¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este lunes de la 6ª semana del Tiempo Ordinario,
ciclo A:
Dios nos bendice...
Lectio:
Marcos 8,11-13
Lectio
Lunes,
17 de febrero de 2020
Tiempo Ordinario
1)
Oración inicial
Señor, tú que te complaces en habitar en los rectos y
sencillos de corazón; concédenos vivir por tu gracia de tal manera, que
merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por nuestro Señor.
2)
Lectura
Del santo Evangelio según Marcos 8,11-13
Y salieron los fariseos y comenzaron a discutir con él,
pidiéndole un signo del cielo, con el fin de ponerle a prueba. Dando un
profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dice: «¿Por qué esta generación pide
un signo? Yo os aseguro: no se dará a esta generación ningún signo.» Y,
dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta.
3)
Reflexión
• Marcos 8,11-13: Los fariseos piden un signo del cielo.
El Evangelio de hoy presenta una discusión de los fariseos con Jesús. Al igual
que Moisés en el Antiguo Testamento, Jesús había dado de comer al pueblo en el
desierto, realizando la multiplicación de los panes (Mc 8,1-10). Señal de que
se presentaba ante el pueblo como un nuevo Moisés. Pero los fariseos no fueron
capaces de percibir el significado de la multiplicación de los panes.
Comenzaron a discutir con Jesús y piden un signo “venido del cielo”. No habían entendido
nada de lo que Jesús había hecho. “Jesús suspira profundamente”, probablemente
de desahogo y de tristeza ante una ceguera tan grande. Y concluye “¡No se dará
a esta generación ningún signo!” Los dejó y se fue a la otra orilla del lago.
No sirve de nada mostrar una linda pintura a quien no quiere abrir los ojos.
¡Quien cierra los ojos no puede ver!
• El peligro de la ideología dominante. Aquí se percibe
claramente la “levadura de Herodes y de los fariseos” (Mc 8,15), la ideología
dominante de la época, hacía perder a las personas la capacidad de analizar con
objetividad los eventos. Esa levadura venía de lejos y hundía sus profundas
raíces en la vida de la gente. Llegó a contaminar la mentalidad de los
discípulos y en ellos se manifestaba de muchas maneras. Con la formación que
Jesús les daba él trataba de luchar en contra de esa levadura y de erradicarla.
• He aquí algunos ejemplos de esta ayuda fraterna de
Jesús a los discípulos.
a) Mentalidad de grupo cerrado. Un cierto día, alguien
que no era de la comunidad, usó el nombre de Jesús para expulsar demonios. Juan
vio y prohibió: “Se lo impedimos porque no es de los nuestros” (Mc 9,38). Juan
pensaba tener monopolio sobre Jesús y quería prohibir que otros usasen su
nombre para hacer el bien. Quería una comunidad encerrada en sí misma. Era la
levadura del "¡Pueblo elegido, Pueblo separado!". Jesús responde:
"¡No lo impidáis!... ¡Quien no está en contra está por nosotros!" (Mc
9,39-40).
b) Mentalidad de grupo que se considera superior a los
otros. Una vez, los samaritanos no quisieron acoger a Jesús. La reacción de
algunos discípulos fue inmediata: “¡Que un fuego del cielo baje sobre este
pueblo!” (Lc 9,54). Pensaban que, por el hecho de estar con Jesús, todos
deberían acogerlos. Pensaban tener a Dios de su lado para defenderlos. Era la
levadura del “¡Pueblo elegido, Pueblo privilegiado!”. Jesús los reprehende:
"Vosotros no sabéis con qué espíritu estáis siendo animados" (Lc
9,55).
c) Mentalidad de competición y de prestigio. Los
discípulos discutían entre ellos para obtener el primer puesto (Mc 9,33-34).
Era la levadura de clase y de competitividad, que caracterizaba la religión
oficial y a la sociedad del Imperio Romano. Se infiltraba ya en la pequeña
comunidad alrededor de Jesús. Jesús reacciona y manda tener la mentalidad
contraria: "El primero sea el último" (Mc 9, 35).
d) Mentalidad de quien margina al pequeño. Los discípulos
alejaban a los críos. Era la levadura de la mentalidad de la época, segundo la
cual los niños no contaban y debían de ser disciplinados por los adultos. Jesús
los reprocha: ”¡Dejad que los niños vengan a mí!” (Mc 10,14). El coloca a los
niños como profesores de los adultos: “Quien no recibe el Reino como un niño,
no puede entrar en el Reino” (Lc 18,17).
• Como en el tiempo de Jesús, también hoy la mentalidad
neoliberal de la ideología dominante renace y reaparece hasta en la vida de las
comunidades y de las familias. La lectura orante del evangelio, hecha en
comunidad, puede ayudarnos a cambiar en nosotros la visión de las cosas y a profundizar
en nosotros la conversión a la fidelidad que Jesús nos pide.
4)
Para la reflexión personal
• Ante la alternativa: tener fe en Jesús o pedir un signo
del cielo, los fariseos querían un signo del cielo. No fueron capaces de creer
en Jesús. ¿Me ocurrió algo así a mí también? ¿Qué escogí?
• La levadura de los fariseos impedía a los discípulos y
a las discípulas percibir la presencia del Reino de Dios. ¿Existe en mí algún
resto de esta levadura de los fariseos?
5)
Oración final
Señor, tú que eres bueno y bienhechor,
enséñame tus preceptos. (Sal 119,68)
enséñame tus preceptos. (Sal 119,68)
Orden de los Carmelitas