¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio
y el comentario, en este sábado después de Ceniza.
Dios nos bendice...
Evangelio según San Lucas 5,27-32.
Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos. Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: "¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?". Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan".
Comentario
Miremos las actitudes y el corazón de este médico que en su
generosidad, como dice Santa Catalina de Siena, llegó a beber la amarga
medicina que el enfermo ya no podía recibir en su maltrecha humanidad. Por eso
se acerca piadoso al pecador y con la cercanía de su trato y conversación va
destruyendo los prejuicios y temores que encierran con su tiranía al que se
sabe culpable.
Observemos en el evangelio de hoy a
quien llama Jesús "enfermo": es un hombre cruel y tirano que con la
opresión de los impuestos cobrados a nombre del Imperio Romano va haciendo su
propia fortuna. Es un opresor, y Jesús lo llama "enfermo". No quiere
destruirlo sino reconstruirlo. No quiere devastarlo sino levantarlo. Jesús sabe
bien, y quiere que nosotros sepamos, que la primera víctima de la crueldad o de
la opresión es el mismo cruel opresor, y por eso le trata de
"enfermo".
Nos resulta fácil compadecernos de un
anciano desvalido o de un niño abandonado, pero la verdadera caridad descubre
al enfermo aunque lo encuentre con alientos para hacer daño a otros. ¡Bendito
amor que en esta cuaresma ha de movernos a entregarnos a nuestro Médico y a
entender que su caridad desborda nuestros juicios miopes!
http://fraynelson.com/homilias.html.