¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este lunes de la 17ª
semana del Tiempo Ordinario, Ciclo B.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA: LUCAS
10,25-37
Lectio:
Lunes, 8 octubre,
2018
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y
eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te
suplican; derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra
conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a
pedir. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Lucas
10,25-37
Se levantó un legista y
dijo, para ponerle a prueba: «Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia
vida eterna?» Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió:
«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus
fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.» Díjole entonces:
«Bien has respondido. Haz eso y vivirás.» Pero él, queriendo justificarse, dijo
a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de
Jerusalén a Jericó y cayó en manos de salteadores que, después de despojarle y
darle una paliza, se fueron, dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por
aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita
que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de
camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión. Acercándose, vendó sus
heridas, echando en ellas aceite y vino; y le montó luego sobre su propia
cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacó dos
denarios y se los dio al posadero, diciendo: `Cuida de él y, si gastas algo
más, te lo pagaré cuando vuelva.' ¿Quién de estos tres te parece que fue
prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la
misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo.»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy nos
presenta la parábola del Buen Samaritano. Meditar una parábola es lo mismo que
profundizar en la vida, para descubrir en ella los llamados de Dios. Al
descubrir el largo viaje de Jesús hacia Jerusalén (Lc 9,51 a 19,28), Lucas
ayuda a las comunidades a comprender mejor en qué consiste la Buena Nueva del
Reino. Lo hace presentando a personas que vienen a hablar con Jesús y le
plantean preguntas. Eran preguntas reales de la gente al tiempo de Jesús y eran
también preguntas reales de las comunidades del tiempo de Lucas. Así, en el
evangelio de hoy, un doctor de la ley pregunta: "¿Qué he de hacer para
tener en herencia vida eterna?" La respuesta, tanto del doctor como de
Jesús, ayuda a comprender mejor el objetivo de la Ley de Dios.
• Lucas 10,25-26:
"¿Qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?" Un doctor,
conocedor de la ley, quiere provocar la pregunta: "¿Qué he de hacer para
tener en heredad vida eterna?" El doctor piensa que tiene que hacer algo
para poder heredar. El quiere garantizarse la herencia por su propio esfuerzo.
Pero una herencia no se merece. La herencia la recibimos simplemente por ser
hijo o hija. ”Así, pues, ya no eres esclavo, sino hijo, y tuya es la herencia
por gracia de Dios”. (Gal 4,7). Como hijos y hijas no podemos hacer nada para
merecer la herencia. ¡Podemos perderla!
• Lucas 10,27-28: La
respuesta del doctor. Jesús responde con una nueva pregunta: “¿Qué está escrito
en la Ley?" El doctor responde correctamente. Juntando dos frases de la
Ley, él dice: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti
mismo." La frase viene del Deuteronomio (Dt 6,5) y del Levítico (Lev
19,18). Jesús aprueba la respuesta y dice: "¡Haz esto y vivirás!" Lo
importante, lo principal, ¡es amar a Dios! Pero Dios viene hasta mí, en el
prójimo. El prójimo es la revelación de Dios para conmigo. Por esto, he de amar
también a mi prójimo con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi fuerza
y con todo mi entendimiento.
• Lucas 10,29: "¿Y
quién es mi prójimo?" Queriendo justificarse, el doctor pregunta: "¿Y
quién es mi prójimo?" El quiere saber para él:"¿En qué prójimo Dios
viene hasta mi?" Es decir, ¿cuál es la persona humana prójima a mí que es
revelación de Dios para mi? Para los judíos, la expresión prójimo iba ligada al
clan. Aquel que no pertenecía al clan, no era prójimo. Según el Deuteronomio,
podían explotar al “extranjero”, pero no al “prójimo” (Dt 15,1-3). La
proximidad se basaba en lazos de raza y de sangre. Jesús tiene otra forma de
ver, que expresa en la parábola del Buen Samaritano.
• Lucas 10,30-36: La
parábola:
a) Lucas 10,30: El asalto
por el camino de Jerusalén hacia Jericó. Entre Jerusalén y Jericó se encuentra
el desierto de Judá, refugio de revoltosos, marginados y asaltantes. Jesús
cuenta un caso real, que debe haber ocurrido muchas veces. “Bajaba un hombre de
Jerusalén a Jericó y cayó en manos de salteadores que, después de despojarle y
darle una paliza, se fueron, dejándole medio muerto.”
