¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en
este jueves de la 5ª semana de Cuaresma, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio
Divina: Juan 8,51-59
Lectio
Jueves,
2 de abril de 2020
Tiempo de Cuaresma
1)
Oración inicial
Escucha nuestras súplicas, Señor, y mira con amor a los
que han puesto su esperanza en tu misericordia; límpialos de todos sus pecados,
para que perseveren en una vida santa y lleguen de este modo a heredar tus
promesas. Por nuestro Señor.
2)
Lectura del Evangelio
Del Evangelio según Juan: 8,51-59
En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi
palabra, no verá la muerte jamás.»
Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abrahán murió, y también los profetas; y tú dices: ‘Si alguno guarda mi palabra, no probará la muerte jamás.'¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?» Jesús respondió:
«Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: `Él es nuestro Dios', y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros.
Pero yo le conozco, y guardo su palabra. Vuestro padre Abrahán se regocijó
pensando en ver mi Día; lo vio y se alegró.»
Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abrahán?» Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, Yo Soy.» Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo.
Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abrahán murió, y también los profetas; y tú dices: ‘Si alguno guarda mi palabra, no probará la muerte jamás.'¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?» Jesús respondió:
«Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: `Él es nuestro Dios', y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros.
Pero yo le conozco, y guardo su palabra. Vuestro padre Abrahán se regocijó
pensando en ver mi Día; lo vio y se alegró.»
Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abrahán?» Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, Yo Soy.» Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo.
3)
Reflexión
• El capítulo 8 parece una exposición de obras de arte,
en la que se pueden admirar y contemplar famosas pinturas, una al lado de otra.
El evangelio de hoy trae otra pintura, un diálogo entre Jesús y los judíos. No
hay mucho nexo entre una y otra pintura. Es el espectador o la espectadora que,
en su observación atenta y orante, consigue descubrir el hilo invisible que
enlaza entre sí las pinturas, los diálogos. De este modo vamos penetrando poco
a poco en el misterio divino que envuelve a la persona de Jesús.
• Juan 8,51: ‘Si alguno guarda mi palabra, no probará
la muerte jamás’. Jesús hace una solemne afirmación. Los profetas
decían: ¡Oráculo del Señor! Jesús dice: “¡En verdad, en
verdad os digo!” Y la afirmación solemne es ésta: “¡Si alguno
guarda mi palabra, no probará la muerte jamás!” De muchas maneras este
mismo tema aparece y reaparece en el evangelio de Juan. Son palabras de grande
profundidad.
• Juan 8,52-53: Abrahán y los profetas murieron.
La reacción de los judíos es inmediata: "Ahora estamos seguros de que
tienes un demonio. Abrahán murió, y también los profetas. ;y tú dices: ‘Si
alguno guarda mi palabra, no probará la muerte jamás.'¿Eres tú acaso más grande
que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién
te tienes a ti mismo?” Ellos no entendieron el alcance de la afirmación de Jesús.
Diálogo de sordos..
• Juan 8,54-56: Quien me glorifica es mi Padre.
Siempre y de nuevo Jesús toca la misma tecla: el está de tal modo unido al
Padre que nada de lo que dice y hace es de él. Todo es del Padre. Y
añadía: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría
nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: `Él es nuestro
Dios', y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no
le conozco, sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y guardo su palabra.
Vuestro padre Abrahán se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio y
se alegró”. Estas palabras de Jesús deben haber sido como una espada que
hiere la auto-estima de los judíos. Decir a las autoridades religiosas: “¡No
conocéis al Dios que decís conocer!" ¡Yo le conozco y vosotros no le
conocéis!”, es lo mismo que acusarlos de total ignorancia en aquel asunto sobre
el cual enseñaban ser doctores especializados. Y la palabra final aumenta la
medida: “Vuestro padre Abrahán se regocijó pensando en ver mi Día; lo
vio y se alegró”.
• Juan 8,57-59: “¿Aún no tienes cincuenta años y
has visto a Abrahán?” Tomaron todo al pie de la letra mostrando así
que no entendían nada de lo que Jesús estaba diciendo. Y Jesús hace una nueva
afirmación solamente: “¡En verdad, en verdad os digo: antes de que
Abrahán existiera, YO SOY!” Para los que creen en Jesús, es aquí que
alcanzamos el corazón del misterio de la historia. De nuevo piedras para matar
a Jesús. Ni siquiera esta vez lo conseguirán, ¡pues aún no ha llegado la hora!
¡Quien determina el tiempo y la hora es Jesús!
4)
Para la reflexión personal
• Diálogo de sordos entre Jesús y los judíos. ¿Has tenido
alguna vez la experiencia de conversar con alguien que piensa exactamente lo
contrario y no se da cuenta de ello?
• ¿Cómo entender esta frase: “Vuestro padre Abrahán se
regocijó pensando en ver mi día; lo vio y se alegró”?
5)
Oración final
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. (Sal 104)
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. (Sal 104)
Orden de los Carmelitas