sábado, 31 de octubre de 2009

JESÚS NOS INVITA A SER HUMILDES

¡Amor y paz!

Los invito a leer y meditar la Palabra de Dios, en este sábado de la 30ª. semana del tiempo oordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 14,1.7-11.

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: "Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: 'Déjale el sitio', y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar. Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: 'Amigo, acércate más', y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".

COMENTARIO

-Durante la comida en casa de uno de los jefes de los fariseos, Jesús, notando que los invitados elegían los primeros puestos...

El mundo judío -por ejemplo, las "reglas de la Comunidad de Qumram- tenía gran preocupación por seguir el orden jerárquico.

En un banquete, antes de sentarse, cada invitado elegía "su" puesto según su rango, según la idea que él tenía de su propia dignidad, en comparación a los demás invitados. Y esto estaba codificado por las escuelas de Doctores de la Ley. Se aconsejaba un poco de prudencia elemental, por ejemplo: "Sitúate dos o tres puestos más allá del que te convendría". Sinceramente, ¿podría decirse que la preocupación de "mantener su rango" es algo del pasado? Hoy tenemos muchos signos distintivos que permiten realzar la posición social de cada uno: un cierto estilo o clase en el vestir... una marca de automóvil...

-Jesús les propuso esta parábola: "Cuando alguien te convide a una boda no ocupes el puesto principal...

Jesús no entra aquí en los problemas de las conveniencias mundanas, no es su objeto... repite lo que ya dijo otras muchas veces... ¡sed humildes! ¡disponeos a ser el servidor de los demás! ¡ocupad el último puesto! ¡los pequeños son los más grandes! si no os hacéis pequeños, ¡no entraréis en el Reino de Dios! No, nadie puede reivindicar la entrada a las Bodas eternas como algo que le es debido, en virtud de su propia justicia.

-Al revés, cuando te conviden, vete derecho al último puesto.
Durante la última Cena, sabemos que hubo una discusión entre los Doce sobre sus jerarquías y sus prelaciones. "Llegaron a querellarse sobre quién parecía ser el mayor.

Jesús les dijo: Los reyes de las naciones gobiernan como señores...
Pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros, ocupe el puesto del más joven, y el que manda, el puesto del que sirve... Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve". (Lucas 22, 24-27) Al relatar esa escena, Lucas pensaba en las "asambleas eucarísticas, donde, en su tiempo -¿y en el nuestro?- surgían dificultades entre clases sociales. Santiago (2,14) y san Pablo (1 Corintios 11, 20) se encontraban con esos mismos problemas en sus comunidades. "Si en vuestra reunión entra un personaje con sortijas de oro, magníficamente vestido y entra también un pobretón con traje mugriento; si atendéis al primero en detrimento del pobre, ¿no hacéis una discriminación?" Hoy, hay muchas maneras de creerse superior, de excluir a un tal o a un cual, de hacer discriminaciones.

Señor, haznos acogedores los unos hacia los otros. Que todos los participantes a nuestras asambleas dominicales se sientan cómodos. Que las celebraciones eucarísticas no pasen a ser pequeños clubs cerrados en los que "las personas, allí reunidas, se sientan bien", porque se ha comenzado por excluir a "los que no piensan como nosotros".

-El que se encumbre, lo abajarán, y al que se abaja lo encumbrarán.
Es la condena de cualquier suficiencia.

Dios cerrará su Reino, a los que están persuadidos de su propia justicia. Ser humilde. Hacerse pequeño. Juzgarse indigno... No juzgar indignos a los demás. La parábola del Fariseo y del Publicano se terminará con la misma fórmula. (Lucas 18, 14): "Todo el que se encumbra lo abajarán, y al que se abaja, lo encumbrarán." Señor, ayúdame; quiero combatir todas mis formas de orgullo. Quiero conocer mis miserias, para que no me estime superior a los demás. Ayúdame a encontrarme feliz en el "último puesto". como Tú, Señor: "Jesús, de tal manera tomó para sí el último puesto, que nadie se lo ha podido quitar".

NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 2
EVANG. DE PENTECOSTES A ADVIENTO
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 258 s.
www.mercaba.org