¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este jueves de la 5ª semana del Tiempo Ordinario, ciclo A.
Dios nos bendice...
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis 2, 18-25
Dijo el Señor Dios: «No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.»
Entonces el Señor Dios modeló con arcilla del suelo a todos los animales del campo y a todos los pájaros del cielo, y los presentó al hombre para ver qué nombre les pondría. Porque cada ser viviente debía tener el nombre que le pusiera el hombre. El hombre puso un nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo; pero entre ellos no encontró la ayuda adecuada.
Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y cuando este se durmió, tomó una de sus costillas y cerró con carne el lugar vacío. Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre. El hombre exclamó:
«¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre.»
Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne.
Los dos, el hombre y la mujer, estaban desnudos, pero no sentían vergüenza.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 127, 1-2. 3. 4-5 (R.: cf. 1a)
R. ¡Felices los que temen al Señor!
¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien. R.
Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa. R.
¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 24-30
Jesús partió de allí y fue a la región de Tiro. Entró en una casa y no quiso que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto.
En seguida una mujer cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, oyó hablar de él y fue a postrarse a sus pies. Esta mujer, que era pagana y de origen siro fenicio, le pidió que expulsara de su hija al demonio.
El le respondió: «Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros.»
Pero ella le respondió: «Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos.»
Entonces él le dijo: «A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija.» Ella regresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio.
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- La página de hoy, a través de imágenes ingeniosas, nos sugerirá toda una “sabiduría” sobre la pareja y la sexualidad. El Señor Dios hizo caer al hombre en un sueño profundo, le sacó una de sus costillas, formó de ella una mujer y la llevó ante el hombre. Este dijo entonces: Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Será llamada “mujer».
- Ahí hay un «juego de palabras» porque el nombre que le pone, en hebreo es sencillamente la forma femenina del término hombre. Todo ello pone de relieve la similitud de los dos seres complementarios. La mujer es más delicada, es como un sutil refinamiento de la carne del varón. La atracción de los seres, tan vehemente, tan misteriosa, es presentada por el sabio, como el deseo de reunir lo que procede del mismo origen.
- Es el deseo de todo amor: no formar más que uno. Aunque parece difícil no resulta imposible, porque uno procede del otro y porque han sido creados para no «formar más que uno».
- La vida sexual, lejos de ser una prohibición, algo vergonzoso, es presentada aquí como una creación de Dios. La inclinación del varón por la mujer y de ésta por el varón, son queridos por Dios. La vida conyugal es una realidad tan fuerte y tan natural que llega a romper el primer vínculo, el de hijo con sus padres, para crear otro, más importante que los del parentesco: “el hombre dejará a su padre y a su madre”.
***
- En el evangelio nos encontramos con un episodio que sucede en el extranjero, en territorio de Tiro y Sidón, en Fenicia. La mujer que protagoniza esta escena no es judía, lo que le da un sentido muy particular al gesto de Jesús.
- El relato nos cuenta cómo esta mujer extranjera pide a Jesús un milagro para su hija. Jesús pone a prueba su fe usando una frase que se utilizaba para despreciar a los extranjeros: “no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros”. Esta actitud hacia ellos era avalada por los jefes y jerarcas del pueblo judío.
- Pero esta mujer, tan lejos de las leyes, entendía que ella y su hija, pertenecientes a un sexo menospreciado, relegadas por ser extranjeras y por ser personas sencillas y humildes, tenían cabida en el Reino de Dios. A pesar de las palabras un tanto duras de Jesús, responde reconociendo para los despreciados, al menos un mínimo derecho humano, el derecho a la supervivencia, a la vida.
- Ante las palabras de la mujer y con el corazón admirado, Jesús sana a su hija. Un ejemplo más de la opción de Dios por los oprimidos, los relegados, los que están fuera toda protección humana y de las leyes. Una mujer, extranjera, ilegal, pero con la claridad necesaria para acercarse a Jesús que trasparentaba la bondad de Dios a través de sus palabras.
- Jesús tiene claro que ella pertenece a los escogidos del Reino porque en su búsqueda, ella descubre un Dios que no discrimina al ser humano por su sexo ni su origen. Queda claro en este encuentro, que a Dios se lo conquista con la fe, no con el orgullo. De Dios se obtiene todo no con especulaciones racionales, sino con la confianza. En Dios siempre se encuentra respuesta cuando uno se acerca con humildad y no con autosuficiencia.
- Lo que Jesús dice, de que primero son los hijos de la casa es razonable: la promesa mesiánica es ante todo para el pueblo de Israel.
- Pero su actitud posterior muestra claramente a los allí presentes, que la salvación mesiánica no es exclusiva del pueblo judío, sino que también los extranjeros pueden ser admitidos a ella, si tienen fe. No es la raza lo que cuenta, sino la disposición de cada persona ante la salvación que Dios ofrece.
- Nadie tiene el monopolio de Dios, ni de la gracia, ni de la salvación. Esta escena es también para nosotros una lección de universalismo. Por mucho que algunos nos parezcan alejados o marginados, pueden tener fe y recibir el don de Dios. Esto nos pone en sobre aviso: tenemos que saber recibir a los que no conocemos, a los que no piensan como nosotros, a los distintos, a los que no pertenecen a nuestro círculo.
- Necesitamos, mirar con otros ojos las distintas realidades que se nos presentan, no estableciendo líneas divisorias. Respetar el legado cultural y ancestral que otros pueblos tienen, para hacer de este mundo una casa donde todos quepamos.
- Igual que la primera comunidad apostólica tuvieron sus dudas sobre la apertura a los paganos, a pesar de haber visto la actitud de Jesús, también podemos tener la mente o el corazón sin amplitud, encerrándonos en nuestros puntos de vista, en nuestros privilegios y tradiciones, negando a otros la posibilidad del encuentro con el Salvador.
- Cristo nos invita a dar, no sólo las migajas de nuestro amor, de nuestra ayuda; sino dar incluso nuestra propia vida, para que los demás recobren su dignidad y vivan como hijos de Dios y hermanos nuestros.
PARA DISCERNIR
- ¿Busco manifestaciones espectaculares de Dios, de la Iglesia?
- ¿Me presento con humildad ante Dios?
- ¿Acepto a los distintos, a los que creen con otros parámetros o no creen?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Purifica y aumenta mi fe Señor
ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES
Vicaría de Pastoral
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