b) Lucas 10,31-32: Pasa un
sacerdote, pasa un levita. Casualmente, pasa un sacerdote y, acto seguido, un
levita. Son funcionarios del Templo, de la religión oficial. Los dos vieron al
hombre asaltado, pero pasaron adelante. ¿Por qué no hicieron nada? Jesús no lo
dice. Deja que nosotros supongamos o nos identifiquemos. Tiene que haber
ocurrido varias veces, tanto en tiempo de Jesús, como en tiempo de Lucas. Hoy
también acontece: una persona de Iglesia pasa cerca de un hombre sin darle
ayuda. Puede que el sacerdote y el levita tengan una justificación: "¡No
es mi prójimo!" o: "El es impuro y si lo toco, ¡yo también quedo
impuro!" Y hoy: "¡Si ayudo, pierdo la misa del domingo, y peco
mortalmente!"
c) Lucas 10,33-35: Pasa un
samaritano. Enseguida, llega un samaritano que estaba de viaje. Ve, es movido a
compasión, se acerca, cuida las llagas, le monta sobre su cabalgadura, le lleva
a la hospedería, da al dueño de la hospedería dos denarios, el sueldo de dos
días, diciendo: "Cuida de él y si gastas algo más te lo pagaré cuando
vuelva." Es la acción concreta y eficaz. Es la acción progresiva: llevar,
ver, moverse a compasión, acercarse y salir para la acción. La parábola dice
"un samaritano que estaba de viaje". Jesús también iba de viaje hacia
Jerusalén. Jesús es el buen samaritano. Las comunidades deben ser el buen
samaritano.
• Lucas 10,36-37: ¿Quién
de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los
salteadores?” Él dijo: “El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús:
«Vete y haz tú lo mismo.” Al comienzo el doctor había preguntado: “¿Quién es mi
prójimo?” Por detrás de la pregunta estaba la preocupación consigo mismo. El
quería saber: "¿A quién Dios me manda amar, para que yo pueda tener paz en
mi conciencia y decir: Hizo todo lo que Dios me pide: "¿Quién de estos
tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?"
La condición del prójimo no depende de la raza, del parentesco, de la simpatía,
de la cercanía o de la religión. La humanidad no está dividida en prójimo y no
prójimo. Para que tu sepas quién es tu prójimo, esto depende de que tu llegues,
veas, te muevas a compasión y te acerques. Si tu te aproxima, te acercas, el
otro será tu prójimo! Depende de ti y no del otro! Jesús invierte todo y quita
la seguridad que la observancia de
la ley podría dar al
doctor.
• Los Samaritanos. La
palabra samaritano viene de Samaría, capital del reino de Israel en el Norte.
Después de la muerte de Salomón, en el 931 antes de Cristo, las diez tribus del
Norte se separaron del reino de Judá en el Sur y formaron un reino
independiente (1 Re 12,1-33). El Reino del Norte sobrevivió durante unos 200
años. En el 722, su territorio fue invadido por Asiria. Gran parte de su
población fue deportada (2 Re 17,5-6) y gente de otros pueblos fue traída hacia
Samaria (2 Rs 17,24). Hubo mezcla de raza y de religión (2 Re 17,25-33). De
esta mezcla nacieron los samaritanos. Los judíos del Sur despreciaban a los
samaritanos considerándolos infieles y adoradores de falsos dioses (2 Re
17,34-41). Había muchas ideas preconcebidas contra los samaritanos. Eran mal
vistos. De ellos se decía que tenían una doctrina equivocada y que no formaban
parte del pueblo de Dios. Algunos llegaban hasta el punto de decir que ser
samaritano era cosa del diablo (Jn 8,48). Muy probablemente, la causa de este
odio no era sólo la raza y la religión. Era también un problema político y
económico, enlazado con la posesión de la tierra. Esta rivalidad perduró hasta
el tiempo de Jesús. Sin embargo Jesús los pone como modelo para los demás.
4) Para la reflexión
personal
• El samaritano de la
parábola no pertenecía al pueblo judío, pero hacía lo que Jesús pedía. ¿Hoy
acontece lo mismo? ¿Conoces a gente que no va a la Iglesia pero que vive lo que
el evangelio pide? ¿Quién es hoy el sacerdote, el levita y el samaritano?
• El doctor pregunta:
“¿Quién es mi prójimo?” Jesús pregunta: “¿Quién fue prójimo del hombre
asaltado?” Son dos perspectivas diferentes: el doctor pregunta desde sí. Jesús
pregunta desde las necesidades del otro. Mi perspectiva ¿cuál es?
5) Oración final
Doy gracias al Señor de
todo corazón,
en la reunión de los justos y en la comunidad.
Grandes son las obras del Señor,
meditadas por todos que las aman. (Sal 111,1-2)
en la reunión de los justos y en la comunidad.
Grandes son las obras del Señor,
meditadas por todos que las aman. (Sal 111,1-2)
Orden de los Carmelitas