miércoles, 30 de septiembre de 2015

Para seguir a Jesús no bastan las buenas intenciones

¡Amor y paz!

Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este miércoles de la XXVI Semana del Tiempo Ordinario.

Dios nos bendice…

Evangelio según San Lucas 9,57-62.
Mientras Jesús y sus discípulos iban caminando, alguien le dijo a Jesús: "¡Te seguiré adonde vayas!". Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". Y dijo a otro: "Sígueme". El respondió: "Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre". Pero Jesús le respondió: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios". Otro le dijo: "Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos". Jesús le respondió: "El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios".
Comentario

Muchos de los que aspiraban a ser seguidores de Jesús nunca pasaban de la buena intención. La mayoría se rezagaban en el camino; les interesaba de alguna manera el llamado de Jesús, pero las preocupaciones inmediatas los confundían.

El primero se pone a pensar largo pues Jesús le pone en evidencias que él no le ofrece seguridades de ningún tipo. El seguidor de Jesús debe aprender a vivir más libre de las ataduras que los animales silvestres.

El segundo se pone a considerar el momento oportuno y este no corresponde con el llamado de Jesús. Este discípulo, que puede ser cualquiera de nosotros, le dice a Jesús que lo seguirá pero siempre y cuando sus progenitores hayan fallecido. Por lo tanto, el maestro debe esperar hasta que el padre haya muerto y el candidato de discípulo haya asegurado la herencia para que esté disponible para el seguimiento. Jesús le contesta con una frase tajante: si usted se dedica a anunciar el evangelio abandone las preocupaciones de la herencia y ponga manos a la obra ahora mismo, que para mañana es tarde.

El tercero espera el reconocimiento de sus parientes, su apoyo, para afiliarse al grupo de discípulos. Jesús lo confronta poniéndole en evidencia como las exigencias y la urgencia del seguimiento no dan para que un ser humano adulto espere la aprobación de los demás para hacer lo que le corresponde.

Las exigencias dirigidas a los discípulos fueron efectivas en el pasado y hoy conservan todo su vigor. El llamado requiere decisión, entrega y responsabilidad. Sólo los seres humanos dispuestos a ser libres se incorporan a la comunidad de discípulos y emprenden el camino del Maestro.

Servicio Bíblico Latinoamericano