¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este viernes de la XII Semana del Tiempo Ordinario,
ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio: Mateo 8,1-4
Lectio
Viernes, 26 de junio de 2020
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre,
porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de
tu amor. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Mateo 8,1-4
Cuando bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre. En esto, un
leproso se acercó y se postró ante él, diciendo: «Señor, si quieres puedes
limpiarme.» Él extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio.» Y al
instante quedó limpio de su lepra. Y Jesús le dice: «Mira, no se lo digas a
nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió
Moisés, para que les sirva de testimonio.»
3) Reflexión
• En los capítulos de 5 a 7 oímos las palabras de la nueva Ley
proclamada por Jesús en lo alto de la Montaña. Ahora en los capítulos 8 y 9,
Mateo muestra como Jesús practicaba aquello que acababa de enseñar. En los
evangelios de hoy (Mt 8,1-4) y de mañana (Mt 8,5-17), vamos a ver de cerca los
siguientes episodios que revelan como Jesús sanaba: la curación de un leproso
(Mt 8,1-4), la curación del siervo del centurión romano (Mt 8,5-13), la
curación de la suegra de Pedro (Mt 8,14-15) y la curación de numerosos enfermos
(Mt 8,14-17).
• Mateo 8,1-2: El leproso pide: “¡Señor, si quieres puedes limpiarme!” Un
leproso llega cerca de Jesús. Era un excluido. Quien le tocaba quedaba impuro.
Por esto, los leprosos debían ser alejados (Lv 13,45-46). Pero aquel leproso
tiene mucho valor. Transgredió las normas de la religión para poder entrar en
contacto con Jesús. al llegar cerca, dice: ¡Si quieres, puedes limpiarme! O
sea: no precisas tocarme. Basta con que el Señor lo quiera, para que yo quede
limpio.” Esta frase revela dos enfermedades: 1) la enfermedad de la lepra que
lo volvía impuro; 2) la enfermedad de la soledad a la que era condenado por la
sociedad y por la religión. Revela asimismo la gran fe de ese hombre en el
poder de Jesús.
• Mateo 8,3: Jesús lo toca y dice: ¡Quiero! Sé purificado. Profundamente
compadecido, Jesús cura las dos enfermedades. Primero para curar la soledad,
antes de decir cualquier palabra, toca al leproso. Es como si dijera: “Para mí,
tú no eres un excluido. No tengo miedo en quedarme impuro si te toco. ¡Te acojo
como hermano!” Luego cura la lepra diciendo: ¡Quiero! ¡Queda limpio! El
leproso, para poder entrar en contacto con Jesús, había transgredido las normas
de la ley. Asimismo, Jesús para poder ayudar a aquel excluido y, así, revelar
un nuevo rostro de Dios, transgrede las normas de su religión y toca al
leproso.
• Mateo 8,4: Jesús ordena al hombre que vaya a conversar con los sacerdotes. En
aquel tiempo, para que un leproso fuera admitido en la comunidad, necesitaba
tener un certificado de curación confirmado por un sacerdote. Es como hoy. El
enfermo sale del hospital solamente si tiene un certificado de alta firmado por
el médico. Jesús obliga al fulano a que busque el documento, para poder
convivir con normalidad. Obligó a las autoridades a que reconocieran que el
hombre había sido curado. Jesús no solamente cura, sino que quiere que la
persona curada pueda convivir. Reintegra a la persona en la convivencia
fraterna. El evangelio de Marcos añade que el hombre no se presentó a los
sacerdotes. Por el contrario “el hombre en cuanto salió, empezó a hablar y a
contar detalladamente todo el asunto. Resultó que Jesús ya no podía entrar
públicamente en el pueblo; tenía que andar por las afuera, en lugares apartados
(Mc 1,45). ¿Por qué Jesús no podía entrar ya públicamente en una ciudad? Había
tocado al leproso y ante las autoridades religiosas y ante la ley de la época
se había vuelto impuro. Por eso, ahora, Jesús mismo era un impuro y tenía que
ser alejado de todos. No podía entrar en las ciudades. Pero Marcos muestra que
a la gente poco le importaban estas normas oficiales, pues ¡de todas parte
venían donde Jesús! ¡Subversión total! El recado que Marcos nos da es éste:
para anunciar la Buena Nueva de Dios a la gente, no hay que tener miedo a
transgredir las normas religiosas que son contrarias al proyecto de Dios y que
impiden la fraternidad y la vivencia del amor. Aunque esto traiga dificultades
para la gente, como le ocurrió a Jesús.
• En Jesús, todo es revelación de aquello que ¡lo anima por dentro! El no sólo
anuncia la Buena Nueva del Reino. El mismo es una muestra, un testimonio vivo
del Reino, una revelación de Dios. En el aparece aquello que acontece cuando un
ser humano deja reinar a Dios, le deja ser el centro de su vida.
4) Para la reflexión personal
• En nombre de la Ley de Dios, los leprosos eran excluidos, no podían
convivir. En nuestra Iglesia existen costumbres y normas no escritas que, hasta
hoy, marginan a las personas y las excluyen de la convivencia y de la comunión.
¿Conoces a personas así? ´¿Qué opinas con relación a esto?
• Jesús tuvo el valor de tocar al leproso. ¿Tú tendrías ese valor?
5) Oración final
Bendeciré en todo tiempo al Señor,
sin cesar en mi boca su alabanza;
en el Señor se gloría mi ser,
¡que lo oigan los humildes y se alegren! (Sal 34,2-3)
sin cesar en mi boca su alabanza;
en el Señor se gloría mi ser,
¡que lo oigan los humildes y se alegren! (Sal 34,2-3)
Orden de los Carmelitas