¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer el Evangelio, en este jueves en que celebramos
la fiesta de San Juan, Apóstol y Evangelista.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA: S. JUAN
EL APÓSTOL Y EVANGELISTA
Lectio:
Jueves, 27 diciembre,
2018
1) Oración inicial
Dios nuestro, que por
medio del apóstol san Juan, has querido descubrirnos la profundidad de la vida
y del amor de tu Hijo, haz que seamos capaces de conocer y de amar cada día más
a Jesucristo, nuestro redentor, que vive y reina ....
2) Lectura
Del santo Evangelio
según Juan 20,2-8
Echa a correr y llega a
Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han
llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio los lienzos en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve los lienzos en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a los lienzos, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó.
Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio los lienzos en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve los lienzos en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a los lienzos, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó.
3) Reflexión
• El evangelio de hoy trae
el pasaje del Evangelio de Juan, que habla del Discípulo Amado. Probablemente,
se escogió este texto para que se lea y medite en el día de hoy, fiesta de San
Juan Evangelista, por la identificación espontánea que todos hacemos del
discípulo amado con el apóstol Juan. Lo curioso es que en ningún trozo del
evangelio de Juan se dice que el discípulo amado es Juan. Pero desde el más
remoto inicio de la Iglesia, siempre se insistió en la identificación de los
dos. Por ello, insistiendo en la semejanza entre los dos, corremos el riesgo de
perder un aspecto muy importante del mensaje del Evangelio respecto al
discípulo amado.
• En el evangelio de Juan
el discípulo amado representa la nueva comunidad que nace alrededor de Jesús.
El Discípulo Amado está a los pies de la Cruz, junto a María, la madre de Jesús
(Jn 19,26). María representa el Pueblo de la antigua alianza. Al final del
siglo primero, época en que se hizo la redacción final del Evangelio de Juan,
había un conflicto creciente entre la sinagoga y la iglesia. Algunos cristianos
querían abandonar el Antiguo Testamento y quedarse sólo con el Nuevo
Testamento. A los pies de la Cruz, Jesús dice: “Mujer, ¡he aquí a tu hijo!” y
al discípulo amado: “Hijo, ¡he aquí a tu madre!” Y los dos tienen que
permanecer unidos, como madre e hijo. Separar el Antiguo Testamento del Nuevo
Testamento, en aquel tiempo era lo mismo que lo que hoy llamamos separación
entre fe (NT) y vida (AT).
• En el evangelio de hoy,
Pedro y el Discípulo Amado, alertados por el testimonio de María Magdalena, corren
juntos hacia el Santo Sepulcro. El joven es más veloz que
el viejo y llega primero. Mira dentro del sepulcro, observa
todo, pero no entra. Deja que Pedro entre. Pedro entra. Es sugestiva la manera
en que el evangelio describe la reacción de los dos hombres ante lo que ambos
ven: “Entró a la sepultura y vio los lienzos por el suelo. El sudario que
pasaba sobre la cabeza no estaba en el suelo como los lienzos, sino enrollado
en su mismo lugar. Entonces el otro discípulo, que había llegado primero, entró
a su vez, vio y creyó”. Ambos vieron la misma cosa, pero sólo se dice del Discípulo
Amado que creyó: “Entonces el otro discípulo, que había llegado
primero, entró a su vez, vio y creyó” Por qué? ¿Será que Pedro no creyó?
• El discípulo amado tiene
una mirada diferente que percibe más que los demás. Tiene una mirada amorosa
que percibe la presencia de la novedad de Jesús. De madrugada, después de
aquella noche de búsqueda y después de la pesca milagrosa, es él, el discípulo
amado, que percibe la presencia de Jesús y dice “¡Es el Señor!” (Jo 21,7). En
aquella ocasión, Pedro, alertado por la afirmación del discípulo amado también
reconoce y empieza a entender. Pedro aprende del discípulo amado. Enseguida
Jesús pregunta tres veces: “Pedro, ¿me amas tú?” (Jn 21,15.16.17). Por tres
veces, Pedro respondió: “¡Tú sabes que yo te amo!” Después de la tercera vez,
Jesús confía las ovejas a los cuidados de Pedro, pues en ese momento también
Pedro se vuelve “Discípulo Amado”.
4) Para la reflexión
personal
• Todos los que creemos en
Jesús somos hoy el Discípulo Amado. ¿Será que tengo la misma mirada amorosa
para percibir la presencia de Dios y creer en su resurrección?
• Separar el Antiguo del Nuevo Testamento es lo mismo que separar Vida y Fe. ¿Cómo hago y vivo esto?
• Separar el Antiguo del Nuevo Testamento es lo mismo que separar Vida y Fe. ¿Cómo hago y vivo esto?
5) Oración final
Los montes se derriten
como cera,
ante el Dueño de toda la tierra;
los cielos proclaman su justicia,
los pueblos todos ven su gloria. (Sal 97,5-6)
ante el Dueño de toda la tierra;
los cielos proclaman su justicia,
los pueblos todos ven su gloria. (Sal 97,5-6)
Orden de los Carmelitas