¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a
leer y meditar la 1ª. Lectura y el Evangelio de la Santa Misa, así como el comentario,
en este viernes de la V semana de Cuaresma.
Dios nos bendice…
Jeremías
20,10-13
Oía el cuchicheo de la gente: "Pavor en torno; delatadlo, vamos a delatarlo." Mis amigos acechaban mi traspié: "A ver si se deja seducir, y lo abatiremos, lo cogeremos y nos vengaremos de él." Pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso con sonrojo eterno que no se olvidará. Señor de los ejércitos, que examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón, que yo vea la venganza que tomas de ellos, porque a ti encomendé mi causa. Cantad al Señor, alabad al Señor, que libró la vida del pobre de manos de los impíos.
Evangelio según San Juan 10,31-42.
Los judíos tomaron piedras para apedrearlo. Entonces Jesús dijo: "Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?". Los judíos le respondieron: "No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios". Jesús les respondió: "¿No está escrito en la Ley: Yo dije: Ustedes son dioses? Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra -y la Escritura no puede ser anulada- ¿Cómo dicen: 'Tú blasfemas', a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: "Yo soy Hijo de Dios"? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre". Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos. Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado, y se quedó allí. Muchos fueron a verlo, y la gente decía: "Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad". Y en ese lugar muchos creyeron en él.
Comentario
1. Más allá del miedo
1.1 Los tiempos que
vivimos han quedado sellados por una palabra: "terrorismo". El miedo
ha entrado en nuestras vidas de muchos modos: pavor de una epidemia por
enfermedades nuevas; desasosiego por los vaivenes caprichosos y crueles de la
economía; incertidumbre ante las fuerzas en conflicto en países como Colombia;
inseguridad física por la delincuencia; escepticismo ante la gestión económica
y política de los poderosos de nuestras naciones o de otros pueblos; dolor ante
las crueldades del fundamentalismo, el satanismos o las guerras de religión;
miedo incluso de una guerra total o... de un cometa que caiga sobre el planeta
Tierra y nos extinga, como un día se extinguieron los dinosaurios.
1.2 La vida de Jeremías
fue una vida marcada por muchos miedos, especialmente debidos a la
incomprensión y dureza de su propio pueblo. Marcado por una soledad dolorosa,
que no carecía de significado en el conjunto de su ministerio profético, este
hombre admirable vivió con intensidad singular lo que significa "amar a
Dios sobre todas las cosas". En su voz, aterrada por las amenazas de sus
enemigos, sigue siendo más fuerte el amor a Dios y a su alianza.
1.3 Tal es la fuerza de la
fe. No es un blindaje que nos impide sentir la oposición, la burla, el dolor o
la incomprensión. No es una anestesia que nos distrae mientras el mundo nos
ataca con su crueldad o nos castiga con su indiferencia. Es una luz
sobrenatural que nos permite reconocer detrás de toda bruma el esplendor de un
amor que se ha entregado entero por nosotros; es una energía interior que nos
mueve más allá de nosotros mismos a una fidelidad que no es otra cosa sino la
fidelidad divina obrando adentro de quienes han estado dispuestos a creer.
2. La causa de la muerte
2.1 Mucho se ha hablado de
la causa de la muerte de Jesús. Hay quienes ven en esa muerte el desenlace
esperable para un revolucionario que se atrevió a cuestionar los poderes
económicos y sociales de su tiempo. Hay quienes ven en su muerte un episodio
más del juego de alianzas entre Roma y Judea, un "accidente" en la
trama política de la época. Hay quienes buscan otras explicaciones, sin
descartar una especie de suicidio por afán de coherencia o por exasperación
ante un estado de cosas.
2.2 Estamos a las puertas
de la Semana Santa y pronto escucharemos los textos de la Pasión del Señor. No
es lo mismo mirar un accidente, un suicidio o un crimen político que ver en el
dolor y en la muerte de Cristo un evento que perdona pecados y trae salvación.
Y para esto segundo nos ayuda el turbio episodio de hoy, en que vemos una
acusación clara de parte de los enemigos del Señor: "No es por ninguna
obra buena que queremos apedrearte, sino por haber blasfemado. Pues tú, siendo
hombre, te haces Dios".
2.3 Sin duda, en la muerte
de Cristo confluyen muchos factores, y esto no debe extrañarnos pues muchos son
los rostros de la maldad. La injusticia económica y la corrupción política
pueden haber obrado tanto como la fría sevicia de un Pilatos o la envidia
religiosa y el falso celo de fariseos y saduceos.
2.4 Lo importante es
descubrir que detrás de muchas maldades hay un misterio de iniquidad que hunde
sus raíces muy profundamente en el alma humana. Y saber que Cristo tenía esto
muy claro que nos amó "hasta el extremo". Y agradecer con corazón
creyente que nos haya amado así y que haya orado con ese amor por nosotros
precisamente cuando pretendíamos arrebatarle la vida.
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