miércoles, 24 de julio de 2013

¡Dediquemos un tiempo para estar a solas con Jesús!

¡Amor y paz!

El evangelio de san Mateo es una reagrupación de varios conjuntos de temas tratados por Jesús. En primer lugar, tenemos el "Sermón de la Montaña", que gira en torno de la verdadera justicia; luego el "discurso apostólico", que a su vez agrupa varias enseñanzas a los discípulos.

Vamos a abordar ahora un conjunto de "parábolas". Las "parábolas" son un "género literario": relatos concretos y llenos de imágenes, destinados a la mejor comprensión de una idea... Todos los detalles concretos no tienen el mismo valor. Interesa, sobre todo, captar la significación global (Noél Quesson).

En el capítulo 13, leeremos las parábolas del sembrador y su semilla, el grano de mostaza, la levadura, el tesoro y la perla escondidos, la red que recoge peces buenos y malos.

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la XVI Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Mateo 13,1-9.
Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: "El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. ¡El que tenga oídos, que oiga!". 
Comentario

Dado que en unos días más Jesús mismo nos explicara el significado de esta parábola ya tan conocida por nosotros, quisiera que centráramos nuestra reflexión de hoy en el hecho de que Jesús se sentó para enseñarle a la gente.

Una de las cosas que está perdiendo nuestra generación es la capacidad de estar a solas con Jesús, la capacidad de sentarse con Jesús a la orilla del lago y escuchar su enseñanza sin prisa. Nuestro mundo agitado nos mete en un torbellino de actividades en donde, si acaso dedicamos algo de nuestra jornada a la oración y la escucha del Señor en su palabra, la mayoría de las veces es a la carrera.

Me gusta imaginarme esta escena en donde la gente sin prisa se sentó a la orilla del mar a escuchar con atención las palabras de vida que el Maestro les anunciaba. Quizás no puedas hacerlo todos los días, pero al menos de vez en cuando date tiempo para estar a solas con Jesús. Toma tu Biblia y sal a dar un paseo; busca un lugar tranquilo, y ahí en el silencio de tu corazón y sin prisas escucha la voz del maestro, escucha su palabra. Te aseguro que regresarás a tu casa lleno de vida y del amor de Dios.

Que pases un día lleno del amor de Dios.
Como María, todo por Jesús y para Jesús

Pbro. Ernesto María Caro