¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este lunes de la 5ª
semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.
Hoy celebramos la memoria de Nuestra Señora de Lourdes, a quien le pedimos que
interceda por nosotros.
Dios bendice...
LECTIO DIVINA: MARCOS
6,53-56
Lectio:
Lunes, 11 febrero,
2019
1) Oración
Vela, Señor, con amor continuo sobre tu familia; protégela y defiéndela siempre, ya que sólo en ti ha puesto su esperanza. Por nuestro Señor.
Vela, Señor, con amor continuo sobre tu familia; protégela y defiéndela siempre, ya que sólo en ti ha puesto su esperanza. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Marcos 6,53-56
Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida, recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.
3) Reflexión
• El texto del Evangelio de hoy es la parte final del conjunto más amplio de Marcos 6,45-56 que comprende tres asuntos diferentes: a) Jesús sube solo a la montaña para rezar (Mc 6,45-46). b) Enseguida, al ir sobre las aguas, va al encuentro de los discípulos que luchan contra las olas del mar (Mc 6,47-52). c) Ahora, en el evangelio de hoy, estando ya en tierra la gente busca a Jesús para que sane sus enfermedades (Mc 6,53-56).
• Marcos 6,53-56. La gente
le busca. “Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron.
Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida, recorrieron toda aquella
región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que él
estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a
los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su
manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados”.
La gente busca a Jesús y
acude numerosa. Viene de todos los lados, cargando a los enfermos. Lo que llama
la atención es el entusiasmo de la gente que reconoce a Jesús y le va detrás.
Lo que impulsa a esta búsqueda de Jesús no es sólo el deseo de encontrarse con
él, de estar con él, sino también el deseo de que él sane sus enfermedades.
“recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en
camillas adonde oían que él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos,
ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que
tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados”.
El evangelio de Mateos comenta e ilumina este hecho citando la figura del
Siervo de Yahvé, del cual Isaías dice: “Cargó sobre sí todas nuestras
enfermedades” (Is 53,4 y Mt 8,16-17).
• Enseñar y curar, curar y
enseñar. Desde el comienzo de su actividad apostólica, Jesús anda por todos los
poblados de Galilea para hablar a la gente sobre el Reino de Dios que está por
llegar (Mc 1,14-15). Allí donde no encuentra gente para escucharle, habla y
transmite la Buena Nueva de Dios, y acoge y sana a los enfermos, en cualquier
lugar: en las sinagogas durante la celebración de la Palabra los sábados (Mc
1,21; 3,1; 6,2); en reuniones informales en casas de amigos (Mc 2,1.15; 7,17;
9,28; 10,10); andando por el camino con los discípulos (Mc 2,23); a lo largo
del mar en la playa, sentado en un barco (Mc 4,1); en el desierto donde se
refugia y donde la gente le busca (Mc 1,45; 6,32-34); en la montaña, de donde
proclama las bienaventuranzas (Mt 5,1); en las plazas de las aldeas y ciudades,
donde la gente carga a los enfermos (Mc 6,55-56); en el Templo de Jerusalén, en
ocasión de las romerías, diariamente, ¡sin miedo (Mc 14,49)! Curar y enseñar,
enseñar y curar era lo que Jesús más hacía (Mc 2,13; 4,1-2; 6,34). Era lo que
siempre hacía (Mc 10,1). La gente quedaba admirada (Mc 12,37; 1,22.27; 11,18) y
le buscaba.
• En la raíz de este gran
entusiasmo de la gente estaba, por un lado, la persona de Jesús, que llamaba y
atraía, y, por el otro, el abandono de la gente que era como oveja sin pastor
(cf. Mc 6,34). En Jesús, ¡todo era revelación de aquello que lo animaba por
dentro! El no solamente hablaba sobre Dios, sino que más bien lo revelaba.
Comunicaba algo de lo que el mismo vivía y experimentaba. No sólo anunciaba la
Buena Nueva del Reino. El mismo era una prueba, un testimonio vivo del Reino.
En él aparece aquello que acontece cuando un ser humano deja que Dios reine en
su vida. Lo que vale no son sólo sus palabras, sino sobre todo el testimonio,
el gesto concreto. ¡Esta es la Buena Nueva del Reino que atrae!
4) Para la reflexión
personal
• El entusiasmo de la
gente en busca de Jesús, en busca de un sentido de la vida y una solución para
sus males. ¿Dónde hay esto hoy? ¿Lo hay en ti, en mí?
• Lo que llama la atención es la actitud cariñosa de Jesús hacia los pobres y los abandonados. Y yo ¿cómo me comporto con las personas excluidas de la sociedad?
• Lo que llama la atención es la actitud cariñosa de Jesús hacia los pobres y los abandonados. Y yo ¿cómo me comporto con las personas excluidas de la sociedad?
5) Oración final
¡Cuán numerosas tus obras,
Señor!
Todas las hiciste con sabiduría,
de tus creaturas se llena la tierra.
¡Bendice, alma mía, al Señor! (Sal 104,24.35)
Todas las hiciste con sabiduría,
de tus creaturas se llena la tierra.
¡Bendice, alma mía, al Señor! (Sal 104,24.35)
Orden de los Carmelitas