¡Amor y paz!
Jesús se enfrentó
abiertamente con las autoridades judías. Les criticaba la falta de
responsabilidad para con el pueblo de Dios. El sanedrín, los sacerdotes y otros
dignatarios estaban más comprometidos con el Imperio Romano, para asegurar sus
intereses, que con el Dios al que rendían culto.
Pero la acción profética de Jesús iba más
allá. Confrontaba también a los muchos grupos y partidos que se hacían pasar
por guías del pueblo. Les criticaba su falsedad, pues, a nombre del bien común
únicamente perseguían intereses partidistas, sectarios e individuales.
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este martes de la XXI Semana
del Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Mateo 23,23-26.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello! ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno! ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera.
Comentario
El de los fariseos era uno
de estos grupos de fanáticos religiosos que prometían el cielo y la tierra al
pueblo de Israel. Durante mucho tiempo consiguieron el apoyo popular haciéndose
pasar por hombres justos y piadosos. Jesús con un marcado estilo profético,
desenmascara el oportunismo y las verdaderas intenciones de estos grupos. Bajo
el manto de corderos escondían una voracidad de lobos.
Las comparaciones que hace
Jesús ponen en evidencia la mentira con la que se encubren los fariseos. Estos
se muestran como hombres extremadamente cumplidores de la Ley, pero no les
importa la justicia ni la fidelidad a Dios. Ante la gente son hombres puros,
pero en su interior sólo acumulan codicia y estafas. Se exhiben como hombres
religiosos para ocultar la corrupción y la maldad.
Hoy las comunidades
cristianas están llamadas a continuar la acción profética de Jesús. Deben
descubrir a todos aquellos que con piel de cordero se mezclan entre la gente
para satisfacer mezquinos intereses personales. La comunidad no puede guardar
silencio ante líderes populistas e inescrupulosos que embaucan al pueblo con
mentiras y proyectos fantasiosos. Es hora de que la comunidad cristiana
recupere su talante profético y enfrente, desde su insignificancia y debilidad,
a los falsos líderes y pastores.
Servicio Bíblico Latinoamericano
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