¡Amor y paz!
Jesús hace un milagro
notable en el evangelio de hoy, pero nuestra atención hará mejor si no se queda
en el milagro, sino que busca el motivo del milagro.
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este sábado de la V Semana del
Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice….
Evangelio
según San Marcos 8,1-10.
En esos días, volvió a reunirse una gran multitud, y como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. Si los mando en ayunas a sus casas, van a desfallecer en el camino, y algunos han venido de lejos". Los discípulos le preguntaron: "¿Cómo se podría conseguir pan en este lugar desierto para darles de comer?". El les dijo: "¿Cuántos panes tienen ustedes?". Ellos respondieron: "Siete". Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud. Tenían, además, unos cuantos pescados pequeños, y después de pronunciar la bendición sobre ellos, mandó que también los repartieran. Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado. Eran unas cuatro mil personas. Luego Jesús los despidió. En seguida subió a la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta.
Comentario
Hay cosas maravillosas que
se hacen por orgullo, por vanidad o por ganar dinero o fama. Hay gente que
busca llamar la atención haciendo cosas difíciles, extrañas o arriesgadas.
Jesús no se asemeja a ellos. Su motivo, la razón de ser de sus milagros se nos
revela hoy: es la compasión. "Siento lástima," dice, e impulsado por
el amor desea no sólo saciar hambre física sino hambre de Dios, pues al dar pan
en el desierto estaba revelando también el poder y la compasión de Dios, que
puede vencer todo obstáculo.
Es importante notar
también que es el amor, ese amor de compasión, el que finalmente ha logrado
abrir caminos para lo imposible. Y eso hay que anotarlo porque ese mismo amor
está disposición de nosotros, y puede y quiere obrar en nosotros.