¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer
y meditar la Palabra de Dios y el comentario, en este martes de la 3ª semana de
Adviento.
Dios nos bendice…
Libro de Sofonías 3,1-2.9-13.
¡Ay de la rebelde, de la impura, de la ciudad opresora! Ella no escuchó el llamado, no aprendió la lección, no puso su confianza en el Señor ni se acercó a su Dios. Entonces, yo haré que sean puros los labios de los pueblos, para que todos invoquen el nombre el Señor y lo sirvan con el mismo empeño. Desde más allá de los ríos de Cus, mis adoradores, los que están dispersos, me traerán ofrendas.
Aquel día, ya no tendrás que avergonzarte de las malas acciones con las que me has ofendido, porque yo apartaré a esos jactanciosos prepotentes que están en medio de ti, y ya no volverás a engreírte sobre mi santa Montaña.
Yo dejaré en medio de ti a un pueblo pobre y humilde, que se refugiará en el nombre del Señor. El resto de Israel no cometerá injusticias ni hablará falsamente; y no se encontrarán en su boca palabras engañosas. Ellos pacerán y descansarán sin que nadie los perturbe.
Salmo 34(33),2-3.6-7.17-18.19.23.
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren.
Miren hacia Él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre invocó al Señor: Él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
pero el Señor rechaza a los que hacen el mal para borrar su recuerdo de la tierra.
Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias.
El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos. Pero el Señor rescata a sus servidores, y los que se refugian en Él no serán castigados.
Evangelio según San Mateo 21,28-32.
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: 'Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña'. Él respondió: 'No quiero'. Pero después se arrepintió y fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: 'Voy, Señor', pero no fue. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?". "El primero", le respondieron. Jesús les dijo: "Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios. En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él".
Comentario
1.
Un puñado de gente pobre y humilde
1.1 A las puertas de la
celebración de la llegada de Cristo es bueno recordar dos cosas: primero, qué
género de personas estarán prontas a recibirlo: "un puñado de gente pobre
y humilde", según la descripción de Sofonías; segundo, qué espiritualidad
conlleva este hecho y qué significa para nosotros como Iglesia.
1.2 Observemos que el pueblo
se vio diezmado por factores esencialmente externos, ante todo el destierro.
Mas una lectura profunda de ese hecho externo los llevó a la conciencia de un
factor interno, el pecado. Así vinieron a entender que habían sido infieles,
como expresamente lo denuncia Sofonías.
1.3 Y es interesante notar
que esta misma realidad del pecado viene como a "hermanar" a los
judíos y los no judíos, es decir, al pueblo elegido, el pueblo de la alianza,
con los demás pueblos. Porque si a Israel se le llama "infiel", a
quienes desterraron a Israel se les llama "ciudad potente y
opresora." No son mejores los judíos, porque fueron infieles, ni son
mejores los paganos, porque oprimen.
1.4 Esta especie de
hermandad en el barro del pecado será muy importante como elemento de
predicación para san Pablo, por ejemplo, cuando diga: "¿Entonces qué?
¿Somos nosotros mejores que ellos? De ninguna manera; porque ya hemos
denunciado que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado" (Rom
3,9). No para quedarnos en la amargura de una desgracia universal, sino para
gozarnos en una gracia que a todos se predica en Cristo, pues el mismo Pablo
dice poco más adelante: "Concluimos que el hombre es justificado por la fe
aparte de las obras de la ley. ¿O es Dios el Dios de los judíos solamente? ¿No
es también el Dios de los gentiles? Sí, también de los gentiles, porque en
verdad Dios es uno, el cual justificará en virtud de la fe a los circuncisos y
por medio de la fe a los incircuncisos" (Rom 3,28-30).
1.5 Por otra parte, notemos
cómo esta gente humilde y pobre, pero al mismo tiempo capaz de verdad, es un
verdadero puente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Sofonías anuncia que
este Pequeño Resto será la herencia de Dios y si miramos el Evangelio lo que encontramos
es que María, José, Ana, Simeón y todos ellos, y también la mayor parte de las
multitudes que se apretujan para escuchar al Maestro son claros representantes
de ese grupo de humillados y a la vez fieles.
1.6 Y a nosotros, como
Iglesia, ¿qué nos enseña todo esto? Nos enseña, cuando ya el Adviento entra en
su fase final, cuál es la espiritualidad de los que aceptan al Señor y le
comprenden su mensaje. Cristo no será un maestro que avasalla con su lógica, ni
un tecnócrata que pretende aplicar las conclusiones de sus fríos análisis;
Cristo no será un líder de seductora elocuencia ni un comerciante de sueños.
Será el humilde entre los humildes, el pobre entre los pobres, y también el
verdaderamente fiel entre los que buscan ser fieles a Dios.
2.
Lo que cuenta verdaderamente
2.1 El evangelio de hoy es
una bella oportunidad para meditar en el sentido de la fidelidad. Por lo pronto
nos enseña que hay una fidelidad de palabras y otra de obras. Y que la que
cuenta es la de las obras.
2.2 Esa enseñanza nos queda
clara. Pero hay otra enseñanza que está sugerida y que nos puede también servir
mucho. Miremos que el segundo hijo tuvo la fidelidad de las obras, pero también
la rebeldía en sus palabras. ¿Qué nos indica esto?
2.3 Nos indica por lo menos
dos cosas. Primera: Jesús no está hablando en abstracto o en general. Aquellos
que dicen que sí al encargo del padre y que luego no lo hacen corresponden a
los fariseos o los escribas, que se tienen en muy alta estima a sí mismos
porque conocen muy bien lo que Dios quiere y hacen alarde de cumplirlo. Jesús
los está denunciando con esta parábola. Por el contrario, los pecadores, a
quienes el Señor ejemplifica con lo más bajo de la sociedad de su tiempo,
aunque no dicen que hacen cosas buenas resultan ser mejores creyentes y se
abren más a la propuesta de la gracia, la que el mismo Señor trae con su
predicación y sus obras. De donde entendemos que el objetivo primordial de la
parábola no es oponer obras y palabras, sino denunciar la mentira de los que
creen que son buenos por lo que muestran mientras que por dentro no son como se
muestran.
2.4 Por otra parte, de este
ejemplo podemos aprender que nuestros tiempos malos en la vida no
necesariamente son tiempos malditos o desperdiciados. De una actitud tan
rebelde como la del segundo hijo pudo salir un momento de recapacitación y
conversión. No porque hayamos dicho con fuerza y aparente seguridad "no
quiero" estamos ya condenados. Dios puede dar arrepentimiento. De hecho,
se puede pensar incluso que esa misma rebeldía explícita puede servir como un
medio para conocerse uno y para descubrir la verdad, horrenda pero cierta, de
la propia insolencia. ¿Cuántos ateos y cuántos herejes han conocido la bondad
de Dios después de aterrarse un día de la fealdad de su corazón protervo? Por
eso no debemos desesperar de nuestros errores pasados ni de las conversiones
que Dios pueda hacer en otros y en nosotros.
http://fraynelson.com/homilias.html.