¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio
y el comentario, en este viernes de la 2ª. Semana de Cuaresma..
Dios nos bendice...
Evangelio según San Mateo 21,33-43.45-46.
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: "Respetarán a mi hijo". Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: "Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia". Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?». Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo.» Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos? Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos.» Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.
Comentario
1.1 Hay una expresión espantosa que sin embargo se ha abierto
camino en el lenguaje común en Colombia. A aquellos indigentes, muchas veces
adictos al alcohol o las drogas, que deambulan por las calles se les llama
"desechables". Pues bien, hoy la Escritura nos presenta dos solemnes
"desechados": José, el hijo de Jacob, y Jesús, el Hijo mismo de Dios.
1.2 La extraña ley que nos ofrece la Liturgia de la Palabra hoy,
para la Santa Misa, es esa: Dios tiene ojos muy distintos para ver a los
"desechables". Tiene una predilección especial por aquellos que no
cuentan, que no lucen, que no importan ni aportan. Y el colmo de esa extraña
predilección es lo que vamos a encontrar en el Gran Viernes, el Viernes Santo:
allí, desestimado y desechado, Cristo es el Salvador del mundo.
1.3 ¿Por qué sucede así? ¿Por qué son tan importantes para Dios
esos que nada significan para el común de la gente? ¿Por qué el gran emblema de
su amor es precisamente un "desechable desechado"?
1.4 Tal vez la razón primordial es que en cada uno de nosotros hay
algo de indigencia total. Y en ese fondo de verdad de nuestra indigencia
podemos y debemos aprender cuánto necesitamos de Dios y qué clase de locura es
la soberbia. Sólo allí, en ese rincón de indigencia absoluta que todos tenemos,
está la clave para descubrir las palabras fundamentales del Evangelio: perdón,
gracia, compasión, amor, alegría.
2. Falsos representantes
2.1 Es curioso analizar la actitud de aquellas
"autoridades" que contienden con Jesucristo. El pasaje del evangelio
de hoy nos habla de "sumos sacerdotes y fariseos". Los unos, por su
oficio, y los otros por su estricta aunque hipócrita observancia de la ley, se
consideraban "autoridad" y creían que eran líderes del pueblo.
2.2 Sin embargo, estos líderes tiene miedo del pueblo al que dicen
representar. El pueblo ve en Jesús un profeta y estos protectores del pueblo
quieren quitar a Jesús de en medio. Pero tienen miedo de sus protegidos y les
angustia pensar que se vuelvan contra ellos los mismo que guían. ¿De dónde esta
contradicción?
2.3 Es un caso en que podemos aprender lo que significa una falsa
autoridad. No obedecen a Dios y no buscan el bien de la gente. Obedecen a sus
intereses y quieren cuidar su fama, su honra y sus privilegios. Por eso les
estorba Jesús y por eso harán todo para eliminar a Jesús.
2.4 Y lo lograrán: quitaran a Jesús de
la tierra, con lo cual lo habrán liberado del poder inicuo que ellos mismos
detentan. La muerte de Jesús será el triunfo más grande de su astucia y el
fracaso más grande de su locura. Puesto en el umbral de la muerte, este Cristo
estará también puesto en las manos del Dios Fuerte. Y resucitado de entre los
muertos ni la muerte ni los siervos de la muerte tendrán ya poder sobre él.
http://fraynelson.com/homilias.html.
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