¡Amor y paz!
Los invito, hermanos,
leer y meditar el Evangelio, a la manera de la lectio divina, en
este Domingo de la 3ª semana de Pascua, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio Divina: 3º Domingo
de Pascua (A)
Lectio
Domingo, 26 Abril , 2020
En el
camino de Emaús
Encontrar
la llave que abre el significado de la Escritura
Lucas
24,13-35
1. Oración inicial
Señor Jesús,
envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con
el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de
la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que
parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida
y resurrección.
Crea en
nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en
los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que
sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los
discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y
testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de
fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Tí, Jesús, Hijo de María,
que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
2. Lectura
a) Una
clave de lectura:
Leamos el
texto en el que Lucas nos presenta a Jesús que interpreta las Escrituras.
Durante la lectura tratemos de descubrir cuáles son los diversos pasos del
proceso de interpretación seguido por Jesús, desde el encuentro con sus
discípulos en el camino hacia Emaús, hasta el reencuentro de los discípulos con
la comunidad de Jerusalén.
b) Una
división del texto para ayudar a la lectura:
Lc
24,13-24: Jesús trata de averiguar la realidad que hace sufrir a los discípulos
Lc 24,25-27: Jesús ilumina la realidad de los dos discípulos con la luz de la
Escritura
Lc 24,28-32: Jesús comparte el pan y celebra con los discípulos
Lc 24,33-35: Los dos discípulos regresan a Jerusalén y comparten su experiencia
de la resurrección con la comunidad.
c) El
texto:
13-24: Aquel mismo día iban dos de
ellos a un pueblo llamado Emaús, que dista sesenta estadios de Jerusalén, y
conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Mientras conversaban y
discutían, el mismo Jesús se acercó a ellos y caminó a su lado; pero sus ojos
estaban como incapacitados para reconocerle. Él les dijo: «¿De qué discutís por
el camino?» Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos, llamado
Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe
las cosas que han pasado allí éstos días?» Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le
dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y
palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y
magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que
sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya
tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras
nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro y, al no hallar su
cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles que
decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo
hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a
él no le vieron.»
25-27: Él les
dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los
profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso para entrar así en su
gloria?» Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les
explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.
28-32: Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de
seguir adelante. Pero ellos le rogaron insistentemente: «Quédate con nosotros,
porque atardece y el día ya ha declinado.» Entró, pues, y se quedó con ellos.
Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y
se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él
desapareció de su vista. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro
corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las
Escrituras?»
33-35: Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y
encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es
verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» Ellos, por su
parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido al
partir el pan.
3. Un momento de silencio orante
para que la
Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
4. Algunas preguntas
para
ayudarnos en la meditación y en la oración.
a) ¿Cuál es
el punto que te ha gustado más y porqué?
b) ¿Cuáles son los pasos de interpretación de la Escritura seguida por Jesús,
desde el encuentro con los dos amigos por el camino, hasta el regreso de los
discípulos a la comunidad de Jerusalén?
c) ¿Cuál es la situación en la que Jesús encuentra a los discípulos?
d) ¿Cuáles son las semejanzas y cuáles las diferencias entre la situación de
los dos discípulos y nuestra situación actual? ¿Cuáles son hoy los factores que
ponen en crisis nuestra fe y nos causan tristeza?
e) ¿Cuál fue el resultado en la vida de los dos discípulos de la lectura de la
Biblia hecha por Jesús?
f) ¿En qué puntos la interpretación hecha por Jesús critica nuestra manera de
leer la Biblia y en qué puntos la confirma?
5. Una clave de lectura
para
aquellos que quieran profundizar más en el tema.
a) El
contexto en el que escribe Lucas:
* Lucas
escribe hacia el año 85 para la comunidad de Grecia y del Asia Menor que vivían
en una difícil situación, tanto interna como externa. Dentro existían
tendencias divergentes que hacían difícil la convivencia: por los fariseos que
querían imponer la ley de Moisés (Act 15,1); grupos estrechamente vinculados a
Juan el Bautista que no habían oído hablar del Espíritu Santo (Act 19,1-6);
judíos que se servían del nombre de Jesús para expulsar demonios (Act 19,13);
existía los que se llamaban discípulos de Pedro, otros que eran de Pablo, otros
de Apolo, otros de Cristo (1Cor 1,12). Fuera aumentaba siempre y cada vez más
la persecución por parte del Imperio romano (Ap 1,9-10; 2,3.10.13; 6,9-10,12-16)
y la infiltración engañosa de la ideología dominante del Imperio y de la
religión oficial, como hoy el consumismo se infiltra en todos los sectores de
nuestra vida (Ap 2,14.20; 13,14-16).
