¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este sábado de la 6ª semana de Pascua, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio: Juan 16,23b-28
Lectio
Sábado, 23 de mayo de 2020
Tiempo de Pascua
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, que por la resurrección de tu Hijo nos has hecho renacer a la
vida eterna; eleva nuestros corazones hacia el Salvador, que está sentado a tu
derecha, a fin de que cuando venga de nuevo, los que hemos renacido en el
bautismo seamos revestidos de una inmortalidad gloriosa. Por Jesucristo nuestro
Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Juan 16,23b-28
En verdad, en verdad os digo:
lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre.
Hasta ahora nada le habéis pedido en mi nombre.
Pedid y recibiréis,
para que vuestro gozo sea colmado.
Os he dicho todo esto en parábolas.
Se acerca la hora en que ya no os hablaré en parábolas,
sino que con toda claridad os hablaré acerca del Padre.
Aquel día pediréis en mi nombre
y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros,
pues el Padre mismo os quiere,
porque me queréis a mí
y creéis que salí de Dios.
Salí del Padre y he venido al mundo.
Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre.»
lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre.
Hasta ahora nada le habéis pedido en mi nombre.
Pedid y recibiréis,
para que vuestro gozo sea colmado.
Os he dicho todo esto en parábolas.
Se acerca la hora en que ya no os hablaré en parábolas,
sino que con toda claridad os hablaré acerca del Padre.
Aquel día pediréis en mi nombre
y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros,
pues el Padre mismo os quiere,
porque me queréis a mí
y creéis que salí de Dios.
Salí del Padre y he venido al mundo.
Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre.»
3) Reflexión
• Jn 16,23b: Los discípulos tienen pleno acceso al Padre. Ésta es la
seguridad que Jesús anuncia a sus discípulos: que, en unión con él, pueden
tienen acceso a la paternidad de Dios. La mediación de Jesús conduce a los
discípulos hasta el Padre. Es evidente que la función de Jesús no es sustituir
a “los suyos”: no los suplanta mediante una función de intercesión, sino que
los une a sí; y en comunión con Él, ellos presentan sus carencias y
necesidades.
Los discípulos están seguros de que Jesús dispone de la riqueza del
Padre: “En verdad, en verdad os digo: si pedís alguna cosa al Padre en mi
nombre, él os la dará” (v.23b). De esta manera, es decir, en unión con Él, la
riqueza pasa a ser eficaz. El objeto de cualquier petición al Padre debe estar
siempre conectado a Jesús, esto es, a su amor y a su proyecto de dar la vida al
hombre (Jn 10,10). La oración dirigida al Padre en el nombre de Jesús, en unión
con Él (Jn 14,13; 16,23), es atendida.
Hasta ahora, los discípulos no habían pedido nada en nombre de Jesús,
lo podrán hacer después de su glorificación (Jn 14,13s) cuando reciban el
Espíritu que irradiará plenamente sobre su identidad (Jn 4,22ss) y operará la
unión con Él. Los suyos podrán pedir y recibir con pleno gozo, cuando pasen de
la visión sensible a la visión de la fe.
• Jn 16,24-25: En Jesús tenemos contacto directo con el Padre. Los
creyentes están incluidos en la relación entre el Hijo y el Padre. En Jn 16,26
Jesús insiste en el nexo operado por el Espíritu, que permitirá a los suyos
presentar al Padre cualquier petición en unión con Él. Esto sucederá “en aquel
día”. ¿Qué quiere decir “aquel día pediréis”? Es el día que vendrá a los suyos
y les comunicará el Espíritu (Jn 20,19-22).
Entonces, los discípulos, conociendo la relación entre Jesús y el
Padre, sabrán que son escuchados. No será preciso que Jesús se interponga entre
el Padre y los discípulos para pedir favorecerlos, no porque haya acabado su
mediación, sino porque ellos, habiendo creído en la encarnación del Verbo y
estando estrechamente unidos a Cristo, serán amados por el Padre como el Padre
ama al Hijo (Jn 17,23.26). En Jesús experimentan los discípulos el contacto
directo con el Padre.
• Jn 16,26-27: La oración al Padre. Así pues, orar es ir al Padre por
medio de Jesús; dirigirse al Padre en el nombre de Jesús. Prestemos especial
atención a la expresión de Jesús en los vv.26-27: “y no os digo que yo rogaré
al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere”. El amor del Padre por
los discípulos se basa en la adhesión de “los suyos” a Jesús, en la fe sobre su
procedencia, es decir, en el reconocimiento de Jesús como don del Padre.
Después de haber asemejado a los discípulos con él, parece como si Jesús se
retirase de su condición de mediador, pero en verdad deja que nos tome y nos
atienda sólo el Padre: “Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea colmado”
(v.24).
Conectados en la relación con el Padre mediante la unión con Él,
nuestro gozo es total y nuestra oración perfecta. Dios ofrece siempre su amor a
todo el mundo, pero este amor se torna recíproco sólo si el hombre responde. El
amor es incompleto si no es recíproco: hasta que el hombre no lo acepta,
permanece en suspenso. Los discípulos lo aceptan en el momento en que aman a
Jesús, y de esta manera se torna operativo el amor del Padre. La oración es
esta relación de amor. En el fondo, la historia de cada uno de nosotros se
identifica con la historia de su oración, incluyendo aquellos momentos que no
parecen tales: el deseo es ya una oración, como también la búsqueda, la
angustia…
4) Para la reflexión personal
• Mi oración personal y comunitaria, ¿se realiza en un estado de
quietud, de paz y de gran tranquilidad?
• ¿Con qué empeño me dedico a crecer en la amistad con Jesús? ¿Estás convencido
de que puedes lograr una identificación real a través de la comunión con Él y
del amor al prójimo?
5) Oración final
Es rey de toda la tierra:
¡tocad para Dios con destreza!
Reina Dios sobre todas las naciones,
Dios, sentado en su trono sagrado. (Sal 47,8-9)
¡tocad para Dios con destreza!
Reina Dios sobre todas las naciones,
Dios, sentado en su trono sagrado. (Sal 47,8-9)
Orden de los Carmelitas
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