¡Amor y
paz!
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este
miércoles de la 29a semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.
Dios nos
bendice...
Lectio Divina: Lucas 12,39-48
Lectio
Miércoles, 23
Octubre , 2019
Tiempo
Ordinario
1) Oración
inicial
Dios todopoderoso y eterno, te
pedimos entregarnos a ti con fidelidad y servirte con sincero corazón. Por
nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según
Lucas 12,39-48
Entendedlo bien: si el dueño de casa
supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa.
Estad también vosotros preparados, porque cuando menos lo penséis, vendrá el
Hijo del hombre.» Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para
todos?» Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente
a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su
ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre
haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda.
Pero si aquel siervo se dice en su corazón: `Mi señor tarda en venir', y se
pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a
emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el
momento que no sabe, le castigará severamente y le señalará su suerte entre los
infieles. «Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha
preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el
que no la conoce y hace cosas que merecen azotes, recibirá pocos; a quien se le
dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más.
3) Reflexión
• El evangelio de hoy nos lanza de
nueva una exhortación a la vigilancia con otras dos parábolas. Ayer la parábola
era sobre el dueño y el empleado (Lc 12,36-38). Hoy, la primera parábola es
sobre el dueño de la casa y el ladrón (Lc 12,39-40) y la otra habla del
propietario y del administrador (Lc 12,41-47).
• Lucas 12,39-40: La parábola del
dueño de la casa y del ladrón. “Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a
qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. Estad
también vosotros preparados, porque cuando menos lo penséis, vendrá el Hijo del
hombre.” Así que como el dueño de la casa no sabe a qué hora llega el ladrón,
así nadie sabe la hora de llegada del hijo del Hombre. Jesús lo deja bien
claro: " Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el
cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre!" (Mc 13,32).
Hoy, muchas gente vive preocupada con
el fin del mundo. Por las calles de las ciudades, a veces se ve escrito sobre
los muros: ¡Jesús volverá! Hubo gente que, angustiada por la proximidad del fin
del mundo, llegó a cometer suicidio. Pero el tiempo pasa y ¡el fin no llega!
Muchas veces la afirmación “¡Jesús volverá!” es usada para meter miedo en las
personas y obligarlas a atender una determinada iglesia. De tanto esperar y
especular alrededor de la venida de Jesús, mucha gente deja de percibir su
presencia en medio de nosotros, en las cosas más comunes de la vida, en los
hechos de la vida diaria. Pues lo que importa no es saber la hora del fin del
mundo, sino tener una mirada capaz de percibir la venida de Jesús ya presente
en medio de nosotros en la persona del pobre (cf Mt 25,40) y en tantos otros
modos y acontecimientos de la vida de cada día.
• Lucas 12,41: La pregunta de Pedro.
“Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?" No se ve bien el
porqué de esta pregunta de Pedro. El evoca otro episodio, en el cual Jesús
responde a una pregunta similar, diciendo: “A vosotros os he dado conocer el
misterio del Reino de Dios, pero a los otros todo les es dado a conocer en
parábolas” (Mt 13,10-11; Lc 8,9-10).
• Lucas 12,42-48ª: La parábola del
dueño y del administrador. En la respuesta de Pedro Jesús formula otra pregunta
en forma de parábola: “¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a
quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su
ración conveniente?” Inmediatamente después, Jesús mismo en la parábola da la
respuesta: el buen administrador es aquel que cumple su misión de siervo, que
nunca usa los bienes recibidos para su propio provecho, y que está siempre
vigilante y atento. Es posible que sea una respuesta indirecta a la pregunta de
Pedro, como si dijera: “Pedro, ¡la parábola es realmente para ti! A ti te
incumbe saber administrar bien la misión que Dios te da como coordinador de las
comunidades. En este sentido, la respuesta vale también para cada uno de
nosotros. Y allí toma mucho sentido la advertencia final: “a quien se le dio
mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más.”.
• La llegada del Hijo del Hombre y el
fin del mundo. La misma problemática había en las comunidades cristianas de los
primeros siglos. Mucha gente de las comunidades decían que el fin del mundo
estaba cerca y que Jesús volvería después. Algunas comunidades de Tesalónica en
Grecia, apoyando la predicación de Pablo, decían: “¡Jesús volverá!” (1 Tes
4,13-18; 2 Tes 2,2). Por esto, había personas que habían dejado de trabajar,
porque pensaban que la venida fuera cosa de pocos días o semanas. Trabajar
¿para qué, si Jesús iba a volver? (cf 2Ts 3,11). Pablo responde que no era tan
simple como se lo imaginaban. Y a los que no trabajaban decía. “Quien no
trabaja, ¡no tiene derecho a comer!” Otros se quedaban mirando al cielo,
aguardando el retorno de Jesús sobre las nubes (cf He 1,11).
Otros se quejaban de la demora (2Pd
3,4-9). En general, los cristianos vivían en la expectativa de la venida
inminente de Jesús. Jesús venía a realizar el Juicio Final para terminar con la
historia injusta de este mundo de aquí abajo e inaugurar la nueva fase de la
historia, la fase definitiva del Nuevo Cielo y de la Nueva Tierra. Pensaban que
esto acontecería dentro de una o de dos generaciones. Mucha gente seguiría con
vida cuando Jesús iba a aparecer glorioso en el cielo (1Ts 4,16-17; Mc 9,1).
Otros, cansados de esperar, decían:
“¡No volverá nunca!” (2 Pd 3,4). Hasta hoy, la venida final de Jesús no ha
ocurrido. ¿Cómo entender esta tardanza? Supone que ya no percibimos que Jesús
volvió, que está en medio de nosotros: “Y he aquí que yo estoy con vosotros
todos los días hasta el fin del mundo." (Mt 28,20). El ya está con
nosotros, a nuestro lado, en la lucha por la justicia, por la paz y por la
vida. La plenitud no ha llegado todavía, pero una muestra o garantía del Reino
ya está en medio de nosotros. Por esto, aguardamos con firme esperanza la plena
liberación de la humanidad y de la naturaleza (Rm 8,22-25). Y en cuanto
esperamos y luchamos, decimos con certeza: “¡El ya está en medio de nosotros!”
(Mt 25,40).
4) Para la reflexión
personal
• La respuesta de Jesús a Pedro sirve
también para nosotros, para mí. ¿Soy un buen administrador/a de la misión que
recibí?
• ¿Cómo hago para estar vigilante
siempre?
5) Oración final
¡De la salida del sol hasta su ocaso,
sea alabado el nombre del Señor!
¡Excelso sobre los pueblos Señor,
más alta que los cielos su gloria!
(Sal 113,3-4)
Orden de los Carmelitas