* Lucas
escribe para estas comunidades, para que reciban una orientación segura en
medio de las dificultades y para que encuentren la fuerza y la luz en lo vivido
desde la fe en Jesús. Lucas escribe una única obra en dos volúmenes: el
Evangelio y las Actas con el mismo objetivo general: "poder verificar la
solidez de las enseñanzas recibidas" (Lc 1,4). Uno de los objetivos
específicos es el de mostrar, mediante la historia tan bella de Jesús con los
dos discípulos de Emaús, cómo la comunidad debe leer e interpretar la Biblia.
En realidad, los que caminaban por el camino de Emaús eran las comunidades (y
somos todos nosotros). Cada uno de nosotros y todos juntos, somos el compañero
o la compañera de Cleofás (Lc 24,18). Junto a él, caminamos por los caminos de
la vida, buscando una palabra de apoyo y orientación en la Palabra de Dios.
* El modo
cómo Lucas narra el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús nos indica
la forma cómo las comunidades del tiempo de Lucas usaban la Biblia y hacían lo
que hoy llamamos Lectio Divina o Lectura Orante de la Biblia. Tres son los
aspectos o los pasos que caracterizaban su manera de interpretar lo referente a
la Biblia.
b) Los
diversos pasos o aspectos del proceso de interpretación de la Escritura:
1º
Paso: Partir de la realidad (Lc 24,13-24).
Jesús encuentra a los dos amigos en una situación de miedo y dispersión, de
desconfianza y de turbación. Estaban huyendo. Las fuerzas de la muerte, la
cruz, habían matado en ellos la esperanza. Jesús se acerca y camina con ellos,
escucha la conversación y pregunta: "¿De qué estáis hablando?" La
ideología dominante les impide entender y el tener una conciencia crítica:
"Nosotros espérabamos que el fuese el liberador, pero…" (Lc 24,21).
¿Cuál es hoy la conversación del pueblo que sufre? ¿Cuáles son hoy los hechos
que ponen en crisis nuestra fe?
El primer paso es éste: acercarte a las personas, escuchar la realidad, los
problemas, ser capaces de hacer preguntas que ayuden a mirar la realidad con
una mirada más crítica.
2º
Paso: Servirse del texto de la Biblia (Lc 24, 25-27)
Jesús se sirve de la Biblia no para dar una lección sobre la Biblia, sino para
iluminar el problema que hacía sufrir a sus dos amigos y luego clarificar la
situación que estaban viviendo. Con la ayuda de la Biblia, Jesús coloca a los
dos discípulos en el proyecto de Dios y les indica que la historia no se escapa
de la mano de Dios. Jesús no usa la Biblia como un doctor que ya lo sabe todo,
sino como un compañero que quiere ayudar a sus amigos a recordar lo que ellos
habían olvidado: Moisés y los Profetas. Jesús no causa en ellos un complejo de
ignorancia, sino que trata de ponerlos en condiciones de recordar, despierta
por tanto su memoria.
El segundo paso es éste: con la ayuda de la Biblia, iluminar la situación y
transformar la cruz, señal de muerte, en señal de vida y esperanza. Así lo que
impide ver, se convierte en luz y fuerza a lo largo del camino.
3º
Paso: Celebrar y compartir en comunidad (Lc 24,28-32)
La Biblia,
por sí sola, no abre los ojos, pero ¡hace arder el corazón! (Lc 24,32). Lo que
abre los ojos y hace descubrir a los amigos la presencia de Jesús es el
compartir el pan, el gesto comunitario. En el momento en que es reconocido,
Jesús desaparece. Y ellos mismos experimentan la resurrección, renacen y
caminan solos. Jesús no se apropia del camino de sus amigos. No es
paternalista. Resucitados, los discípulos son capaces de caminar por sus pies.
El tercer
paso es éste: saber crear un ambiente orante de fe y fraternidad, donde el
Espíritu pueda obrar. Es el Espíritu el que hace descubrir y experimentar la
palabra de Dios en la vida y nos lleva a entender el sentido de las palabras
que Jesús dice (Jn 14,26; 16,13). Y es sobre todo en este punto de la
celebración, en el que la práctica de las comunidades eclesiales de base,
sostenidas por las esparcidas por el mundo, nos ayudan a nosotros religiosos y
religiosas a encontrar de nuevo el antiguo pozo de la Tradición para beber su
agua.
El
objetivo: Resucitar y regresar de nuevo a Jerusalén (Lc 24,33-35).
Todo ha cambiado en los dos discípulos. Ellos mismo resucitan, se animan y
regresan a Jerusalén, donde continúan estando activas las fuerzas de muerte que
mataron a Jesús, pero en donde se manifiesta también las fuerzas de la vida en
el compartir la experiencia de la resurrección. Valor en lugar de miedo. Fe en
vez de ausencia. Esperanza en vez de desesperación. Conciencia crítica, en vez
de fatalismo ante el poder. Libertad en vez de opresión. En una palabra: ¡vida
en vez de muerte! Y en vez de la noticia de la muerte de Jesús, ¡la Buena
Noticia de la Resurrección!
