¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer
y meditar el Evangelio y el comentario, en este sábado de la 34a semana del tiempo
ordinario.
Dios nos bendice…
Evangelio
según San Lucas 21,34-36.
Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre".
Comentario
1. Mensaje Final
1.1 Con la liturgia de este
día llegamos al final de este año litúrgico. Mañana, primer domingo de
adviento, se inicia el siguiente año. Y el mensaje final es claro en medio de
la compleja red de símbolos de la primera lectura: grandes combates, grandes
luchas, pero un solo vencedor y una sola victoria: la del "pueblo de los
elegidos del Altísimo", según el bello nombre que nos da Daniel en su
texto de hoy.
1.2 Así pues deben quedarnos
claras las dos cosas: que hay combate y que hay victoria. Como hay combate,
debemos prepararnos; como hay victoria, deben estar firmes nuestros corazones y
no cejar en su empeño ni dejar de cantar las alabanzas del Único que es grande
y santo.
2. Orar y Vigilar
2.1 El evangelio de hoy está
en esa misma tónica: estar despiertos, pero no angustiados; atentos, pero no
desesperados; vigilantes del peligro, pero no obsesionados con él. Y, sobre
todo: orar. Dejar de orar ya es perder.
2.2 Necesitamos de la
oración para que nuestros ojos vean como Dios ve. Necesitamos de la oración
para que nuestras fuerzas no sean sólo las nuestras, sino las de Él, que es el
único que conoce la magnitud, dirección y perversidad de lo que tendremos que
sufrir. Necesitamos de la oración porque ninguna previsión será perfecta y
ningún razonamiento podrá deducir cuándo es aquel día y aquella hora.
Necesitamos de la oración, en fin, porque ¿qué podrán temer los que han de
comparecer ante el mismo que les concedió orar con fe, con
esperanza y con
amor?
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