¡Amor y paz!
Es muy bello y motivador el pasaje del Evangelio que leemos hoy: Jesús llama a los que están
afligidos y agobiados, les dice que los aliviará y les pide aprender de Él, que
es paciente y humilde de corazón.
Nuestra misión de
discípulos debe ser también esa: acoger y aliviar a quienes estén atribulados,
desconsolados, solitarios… Ser alivio, ser consuelo, ser bálsamo. Eso busca el Movimiento
FRATRES, siguiendo el llamado de Jesús.
Los invito, hermanos, a leer
y meditar el Evangelio y el comentario, en este jueves de la XV Semana del Tiempo
Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Mateo 11,28-30.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana".
Comentario
Hoy, las palabras de Jesús
resuenan íntimas y cercanas. Somos conscientes de que el hombre y la mujer
contemporáneos sufren una enorme presión psicológica. El mundo gira y da
vueltas de tal manera que no tenemos tiempo ni paz interior suficientes para
asimilar estos cambios. Nos hemos alejado frecuentemente de la simplicidad
evangélica y estamos cargados de normas, compromisos, planificaciones y
objetivos. Nos sentimos agobiados y cansados de luchar sin ver resultados
convincentes. Las investigaciones recientes afirman que la depresión aumenta.
¿Qué nos falta para encontrarnos bien?
Hoy, a la luz del
Evangelio, podemos revisar cuál es nuestra concepción de Dios. ¿Cómo vivo y
siento a Dios en mi interior? ¿Qué sentimientos me despiertan su presencia en
mi vida? Jesús nos ofrece su comprensión cuando sentimos el cansancio y tenemos
ganas de reposar: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y
yo os daré descanso» (Mt 11,28). Quizá hemos luchado para ser perfectos y en el
fondo lo único que queremos es sentirnos amados. En sus palabras encontramos
respuesta a nuestra crisis de sentido. Nuestro ego nos juega malas pasadas y no
nos permite ser tan buenos como quisiéramos. No vemos quizá la luz en
determinadas épocas. Santa Juliana de Norwich, mística inglesa del siglo XIV,
entendió el mensaje de Jesús y escribió: «Todo irá bien, todas las cosas irán
bien».
La propuesta de Jesús —«aprended de mí» (Mt 11,29)— implica seguir su estilo de benevolencia (querer el bien para todos) y de humildad de corazón (virtud que hace referencia a tocar de pies a tierra y a que sólo la gracia divina nos puede hacer levantar el vuelo). Ser discípulo exige aceptar el yugo de Jesús, recordando que su yugo es «suave» y su carga «ligera». Pero no sé si estamos convencidos de que eso es así. Vivir como persona cristiana en nuestro contexto no resulta fácil, ya que optamos por valores a contracorriente. No dejarse llevar por el dinero, por el prestigio o por el poder exige un esfuerzo. Si lo queremos hacer solos, se convertirá en una empresa imposible. Con Jesús todo es posible y suave.
La propuesta de Jesús —«aprended de mí» (Mt 11,29)— implica seguir su estilo de benevolencia (querer el bien para todos) y de humildad de corazón (virtud que hace referencia a tocar de pies a tierra y a que sólo la gracia divina nos puede hacer levantar el vuelo). Ser discípulo exige aceptar el yugo de Jesús, recordando que su yugo es «suave» y su carga «ligera». Pero no sé si estamos convencidos de que eso es así. Vivir como persona cristiana en nuestro contexto no resulta fácil, ya que optamos por valores a contracorriente. No dejarse llevar por el dinero, por el prestigio o por el poder exige un esfuerzo. Si lo queremos hacer solos, se convertirá en una empresa imposible. Con Jesús todo es posible y suave.
Lluís
Serra i Llansana, marista (Roma, Italia)