¡Amor y paz!
Ocho días antes de
Navidad, la Iglesia nos propone "los evangelios de la infancia".
Estas páginas tienen un carácter particular, bastante diferente al resto del
Evangelio: los evangelistas no han sido testigos directos, como lo fueron de
los sucesos que vivieron con Jesús, desde su bautismo hasta su ascensión.
Recordemos que con estos acontecimientos comienza el relato de Marco.
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en esta Feria de Adviento: Semana antes de Navidad (18 dic.)
Dios
los bendiga…
Evangelio según San Mateo 1,18-24.
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados". Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros". Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa,
Comentario
Los problemas que debemos
enfrentar a diario son de tal magnitud que se presentan como superiores a
nuestras fuerzas. De ahí la tentación de esperar su solución del recurso mágico
a fuerzas superiores situadas por encima de nuestra existencia. En este
contexto, el segundo día preparatorio a Navidad nos invita a recorrer otro
camino.
El centro de Mt 1,18-24 lo
constituye el v. 23 que consigna el cumplimiento de la profecía de Is.7,14:
"le pondrán de nombre Emmanuel, que significa 'Dios con nosotros'".Y
esta presencia de Dios no está conectada a aparatosos acontecimientos sino al
nacimiento de un niño, símbolo de la debilidad y de la pequeñez.
El Dios con nosotros se ha
puesto de manifiesto en la existencia de Jesús. Primeramente en su nacimiento,
pero también a lo largo de una existencia que comparte la debilidad humana.
Gracias a ella, Jesús puede, al final del Evangelio dirigirse a los discípulos
diciendo: "Se me ha dado plena autoridad... Yo estoy con ustedes cada día
hasta el fin del mundo" (Mt 28,18-20).
Esta característica de las
intervenciones de Dios se realiza en un Mesías situado "con" y no
"por encima de" su pueblo. El significado del nombre de Jesús asocia
indisolublemente al Mesías con su pueblo: "Le pondrás de nombre Jesús
porque él salvará a su pueblo de los pecados" (v. 21). La salvación, por
tanto, sólo se puede ser construida a partir de una profunda comunión de Dios
con la debilidad de los seres humanos.
Los personajes y acciones
del relato subrayan a cada paso este elemento casi insignificante de la
realidad humana. José toma conciencia de su llamada a partir de un sueño, uno
más de la larga cadena en la historia salvífica; la virginidad, como en el
pasado la esterilidad, se presenta con la capacidad de crear vida; el
cumplimiento de la orden no exige una acción para la que se haga necesario la
realización de acciones extraordinarias.
Pero esta historia
aparentemente insignificante es la trama sobre la que se teje la actuación de
Dios. En el sueño es el ángel del Señor que se hace presente: el embarazo
"viene del Espíritu Santo", de la acción del niño depende la
salvación de todo el pueblo.
Y la revelación debe
llenar de certeza la vida de José. Para él se pronuncia el "no
temas", inicio de los oráculos de salvación que marcan toda la historia de
comunicación de Dios con su pueblo. Y esta certeza lo lleva al cumplimiento de
la orden.
La certeza brota de una
Palabra que realiza lo prometido: "para que se cumpliera lo que dijo el
Señor por medio del profeta". De ella depende la realización de las
promesas. Estas conciernen a José, y conciernen a todo su pueblo.
Cuando la comunidad, hoy
como en tiempos de Mateo, descubre su impotencia y su pequeñez, debe volver a
la memoria de este relato para descubrir dentro de sí la presencia de Dios que
se ha ligado con ella para la realización de la salvación. También para ella se
pronuncia el oráculo que le impulsa a enfrentar dificultades a simple vista
insuperables con serenidad y sin angustia.
Diario Bíblico.
Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica)