¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, este miércoles de la 6ª semana de Pascua, ciclo A,
Dios nos bendice...
Lectio
Divina: Juan 16,12-15
Lectio
Miércoles,
20 de mayo de 2020
Tiempo
de Pascua
1)
Oración inicial
Escucha,
Señor, nuestra oración y concédenos que así como celebramos en la fe la
gloriosa resurrección de Jesucristo, así también, cuando él vuelva con todos
sus santos, podamos alegrarnos con su victoria. Por nuestro Señor.
2)
Lectura
Del
Evangelio según Juan 16,12-15
Mucho
tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga él, el
Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por
su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os explicará lo que ha de venir. Él
me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo explicará a vosotros. Todo lo
que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo
explicará a vosotros.
3)
Reflexión
•
En estas semanas del tiempo pascual, los evangelios diarios están sacados, casi
todos, de los capítulos de 12 a 17 de Juan. Esto revela algo respecto del
origen y del destino de estos capítulos. Reflejan no sólo lo que acontece antes
de la pasión y de la muerte de Jesús, pero también y sobre todo la vivencia de
la fe de las primeras comunidades después de la resurrección. Reflejan la fe
pascual que las animaba.
•
Juan 16,12: Mucho tengo todavía que deciros. El evangelio de hoy comienza con
esta frase: "Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con
ello”. En estas palabras de Jesús afloran dos cosas: el ambiente de despedida
que marcaba la última cena, y la preocupación de Jesús, el hermano mayor, con
sus hermanos más jóvenes que en breve se quedarán sin su presencia. Quedaba muy
poco tiempo. En breve, Jesús sería detenido. La obra iniciada estaba aún
incompleta. Los discípulos apenas estaban al comienzo del aprendizaje. Tres
años es muy poco para cambiar de vida y comenzar a vivir desde otra imagen de
Dios. La formación de ellos no se había terminado. Faltaba mucho, y Jesús tenía
todavía muchas cosas que enseñar y transmitir. Pero él conoce a sus discípulos.
Ellos no son de los más inteligentes. No soportarían conocer ya todas las
implicaciones y consecuencias del discipulado. Quedarían desanimados, no serían
capaces de soportarlo.
•
Juan 16,13-15: El Espíritu Santo dará su ayuda. “Cuando venga él, el Espíritu
de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su
cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os explicará lo que ha de venir. Él me
dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo explicará a vosotros”. Esta
afirmación refleja la experiencia de las primeras comunidades. En la medida en
que iban imitando a Jesús, tratando de interpretar y aplicar su Palabra en
diversas circunstancias de sus vidas, experimentaban la presencia y la luz del
Espíritu. Y esto acontece hoy en las comunidades que tratan de encarnar la
palabra de Jesús en sus vidas. La raíz de esta experiencia son las palabras de
Jesús: “Todo lo que tiene el Padre es mío, también. Por eso os he dicho
recibirá de lo mío y os lo explicará todo”.
•
La acción del Espíritu Santo en el Evangelio de Juan. Juan usa muchas imágenes
y símbolos para significar la acción del Espíritu. Como en la creación (Gen
1,1), así el Espíritu desciende sobre Jesús "como una paloma venida del
cielo" (Jn 1,32). ¡Es el comienzo de una nueva creación! Jesús habla las
palabras de Dios y nos comunica el Espíritu sin medida (Jn 3,34). Sus palabras
son Espíritu y Vida (Jn 6,63). Cuando Jesús se despidió, dijo que iba a enviar
a otro consolador, a otro defensor, para que se quede con nosotros. Es el
Espíritu Santo (Jn 14,16-17). A través da su pasión, muerte y resurrección,
Jesús conquistó el don del Espíritu para nosotros, a través del bautismo, todos
nosotros recibimos este mismo Espíritu de Jesús (Jn 1,33). Cuando apareció a
los apóstolos, sopló sobre ellos y dijo: "¡Recibid el Espíritu
Santo!" (Jn 20,22). El Espíritu es como agua que brota de dentro de las personas
que creen en Jesús (Jn 7,37-39; 4,14). El primer efecto de la acción del
Espíritu en nosotros es la reconciliación: "A quienes vosotros perdonaréis
los pecados serán perdonados; y a quienes no liberéis de sus pecados, quedarán
atados" (Jn 20,23). El Espíritu que Jesús nos comunica tiene acción
múltipla: consuela y defiende (Jn 14,16), comunica la verdad (Jn 14,17; 16,13);
hace recordar lo que Jesús enseñó (Jn 14,26); dará testimonio de Jesús (Jn
15,26); manifiesta la gloria de Jesús (Jn 16,14); desenmascara el mundo (Jn
16,8). El Espíritu nos es dado para que podamos entender el significado pleno
de las palabras de Jesús (Jn 14,26; 16,12-13). Animados por el Espíritu de
Jesús podemos adorar a Dios en cualquier lugar (Jn 4,23-24). Aquí se realiza la
libertad de Espíritu de la que habla San Pablo: "Donde hay el Espíritu del
Señor, ahí hay libertad", (2Cor 3,17).
4)
Para la reflexión personal
•
¿Cómo vivo mi adhesión a Jesús: solo o en comunidad?
•
Mi participación en la comunidad ¿me llevó alguna vez a experimentar la luz y
la fuerza del Espíritu Santo?
5)
Oración final
Sólo
su nombre es sublime,
su majestad sobre el cielo y la tierra.
Él realza el vigor de su pueblo,
orgullo de todos sus fieles. (Sal 148,13-14)
su majestad sobre el cielo y la tierra.
Él realza el vigor de su pueblo,
orgullo de todos sus fieles. (Sal 148,13-14)
Orden
de los Carmelitas
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