miércoles, 21 de octubre de 2009

A QUIEN SE LE HA DADO MUCHO, SE LE EXIGIRÁ MUCHO

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la 29ª. semana del Tiempo Ordinario.

Evangelio según San Lucas 12,39-48.

Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada". Pedro preguntó entonces: "Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?". El Señor le dijo: "¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno? ¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo! Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si este servidor piensa: 'Mi señor tardará en llegar', y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles. El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo. Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más.

COMENTARIO

Muchos cristianos piensan que las exigencias del evangelio únicamente van dirigidas a sacerdotes, religiosas, religiosos, pastores y, en fin, a todos aquellos que se dedican al servicio de la Iglesia. Sin embargo, el evangelio nos advierte que las exigencias son iguales para todos los seguidores de Jesús.

La pregunta que Pedro le dirige a Jesús al terminar el ciclo de las enseñanzas dirigidas a los discípulos, pone en evidencia esta preocupación: «Este ejemplo, ¿lo dijiste para nosotros nada más o para todos?». Jesús no le contesta con un simple sí o no, sino que le ofrece toda una veta de reflexión a partir de una comparación que está centrada en el tema del trabajo continuo: "Feliz el servidor al que el Señor encuentre bien ocupado". Y la ocupación no consiste en aprovecharse del descuido del patrón para molestar a los demás empleados o para apropiarse de los bienes que pertenecen a todos. El trabajo consiste en realizar la misión que el Señor nos ha encomendado: anunciar la buena Nueva a los pobres, liberar a los cautivos dar vista a los ciegos (Lc, 4, 16).

A los cristianos se nos ha confiado mucho: una misión que consiste en crear comunidades de vida donde los seres humanos se realicen a plenitud. Como se nos ha confiado mucho, el Señor también nos exige mucho: el cristianismo no se puede hacer el de la vista gorda ni hacerse partidario del cinismo imperante. Debe denunciar todo lo que se opone al proyecto salvífico y luchar para crear las condiciones en que la vida humana se viva a plenitud.


Servicio Bíblico Latinoamericano
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