¡Amor y paz!
Los invito, hermanos,
a leer y meditar el Evangelio, en este martes de la 16a semana del Tiempo
Ordinario, ciclo C.
Dios nos bendice...
Lectio: Mateo 12,46-50
Lectio
Martes, 23 Julio ,
2019
Tiempo ordinario
1) Oración
inicial
Muéstrate
propicio con tus hijos, Señor, y multiplica sobre ellos dones de tu gracia,
para que, encendidos de fe, esperanza y caridad, perseveren fielmente en el
cumplimiento de tu ley. Por nuestro Señor. Amen.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Mateo 12,46-50
Todavía
Jesús estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se
presentaron fuera y trataban de hablar con él. Alguien le dijo: «¡Oye! ahí
fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.» Pero él respondió al
que se lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y,
extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis
hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre de los cielos, ése es
mi hermano, mi hermana y mi madre.»
3) Reflexión
•
La familia de Jesús. Los parientes llegan a la casa donde se encuentra Jesús.
Probablemente venían de Nazaret. De allí hasta Cafarnaún hay unos 40 km. Su
madre estaba con él. No entran, pero envían un recado: «¡Oye! ahí fuera están
tu madre y tus hermanos que desean hablarte.» La reacción de Jesús es firme:
«¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y, extendiendo su mano hacia
sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que
cumpla la voluntad de mi Padre de los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y
mi madre.» Para entender bien el significado de esta respuesta conviene mirar
la situación de la familia en el tiempo de Jesús.
•
En el antiguo Israel, el clan, es decir la gran familia (la comunidad) era la
base de la convivencia social. Era la protección de las familias y de las
personas, la garantía de la posesión de la tierra, el cauce principal de la
tradición, la defensa de la identidad. Era la manera concreta que la gente de
la época tenía de encarnar el amor de Dios en el amor al prójimo. Defender el
clan era lo mismo que defender la Alianza.
•
En Galilea, en el tiempo de Jesús, a causa del sistema implantado durante los
largos gobiernos de Herodes Magno (37 aC a 4 aC) y de su hijo Herodes Antipas
(4 aC a 39 dC), el clan (la comunidad) se estaba debilitando. Había que pagar
impuestos tanto al gobierno como al Templo, la deuda pública crecía, dominaba
la mentalidad individualista de la ideología helena, había frecuentes amenazas
de represión violenta de parte de los romanos, la obligación de acoger a los
soldados y de hospedarles, los problemas cada vez mayores de supervivencia,
todo esto llevaba las familias a encerrarse en sus propias necesidades. Esta
cerrazón se veía reforzada por la religión de la época. Por ejemplo, quienes
dedicaban su herencia al Templo, podían dejar a sus padres sin ayuda. Esto
debilitaba el cuarto mandamiento que era el gozne del clan (Mc 7,8-13). Además
de esto, la observancia de las normas de pureza era factor de marginalización
para mucha gente: mujeres, niños, samaritanos, extranjeros, leprosos,
endemoniados, publicanos, enfermos, mutilados, paralíticos.
•
Y así, la preocupación por los problemas de la propia familia impedía que las
personas se unieran en comunidad. Ahora, para que el Reino de Dios pudiera
manifestarse en la convivencia comunitaria de la gente, las personas tenían que
superar los límites estrechos de la pequeña familia y abrirse, nuevamente, para
la gran familia, para la Comunidad. Jesús nos da el ejemplo. Cuando su familia
trató de apoderarse de él, reacción y alargó la familia: «¿Quién es mi madre y
quiénes son mis hermanos?» Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo:
«Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi
Padre de los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.» Creó comunidad.
•
Jesús pedía lo mismo a todos los que querían seguirlo. Las familias no podían
encerrarse en sí mismas. Los excluidos y los marginados debían ser acogidos
dentro de la convivencia y, así, sentirse acogidos por Dios (cf. Lc 14,12-14).
Este era el camino para alcanzar el objetivo de la Ley que decía: “No debe de
haber pobres en medio de ti” (Dt 15,4). Como los grandes profetas del pasado,
Jesús procura reforzar la vida comunitaria en las aldeas de Galilea. El retoma
el sentido profundo del clan, de la familia, de la comunidad, como expresión de
la encarnación del amor de Dios en el amor hacia el prójimo.
4) Para la reflexión
personal
•
Vivir la fe en comunidad. ¿Cuál es el lugar y la influencia de las comunidades
en mi manera de vivir la fe?
•
Hoy, en grandes ciudades, la masificación promueve el individualismo que es lo
contrario de la vida en comunidad. ¿Qué estoy haciendo para combatir este mal?
5) Oración final
Yo
esperaba impaciente al Señor:
hacia
mí se inclinó
y
escuchó mi clamor.
Puso
en mi boca un cántico nuevo,
una
alabanza a nuestro Dios. (Sal 40,2.4)
Orden de los Carmelitas