconoce: "Rabbí (maestro en arameo), tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel". Luego Jesús anuncia al nuevo apóstol que verá cosas más grandes que el conocimiento sobrenatural del Mesías, que lo verá glorioso, resucitado de entre los muertos, sentado a la derecha del Padre.

La memoria de los apóstoles nos habla de nuestra propia vocación. También nosotros fuimos llamados por Cristo, alguien nos lo presentó o nos introdujo en su presencia, o simplemente fuimos llamados: "sígueme". Y a nosotros también, como a cada uno de los apóstoles, nos ha sido confiada una misión en la Iglesia. Según nuestras capacidades, según nuestras responsabilidades. 

No podemos dejar que nuestra vocación se duerma inactiva en cualquier rincón de nuestra vida. Confesemos a Jesús como lo hizo el apóstol Natanael-Bartolomé, y abracémonos a nuestra responsabilidad de testimoniar y anunciar el mensaje cristiano.

Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica).
www.mercaba.org

martes, 23 de agosto de 2011

Jesús critica a quienes pagan diezmo, pero no son misericordiosos

¡Amor y paz!

¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Es contundente la crítica del Señor Jesús, al continuar hoy con sus invectivas.

En el Evangelio tenemos hoy también una oportunidad de examinarnos.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este martes de la XXI Semana del Tiempo Ordinario.

Dos los bendiga…

Evangelio según San Mateo 23,23-26.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello! ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno! ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera. 
Comentario

         Mirad lo que Juan nos recomienda: «En esto sabremos que somos de la verdad», cuando amamos con obras y de verdad y no solamente de palabra y con la lengua, «y tendremos la conciencia tranquila ante Dios».

        ¿Qué quiere decir «ante Dios»? Donde Dios ve. Por eso, el propio Señor dice en el evangelio: «No hagáis el bien para que os vean los hombres, porque entonces vuestro Padre celestial no os recompensará». ¿Qué significa el precepto «que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha» (Mt 6, 1.3), sino que la derecha es la conciencia pura mientras que la izquierda es la codicia? Mucha gente hace muchas cosas admirables por la codicia de los ojos; entonces actúa la mano izquierda, no la derecha. La derecha es la que tiene que actuar, pero sin que lo sepa la izquierda, para que la codicia de los ojos no intervenga para nada cuando hagamos algo bueno por amor.

        ¿Y cómo lo sabemos?

Ponte ante Dios e interroga a tu corazón; mira lo que has hecho y si  lo que pretendías con ello era tu salvación o pura vanagloria humana.

        Mira por dentro, pues el hombre no puede juzgar al que no puede ver. Si apaciguamos nuestro corazón, apacigüémoslo ante Dios. Porque «si nuestra conciencia nos condena», es decir, si nos acusa por dentro porque no hacemos las cosas como las debiéramos hacer, «Dios es más grande que nuestra conciencia y lo conoce todo».

        Tú que eres capaz de esconder a los demás el fondo de tu corazón, intenta hacerlo con Dios, a ver si puedes. ¿Cómo vas a ocultárselo a aquel, de quien decía un pecador, lleno de miedo y de arrepentimiento: «¿Adónde podré ir lejos de tu espíritu, a dónde escaparé de tu mirada?».

       Buscaba adónde huir para escapar al juicio de Dios, y no lo encontraba, pues ¿hay algún sitio donde no esté Dios? «Si subo hasta los cielos, allí estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro» (Sal 138, 7-8). ¿Adónde irás?, ¿adónde huirás?, ¿quieres un consejo? Si quieres huir de él, huye hacia él. Huye hacia él confesándote a él, no escondiéndote de él, pues no puedes esconderte de él, pero sí confesarle todos tus pecados. Dile: «Tú eres mi refugio» (Sal 31, 7) y alimenta en ti el amor, lo único que conduce a la vida.

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte) y doctor de la Iglesia 
Comentario a la Primera Carta de san Juan, VI, 3 ; SC 75
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lunes, 22 de agosto de 2011

«Ay de ustedes, guías ciegos: su sentencia será más severa»


¡Amor y paz!

Seguimos con las invectivas de Jesús contra los fariseos. Siete veces dijo Jesús: "¡Ay de ustedes escribas y fariseos hipócritas!"

-¡Ay de ustedes!... La palabra griega "Quai!" es una onomatopeya que el español traduce bien por la exclamación "Ay" -en castellano resulta intraducible y se la sustituye por ¡"Desgracia" a usted!-. No es pues una maldición, expresa más bien un profundo dolor, una indignación, una amenaza profética (Noel Quesson).

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este lunes de la XXI semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 23,13-22.
"¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.  ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes! ¡Ay de ustedes, guías, ciegos, que dicen: 'Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale'! ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro? Ustedes dicen también: 'Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar'. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda? Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él. Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita. Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
Comentario

a) Los ataques de Jesús contra los fariseos empezamos a leerlos el sábado pasado («no hacen lo que dicen») y van a continuar durante tres días, con una serie de lamentaciones que les descalifican: «ay de vosotros...».

Las acusaciones de Jesús son muy directas:

- no entran en el Reino, ni dejan entrar a los demás: porque no quieren reconocer al que es la Puerta, Jesús, y atosigan al pueblo con interpretaciones rigoristas;

- con el pretexto de oraciones, «devoran los bienes de las viudas»;

- hacen proselitismo, pero cuando encuentran a una persona dispuesta, no la convierten a Dios, sino a sus propias opiniones;

- caen en una casuística inútil, por ejemplo, sobre los juramentos, perdiendo el tiempo y angustiando a los fieles con cosas que no tienen importancia.

Son «guías ciegos y necios». Mal van a poder conducir al pueblo.

b) Con las personas normales, por débiles y pecadoras que sean, Jesús no se suele mostrar tan duro. Pero sí, con los que son -deberían ser- guías del pueblo, o constituidos en autoridad: «vuestra sentencia será más severa».

Los que tenemos alguna responsabilidad en la vida de la familia o en el campo de la educación o de la comunidad eclesial, tenemos mayor obligación de dar ejemplo a los demás, de no llevar una «doble vida» (entre lo que enseñamos y lo que luego hacemos), de no ser exigentes con los demás y tolerantes con nosotros mismos (la «ley del embudo»), de no ser como los hipócritas, que presentan por fuera una fachada, pero por dentro son otra cosa...

Las acusaciones de Jesús nos las hemos de aplicar a nosotros, porque dentro de cada uno puede esconderse un pequeño o gran fariseo. ¿Qué actitudes farisaicas descubro en mí? Repasemos la lista y respondamos sinceramente si se nos podría tildar de «guías ciegos y necios», si buscamos «prosélitos» para vanidad nuestra más que para bien de los demás o para gloria de Dios, si perdemos el tiempo en inútiles discusiones de palabras, si hemos matado el espíritu con una casuística exagerada...

J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 5
Tiempo Ordinario. Semanas 10-21
Barcelona 1997. Págs. 304-308