¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este martes de la 4ª semana de Cuaresma, ciclo
A:
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Juan
5,1-16
Lectio
Martes, 24 de marzo de 2020
Tiempo de
Cuaresma
1) Oración inicial
Te pedimos, Señor, que las
prácticas santas de esta Cuaresma dispongan el corazón de tus fieles para
celebrar dignamente el misterio pascual y anunciar a todos los hombres la
grandeza de tu salvación. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del
Evangelio según Juan 5,1-16
Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén una piscina Probática que se llama en hebreo Betzatá, que tiene cinco pórticos. En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua. Porque el ángel del Señor se lavaba de tiempo en tiempo en la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, recobraba la salud de cualquier mal que tuviera. Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: «¿Quieres recobrar la salud?» Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo.» Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda.» Y al instante el hombre recobró la salud, tomó su camilla y se puso a andar.
Pero era sábado aquel día. Por eso los judíos decían al que había sido curado: «Es sábado y no te está permitido llevar la camilla.» Él les respondió: «El que me ha devuelto la salud me ha dicho: Toma tu camilla y anda.» Ellos le preguntaron: «¿Quién es el hombre que te ha dicho: Tómala y anda?» Pero el curado no sabía quién era, pues Jesús había desaparecido porque había mucha gente en aquel lugar. Más tarde Jesús lo encuentra en el Templo y le dice: «Mira, has recobrado la salud; no peques más, para que no te suceda algo peor.» El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que le había devuelto la salud. Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado.
Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén una piscina Probática que se llama en hebreo Betzatá, que tiene cinco pórticos. En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua. Porque el ángel del Señor se lavaba de tiempo en tiempo en la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, recobraba la salud de cualquier mal que tuviera. Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: «¿Quieres recobrar la salud?» Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo.» Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda.» Y al instante el hombre recobró la salud, tomó su camilla y se puso a andar.
Pero era sábado aquel día. Por eso los judíos decían al que había sido curado: «Es sábado y no te está permitido llevar la camilla.» Él les respondió: «El que me ha devuelto la salud me ha dicho: Toma tu camilla y anda.» Ellos le preguntaron: «¿Quién es el hombre que te ha dicho: Tómala y anda?» Pero el curado no sabía quién era, pues Jesús había desaparecido porque había mucha gente en aquel lugar. Más tarde Jesús lo encuentra en el Templo y le dice: «Mira, has recobrado la salud; no peques más, para que no te suceda algo peor.» El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que le había devuelto la salud. Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado.
3) Reflexión
• El Evangelio de hoy
describe como Jesús cura a un paralítico que se quedó esperando 38 años para
que alguien le ayudara a llegar al agua de la piscina para curarse. ¡Treinta y
ocho años! Ante esta ausencia total de solidaridad, Jesús, ¿qué hace? No
respeta la ley del sábado curando al paralítico. Hoy, al faltar gente que
atiende a las personas enfermas en los países pobres, mucha gente experimenta
esa misma falta de solidaridad. Viven en abandono total, sin ayuda, sin
solidaridad de parte de nadie.
• Juan 5,1-2: Jesús va a
Jerusalén. En ocasión de una fiesta de los judíos, Jesús va a Jerusalén. Había
allí, cerca del Templo, una piscina con cinco pórticos o pasillos. En aquel
tiempo, el culto en el Templo exigía el uso de mucha agua para los numerosos
animales que se sacrificaban, sobre todo en las grandes fiestas. Por esto, al
lado del Templo, había diversas cisternas con más de un millar de litros de
agua. Y allí cerca, gracias a la abundancia de agua, había un balneario
público, donde los enfermos se aglomeraban a la espera de ayuda o de curación.
La arqueología informa que, en aquel mismo lugar del Templo, había otro donde
los escribas enseñaban la ley a los estudiantes. Por un lado, la enseñanza de
la Ley de Dios. Por otro, el abandono de los pobres. Y el agua purificaba el
Templo, pero no purificaba a la gente.
• Juan 5,3-4: La situación
de los enfermos. Esos enfermos se sentían atraídos por las aguas del balneario.
Decían que un ángel removía las aguas y el primero que bajara después del
movimiento del ángel quedaría curado. Dicho con otras palabras, los enfermos se
sentían atraídos por falsas esperanzas. Pues la curación era sólo para una sola
persona. ¡Como las loterías de hoy! ¡Sólo una persona gana un premio! La
mayoría solamente paga y no gana nada. Y en esta situación de total abandono,
allí en el balneario popular, Jesús encuentra a los enfermos.
• Juan 5,5-9: Jesús cura en
el día de sábado. Bien cerca del lugar donde se enseñaba la observancia de la
Ley de Dios, un paralítico se quedó por 38 años a la espera de alguien que le
ayudara a bajar al agua para que se curara. Este hecho revela la absoluta falta
de solidaridad y de acogida a los excluidos. El número 38 indicaba la duración
de una generación (Dt 2,14). Es toda una generación que no llega a experimentar
ni solidaridad, ni misericordia. La religión de la época no era capaz de
revelar el rostro acogedor y misericordioso de Dios. Ante esta situación
dramática, Jesús no observa la ley del sábado y se ocupa del paralítico diciendo:
"¡Toma tu camilla y anda!" El hombre agarra su camilla y se va, y
Jesús desaparece en medio de la multitud.
• Juan 5,10-13: Discusión
del hombre curado con los judíos. Llegan inmediatamente algunos judíos y
critican al hombre por cargar con su camilla en el día de sábado. El hombre no
sabe responder a la pregunta de quién le ha curado. No conocía a Jesús. Esto
significa que Jesús, al pasar por ese lugar de pobres y enfermos, vio a aquel
hombre, percibió la situación dramática en la que se encontraba y, sin más, lo
cura. No lo cura para que el hombre se convierta, ni para que crea en Dios. Lo
hace, para ayudarle. Quería que el hombre pudiera experimentar un poco de amor
y de solidaridad mediante su ayuda y su afecto.
• Juan 5,14-16: El
reencuentro con Jesús. Al ir al Templo en medio de la multitud, Jesús encuentra
a la misma persona y le dice: "¡Mira, has recobrado la salud! ¡No peques
más para que no te suceda algo peor!" En aquel tiempo, la gente decía:
"¡La enfermedad es el castigo de Dios! Si tiene parálisis, es señal de que
Dios no está a bien contigo." Jesús no concordaba con este modo de pensar.
Al curar al hombre, estaba diciendo lo contrario: “Tu enfermedad no es un
castigo de Dios. Dios está contigo." Una vez curado, el hombre debe tratar
de no pecar más, para que no le suceda algo peor. Pero ingenuamente, el hombre
va a decir a los judíos que Jesús era quien le había curado. Los judíos
empiezan a perseguir a Jesús porque hace cosas en el día de sábado. En el
Evangelio de mañana veremos cómo sigue.
4) Para la reflexión personal
• ¿Has tenido una
experiencia semejante a la del paralítico, quedándote un tiempo sin ayuda?
¿Cómo es la situación de asistencia a los enfermos en el lugar donde tú vives?
¿Hay señales de solidaridad?
• ¿Qué nos enseña esto a nosotros?
• ¿Qué nos enseña esto a nosotros?
5) Oración final
Dios es nuestro refugio y
nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar. (Sal 45)
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar. (Sal 45)
Orden de los Carmelitas