jueves, 6 de octubre de 2022

Pidan y se les dará

 

¡Amor y paz!

 

Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este jueves de la 27ª semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.

 

Dios nos bendice...

 

PRIMERA LECTURA

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo

a los cristianos de Galacia 3, 1-5

 

Gálatas insensatos, ¿quién los ha seducido a ustedes, ante quienes fue presentada la imagen de Jesucristo crucificado? Una sola cosa quiero saber: ¿ustedes recibieron el Espíritu por las obras de la Ley o por haber creído en la predicación? ¿Han sido tan insensatos que llegaron al extremo de comenzar por el Espíritu, para acabar ahora en la carne? ¿Habrá sido en vano que recibieron tantos favores?

¡Ojalá no haya sido en vano! Aquel que les prodiga el Espíritu y está obrando milagros entre ustedes, ¿lo hace por las obras de la Ley o porque han creído en la predicación?

 

Palabra de Dios.

 

SALMO         

 

 Lc 1, 69-70. 71-72. 73-75 (R.: cf. 68)

 

R.        ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque visitó a su 

pueblo!

 

Nos ha dado un poderoso Salvador

en la casa de David, su servidor,

como lo había anunciado mucho tiempo antes

por boca de sus santos profetas.  R.

 

Para salvarnos de nuestros enemigos

y de las manos de todos los que nos odian.

Así tuvo misericordia de nuestros padres

y se acordó de su santa Alianza.  R.

 

Se acordó del juramento que hizo a nuestro padre Abraham

de concedernos que, libres de temor,

arrancados de las manos de nuestros enemigos,

lo sirvamos en santidad, y justicia

bajo su mirada, durante toda nuestra vida.  R.

 

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas   11, 5-13

 

Jesús dijo a sus discípulos:

«Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: «Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle», y desde adentro él le responde: «No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos.»

Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.

También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.

¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?

Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!»

 

Palabra del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR

  • El ejemplo de Pedro resultó contagioso y algunos gálatas rehusaron, a su vez, comer con los cristianos, venidos del paganismo.
  • Pablo siente decepción ante esta actitud de los gálatas.
  • Él les había entregado el mensaje del Jesús de Nazaret y ellos abandonan la vida en el Espíritu del resucitado, y la experiencia anterior,  para priorizar la ley y los ritos externos y vacíos.
  • Con un lenguaje duro les reprocha su poca constancia en la fe, la rapidez en «cambiar de evangelio» y haberse dejado embaucar.
  • Habiendo tenido la gracia de seguir a Jesucristo, el verdadero salvador, y de recibir su Espíritu y sus carismas, ahora se ponen a dudar de si tienen que servir a Moisés. Caminan hacia atrás: es como si, después de salir libres de Egipto, quisieran volver atrás.
  • Para salvarse hay que mirar a Jesucristo «crucificado», la circuncisión, es una costumbre que puede tener su valor cultural, es una señal perteneciente a un grupo, a una raza, a una tradición, pero no es esto lo que cuenta.

***

  • Siguiendo con su enseñanza sobre la oración, Jesús nos presenta una parábola en la que Dios es comparado a un amigo, a quien otro amigo acude de noche, a una hora inesperada, para pedirle unos panes. El amigo no ha cedido por amistad, sino para que lo deje en paz, como el juez del que hablará Jesús más tarde. Eso no significa que Dios sea así, que ceda por cansancio: pero esta conducta pone de relieve «con mayor razón» la actitud del Padre que es bueno.
  • La eficacia consiste en que Dios siempre escucha. Que no se hace el sordo ante nuestra oración. Porque todo lo bueno que podamos pedir ya lo está pensando antes El, que quiere nuestro bien más que nosotros mismos.
  • Jesús confirma que Dios atiende la oración. Hay que pedir, buscar, llamar, con la seguridad de que se recibe lo que se pide, que se encuentra lo que se busca, que se abren las puertas cuando se llama.  El evangelio nos invita a la insistencia total.
  • La oración atestigua nuestra identidad profunda de hijos necesitados de su Padre, y por esa misma razón es por lo que es escuchada. Nuestra oración que es ciertamente petición, no consiste en un regateo mercantil, o en el esfuerzo de salir victoriosos y doblegar a Dios. En ella pedimos, invocamos: es decir, apelamos a una realidad reconocida y a un derecho.
  • Recordamos a Dios Padre lo que ha realizado por su Hijo amado. Esta es la razón profunda de nuestra certeza y de nuestra audacia: nos atrevemos a provocar a Dios y confrontarlo con su responsabilidad paterna. Nos atrevemos a correr el riesgo de pedirle algo, precisamente porque El mismo ha establecido con nosotros vínculos de familiaridad y se ha puesto a nuestro alcance.
  • Pero hay que saber pedir. Hay que pedir que nos disponga para el Reino, que nos capacite para construir con valentía y con alegría su proyecto en la historia que siempre es más grande que nuestro proyecto personal. La oración no puede ser ni caprichosa ni antojadiza. Al Padre tenemos que acercarnos con seriedad y con certeza, en una oración que es confrontación con el Reino.
  • A quien se lo pida, Dios concederá su Espíritu Santo. Concederá el bien pleno que Él nos prepara, no necesariamente el que nosotros pedimos, que suele ser muy parcial. Nos concederá la fuerza que nos impulsa a vivir el Reino que siempre es más de lo que podemos esperar. Ésa es la promesa de Jesús.

 

PARA DISCERNIR

  • ¿Cómo es nuestra oración?
  • ¿Nos apoyamos en la certeza de un Padre que nunca nos defrauda?
  • ¿Nuestra oración supera los límites de nuestras necesidades personales?

 

REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA

 

Envíanos Señor tu Espíritu Santo

 

ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES

Vicaría de Pastoral