¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este lunes de la 17ª semana del Tiempo Ordinario,
ciclo A
Dios nos bendice...
Lectio Divina: Mateo
13,31-35
Lectio
Lunes, 27 de julio de 2020
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, protector de los que en ti esperan; sin ti nada es fuerte ni
santo. Multiplica sobre nosotros los signos de tu misericordia, para que, bajo
tu guía providente, de tal modo nos sirvamos de los bienes pasajeros que
podamos adherirnos a los eternos. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Mateo 13,31-35
Otra parábola les propuso: «El Reino de los Cielos es semejante a un
grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más
pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y
se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus
ramas. «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza »
Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo.» Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin parábolas, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Abriré con parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.
Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo.» Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin parábolas, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Abriré con parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.
3) Reflexión
• Estamos meditando el Sermón de las Parábolas, cuyo objetivo es
revelar, por medio de comparaciones, el misterio del Reino de Dios presente en
la vida del pueblo. El evangelio nos trae hoy dos pequeñas parábolas, del grano
de mostaza y de la levadura. En ellas Jesús cuenta dos historias sacadas de la
vida de cada día que servirán como medio de comparación para ayudar a la gente
a descubrir el misterio del Reino. Al meditar estas dos historias, lo primero
que hay que hacer no es querer descubrir lo que cada elemento de las historias
nos quiere decir sobre el Reino. Lo primero que hay que hacer es mirar la
historia en si misma como un todo y tratar de descubrir cuál es el punto
central entorno al cual la historia fue construida, pues es este punto central
lo que servirá como medio de comparación para revelar el Reino de Dios. Vamos a
ver cuál es el punto central de las dos parábolas.
• Mato 13,31-32: La parábola del grano de mostaza. Jesús dice:
"El Reino de los Cielos es como un grano de mostaza“ y luego cuenta la
historia: un grano bien pequeño es lanzado en el campo; pero aún siendo
pequeño, crece, se hace mayor que las otras plantas y llega a atraer los
pajarillos para que hagan en ellas sus nidos. Jesús no explica la historia.
Aquí vale lo que dice en otra ocasión: “Quien tenga oídos para oír, que oiga”
Es decir: “Es esto. ¡Ustedes han oído, y ahora traten de entender!” A nosotros
nos toca descubrir lo que esta historia nos revela sobre el Reino de Dios
presente en nuestras vidas. Así, por medio de esta historia del grano de
mostaza, Jesús provoca nuestra fantasía, pues cada uno de nosotros entiende
algo de siembra. Jesús espera que las personas, nosotros todos, comencemos a
compartir lo que cada uno descubre. Comparto aquí tres puntos que descubrí
sobre el Reino a partir de esta parábola:
(a) Jesús dice: "El Reino de los Cielos es como un grano de
mostaza“. El Reino no es algo abstracto, ni es una idea. Es una presencia en
medio de nosotros (Lc 17,21). ¿Cómo es esta presencia? Es como el grano de
mostaza: presencia bien pequeña, humilde, que casi no se ve. Se trata de Jesús
mismo, un pobre carpintero, andando por Galilea, hablando del Reino a la gente
de las aldeas. El Reino de Dios no sigue los criterios de los grandes del
mundo. Tiene otro modo de pensar y de proceder.
(b) La parábola evoca una profecía de Ezequiel, en la que se dice que
Dios hará brotar una pequeña rama de cedro y la plantará en las alturas de la
montaña de Israel. Este pequeño brote de cedro: ” echará ramas y producirá
frutos, y se convertirá en un magnífico cedro. Pájaros de todas clases anidarán
en él, habitarán a la sombra de sus ramas. Y todos los árboles del campo sabrán
que yo, el Señor, humillo al árbol elevado y exalto al árbol humillado, hago
secar al árbol verde y reverdecer al árbol seco. Yo, el Señor, lo he dicho y lo
haré. (Ez 17,22-23).
(c) El grano de mostaza, aún siendo pequeño, crece y suscita
esperanza. Como el grano de mostaza, así el Reino tiene una fuerza interior y
crece. ¿Crece cómo? Crece a través de la predicación de Jesús y de los
discípulos y de las discípulas, en los poblados de la Galilea. Crece, hasta
hoy, a través del testimonio de las comunidades y se vuelve buena noticia de
Dios que irradia y atrae a la gente. La persona que llega cerca de la
comunidad, se siente acogida, en casa, y hace en ella su nido, su morada. Al final,
la parábola deja una pregunta en el aire: ¿quiénes son los pajarillos? La
pregunta tendrá respuesta más adelante en el evangelio. El texto sugiere que se
trata de los paganos que van a poder entrar en el Reino (Mt15,21-28).
• Mateo 13,33: La parábola de la levadura. La historia de la segunda
parábola es ésta: una mujer mezcla un poco de levadura con tres medidas de
harina, hasta que todo quede fermentado. De nuevo, Jesús no explica, sólo dice:
"El Reino del Cielo es como la levadura...”. Como en la primera parábola,
depende de nosotros el saber descubrir el significado para hoy. Comparto
algunos puntos que he descubierto y que me hicieron pensar: (a) Lo que crece no
es la levadura, sino la masa. (b) Se trata de una cosa bien casera, del trabajo
de la mujer en casa. (c) La levadura tiene algo de podrido que se mezcla con la
masa pura de la harina. (d) El objetivo es hacer ‘levitar’ la masa y no apenas
una parte. (e) La levadura no tiene fin en si misma, sino que sirve para hacer
crecer la masa.
• Mateo 13,34-35: Por qué Jesús habla en parábolas. Aquí, al final del
Sermón de las Parábolas, Mateo trae una aclaración sobre el motivo que llevaba
a Jesús a enseñar a la gente en forma de parábolas. El dice que era para que se
cumpliera la profecía que dice: " Abriré con parábolas mi boca, publicaré
lo que estaba oculto desde la creación del mundo.". En realidad, el texto
citado no es de un profeta, sino de un salmo (Sal 78,2). Para los primeros
cristianos todo el Antiguo Testamento era una gran profecía que tenía que
anunciar veladamente la venida del Mesías y la realización de las promesas de
Dios. En Marcos 4,34-34, el motivo que llevaba a Jesús a enseñar a la gente por
medio de parábolas era para adaptar el mensaje a la capacidad de la gente. Al
ser ejemplos sacados de la vida de la gente, Jesús ayudaba a las personas a
descubrir las cosas de Dios en lo cotidiano. La vida se volvía transparente.
Jesús hacía percibir que lo extraordinario de Dios se esconde en las cosas
ordinarias y comunes de la vida de cada día. La gente entendía así, de la vida.
En las parábolas recibía una llave para abrirla y encontrar dentro de la vida
las señales de Dios. Al final del Sermón de las Parábolas, en Mateo 13,52, como
luego veremos, se va a dar otro motivo que lleva Jesús a enseñar por medio de
parábolas.
4) Para la reflexión personal
• ¿Cuál es el punto de estas dos parábolas que más te gustó o que más
te llamó la atención? ¿Por qué?
• ¿Cuál es la semilla que, sin que te hayas dado cuenta, creció en ti y en tu comunidad?
5) Oración final
Yo, en cambio, cantaré tu fuerza,
aclamaré tu lealtad por la mañana;
pues has sido un baluarte para mí,
un refugio el día de la angustia. (Sal 59,17)
aclamaré tu lealtad por la mañana;
pues has sido un baluarte para mí,
un refugio el día de la angustia. (Sal 59,17)
Orden de los Carmelitas
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