¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este sábado de la 1ª semana de Cuaresma,
ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio
Divina: Mateo 5,43-48
Lectio
Sábado,
7 de marzo de 2020
Tiempo de Cuaresma
1)
Oración inicial
Dios, Padre Eterno, vuelve hacia ti nuestros corazones,
para que, consagrados a tu servicio, no busquemos sino a ti, lo único
necesario, y nos entreguemos a la práctica de las obras de misericordia. Por
nuestro Señor.
2)
Lectura
Del santo Evangelio según Mateo 5,43-48
Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a
tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os
persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su
sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a
los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los
publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de
particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos
como es perfecto vuestro Padre celestial.
3)
Reflexión
• En el evangelio de hoy vemos como Jesús interpreta el
mandamiento “No matarás” para que su observancia lleve a la práctica del amor.
Además de “No matarás” (Mt 5,21), Jesús cita otros cuatro mandamientos del
antigua ley: no cometerás adulterio (Mt 5,27), no jurarás en falso (Mt 5,33),
ojo por ojo, diente por diente (Mt 5,38) y, en el evangelio de hoy: “Amarás a
tu prójimo y odiarás a tu enemigo” (Mt 5,43). Así, por cinco veces en conjunto,
Jesús critica y completa la manera antigua de observar estos mandamientos y
apunta hacia un camino nuevo para alcanzar el objetivo de la ley que es la
práctica del amor (Mt 5,22-26; 5, 28-32; 5,34-37; 5,39-42; 5,44-48).
• Amar a los enemigos. En el Evangelio de hoy, Jesús cita
la antigua ley que decía: “Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”. Este
texto no se encuentra tal cual en el Antiguo Testamento. Se trata más bien de
una mentalidad reinante, segundo la cual la gente no veían ningún problema en
que una persona odiara a su enemigo. Jesús no está de acuerdo y dice “Pero yo
les digo Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan”. Y expone la
motivación: “Pues, si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener?
Los cobradores de impuestos ¿no hacen eso mismo? Y si no saludáis más que a
vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo los gentiles?
Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.” Jesús
nos lo muestra. En la hora de ser crucificado observó aquello que enseñó.
• Padre, ¡perdona! ¡Ellos no saben lo que hacen! Un
soldado tomó la mano de Jesús en el brazo de la cruz, clavó un clavo y empezó a
dar golpes. Varias veces. Salí sangre. El cuerpo de Jesús se contorcía de
dolor. El soldado, un mercenario, ignorante, ajeno a lo que estaba haciendo y a
lo que estaba ocurriendo alrededor, continuaba dando golpes como si fuera un
trozo de pared de la casa y estuviera colgando un cuadro. En ese momento Jesús
pidió por el soldado que lo torturaba y dirigió esta plegaria a su Padre:
“¡Padre, perdona! No saben lo que hacen”. Amó al soldado que lo mataba. Por más
que quisiesen, la falta de humanidad no logró apagar en Jesús la humanidad y el
amor. Lo tomaron, escupieron en su rostro, le rieron a la cara, hicieron de él
un rey payaso con una corona de espinas sobre la cabeza, lo torturaran, lo
obligaron a ir por las calles como un criminal, tuvo que oír los insultos de
las autoridades religiosas, en el calvario lo dejaron totalmente desnudo a la
vista de todos y de todas. Pero el veneno de la falta de humanidad no consiguió
alcanzar la fuente de amor y de humanidad que brotaba desde dentro de Jesús. El
agua del amor que brotaba desde dentro era más fuerte que el veneno del odio
que venía de fuera. Mirando a aquel soldado Jesús tuvo dolor y rezó por él y
por todos: “¡Padre perdona!” Y hasta añadió una disculpa: “No saben lo que
hacen”. Jesús se hizo solidario con aquellos que lo torturaban y maltrataban.
Era como el hermano que va con sus hermanos ante en juez y él, víctima de sus
hermanos, dice al juez: “Son mis hermanos, sabe usted, son unos ignorantes.
Perdónelos. ¡Se mejorarán!” Amó al enemigo.
• Sed perfecto como el Padre del cielo es perfecto. Jesús
no quiere solamente un cambio superficial, porque nada cambiaría. El quiere
cambiar el sistema de la convivencia humana. La Novedad que quiere construir
viene de la nueva experiencia que tiene de Dios como Padre lleno de ternura
¡que acoge a todos! Las palabras de amenazas contra los ricos no pueden ser
para los pobres una ocasión de venganza. Jesús manda tener la actitud
contraria: “¡Amad a vuestros enemigos!" El verdadero amor no puede
depender de lo que yo recibo del otro. El amor debe querer el bien del otro
independientemente do lo que él hace por mí. Pues así es el amor de Dios por
nosotros.
4)
Para una reflexión personal
• Amar a los enemigos. ¿Será que soy capaz de amar a mis
enemigos?
5)
Oración final
Dichosos los que caminan rectamente,
los que proceden en la ley del Señor.
Dichosos los que guardan sus preceptos,
los que lo buscan de todo corazón. (Sal 119,1-2)
los que proceden en la ley del Señor.
Dichosos los que guardan sus preceptos,
los que lo buscan de todo corazón. (Sal 119,1-2)
Orden de los Carmelitas