El objetivo de la lectura de la Biblia es éste: experimentar la presencia viva
de Jesús y de su Espíritu, presentes en medio de nosotros. Es el Espíritu el
que abre los ojos sobre la Biblia y sobre la Realidad y nos lleva a compartir
la experiencia de la Resurrección, como sucede también hoy en los encuentros
comunitarios.
c) El nuevo
modo de Jesús: hacer una lectura Orante de la Biblia:
* A veces,
no es posible entender si el uso que los evangelios hacen del Antiguo
Testamento viene de Jesús o se trata de una explicitación de los primeros
cristianos, que de esta forma trataban de expresar su fe en Jesús. Pero lo que
es innegable es el uso constante y frecuente que Jesús hace de la Biblia . Una
simple lectura de los evangelios nos muestra que Jesús se orientaba en la
Escritura para realizar su misión y para instruir a los discípulos y a la
gente.
*A la raíz
de la lectura que Jesús hace de la Biblia está la experiencia de Dios como
Padre. La intimidad con el Padre da a Jesús un criterio nuevo que le pone en
contacto directo con el autor de la Biblia. Jesús busca el significado en la
fuente. No de la letra a la raíz, sino más bien de la raíz a la letra. La
siguiente comparación nos ayuda a esclarecer este punto. La comparación de la
fotografía, descrita en la Lectio Divina del Domingo de Pascua, nos ayuda a
esclarecer este asunto. Como por un milagro, aquella fotografía de rostro
severo se iluminó y adquirió trazos de gran ternura. Las palabras, nacidas de
la experiencia vivida del hijo, cambiaron todo, sin cambiar nada (Véase Lectio
Divina de Pascua).
* Y así,
hojeando las fotografías del Antiguo Testamento, la gente del tiempo de Jesús,
se hace la idea de un Dios muy distante, severo, de difícil acceso, cuyo nombre
no puede ser pronunciado. Pero las palabras y los gestos de Jesús, nacidos de
la experiencia de Hijo, sin siquiera cambiar una letra (Mt 5,18-19), cambiaron
todo el sentido del Antiguo Testamento. El Dios que parecía tan distante y
severo, adquiere los rasgos de un Padre lleno de ternura, siempre presente, pronto
a acoger y ¡a liberar! Esta Buena Noticia de Dios, comunicada por Jesús, es la
nueva clave para releer todo el Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento es una
relectura del Antiguo Testamento, hecha a la luz de la nueva experiencia de
Dios, revelada en Jesús. Este modo diverso de iluminar la vida con la luz de la
palabra de Dios, le causa muchos conflictos, porque vuelve críticos a los
pequeños y por consiguiente, incomoda a los grandes.
* Al
interpretar la Biblia para el pueblo, Jesús muestra los rasgos del rostro de
Dios, la experiencia que Él mismo tenía de Dios como Padre. Revelar a Dios
como Padre era la fuente y el objetivo de la Nueva Noticia de Jesús. En su
actitud Jesús manifiesta el amor de Dios hacia los discípulos, tanto hombres
como mujeres. Revela al Padre ¡lo encarna en el amor! Jesús podía decir:
"Quien me ve, ve al Padre" (Jn 14,9). Por esto, el Espíritu del Padre
estaba también con Jesús (Lc 4,18) y en todo le acompañaba, desde la
encarnación (Lc 1,35), al comienzo de su misión (Lc 4,14), hasta el final, en
la muerte y resurrección (Ac 1,8).
* Jesús
intérprete, educador y maestro, era una persona significativa para
sus discípulos. Y por siempre ha marcado sus vidas. Interpretar la Biblia, no
es solo enseñar la verdad que el otro debe vivir. El contenido que Jesús debía
dar no se hallaba sólo en las palabras, sino que estaba presente en los gestos
y en su modo de relacionarse con la gente. El contenido no está nunca separado
de la persona que lo comunica. La bondad y el amor que afloran en sus palabras
hacen parte del contenido. Son su temperamento. Un buen contenido sin la bondad
es como leche derramada.
6. Salmo 23 (22)
Dios es
nuestra herencia por siempre
Yahvé es mi
pastor, nada me falta.
En verdes pastos me hace reposar.
Me conduce a fuentes tranquilas,
allí reparo mis fuerzas.
Me guía por cañadas seguras
haciendo honor a su nombre.
Aunque fuese por valle tenebroso,
ningún mal temería,
pues tú vienes conmigo;
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas ante mí una mesa,
a la vista de mis enemigos;
perfumas mi cabeza,
mi copa rebosa.
Bondad y amor me acompañarán
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa de Yahvé
un sinfín de días.
7. Oración final
Señor
Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad
del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la
fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como
María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la
Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por
todos los siglos de los siglos. Amén.
Orden de los Carmelitas