¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, a la
manera de la lectio divina, en este miércoles de la 3ª semana del Tiempo
Ordinario, ciclo A.
Dios nos bendice...
Lectio
Divina: Marcos 4,1-20
Lectio
Miércoles,
29 Enero , 2020
Tiempo
ordinario
1)
Oración inicial
Dios
todopoderoso y eterno: ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que
podamos
dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto. Que
vive y reina contigo. Amen.
2)
Lectura
Del
santo Evangelio según Marcos 4,1-20
Y
otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a
él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente
estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas por medio de
parábolas. Les decía en su instrucción:
«Escuchad.
Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó
a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en
terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener
hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se
secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no
dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose,
dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento.» Y decía:
«Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
Cuando
quedó a solas, los que le seguían a una con los Doce le preguntaban sobre las
parábolas. Él les dijo: «A vosotros se os ha dado el misterio del Reino de
Dios, pero a los que están fuera todo se les presenta en parábolas, para que
por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no sea que se
conviertan y se les perdone.»
Y
les dice: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis todas
las parábolas? El sembrador siembra la palabra. Los que están a lo largo del
camino donde se siembra la palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene
Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. De igual modo, los sembrados
en terreno pedregoso son los que, al oír la palabra, al punto la reciben con
alegría, pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en
cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la palabra, sucumben
en seguida. Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído
la palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y
las demás concupiscencias les invaden y ahogan la palabra, y queda sin fruto. Y
los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la palabra, la acogen y dan
fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento.»
3)
Reflexión
•
Sentado en una barca, Jesús enseña a la multitud. En estos versos, Marcos
describe de qué forma Jesús enseñaba a la gente: en la playa, sentado en la
barca, mucha gente alrededor para escuchar. Jesús no era una persona culta (Jn
7,15). No había cursado una escuela superior en Jerusalén. Venía del interior,
del campo, de Nazaret. Era un desconocido, medio campesino, medio artesano. Sin
pedir permiso a las autoridades, empezó a enseñar a la gente. Hablaba de forma
muy distinta. Al pueblo le gustaba oírle.
•
Por medio de las parábolas, Jesús ayudaba el pueblo a percibir la presencia
misteriosa del Reino en las cosas de la vida. Una parábola es una comparación.
Se usan cosas conocidas y visibles de la vida para explicar las cosas
invisibles y desconocidas del Reino de Dios. Por ejemplo, el pueblo de Galilea
entendía de siembra, terreno, lluvia, sol, sal, flores, cosecha, pesca, etc. Y
son exactamente estas cosas conocidas las que Jesús usa en las parábolas para
explicar el misterio del Reino.
•
La parábola de la semilla retrata la vida de los campesinos. En aquel tiempo,
no era fácil vivir de la agricultura. El terreno era muy pedregoso. Había mucho
matorral. Poca lluvia, mucho sol. Además de esto, muchas veces la gente
acortaba el camino y pasando por los campos pisaba las plantas (Mc 2,23).
Asimismo, a pesar de todo esto, cada año, el agricultor sembraba y plantaba,
confiando en la fuerza de la semilla, en la generosidad de la naturaleza.
•
¡El que tenga oído para oír, que oiga”! (Mc 4,3). Ahora, al final termina
diciendo: “El que tenga oído para oír, que oiga.” El camino para llegar a
comprender la parábola es la búsqueda: “¡Traten de entender!” La parábola no
dice todo inmediatamente, sino que lleva a pensar y hace descubrir desde la
experiencia que los oyentes tienen de la siembra. Suscita creatividad y
participación. No es una doctrina que ya llega pronta para ser enseñada y decorada.
La parábola no da agua embotellada, entrega la fuente. El agricultor que
escucha dice: “La semilla en el terreno, ¡yo sé que es! Pero Jesús dice que
esto tiene que ver con el Reino de Dios. ¿Qué será?” ¡Y uno se puede imaginar
las largas conversaciones de la gente! La parábola se mezcla con la gente y
lleva a escuchar la naturaleza y a pensar en la vida.
•
Jesús explica la parábola a los discípulos. En casa, a solas con Jesús, los
discípulos quieren saber el significado de la parábola. No entendían. Jesús se
percató de su ignorancia (Mc 4,13) y respondió por medio de una frase difícil y
misteriosa. Dice a los discípulos: “Ustedes están en el secreto del Reino de
Dios, pero a los de afuera se les hace parábolas, de modo que por mucho que
miren, no verán; y por más que oigan, no entenderán; no se convertirán ni serán
perdonados”. Esta frase hace que la gente se pregunte: Al final, ¿de qué sirve
la parábola? ¿Para aclarar o para esconder? ¿Será que Jesús usa parábolas para
que la gente continúe en su ignorancia y no llegue a convertirse? ¡Cierto que
no! Pues en otro lugar Marcos dice que Jesús usaba parábolas “según la
capacidad de los oyentes” (Mc 4,33).
•
¡La parábola revela y esconde al mismo tiempo! Revela para “los de dentro”, que
aceptan a Jesús como Mesías, Rey grandioso. Ellos entienden las imágenes de la
parábola, pero no llegan a entender su significado.
•
La explicación de la parábola, parte por parte. Una por una, Jesús explica las
partes de la parábola, desde la siembra y el terreno, hasta la cosecha. Algunos
estudiosos piensan que esta explicación se amplificó después. Sería una
explicación hecha por alguna comunidad. ¿Es muy posible! Pues en el capullo de
la parábola está la flor de la explicación. Capullo y flor, ambos, tienen la
misma origen que es Jesús. Por esto, podemos seguir la reflexión y descubrir
otras cosas bonitas dentro de la parábola. Una vez, alguien preguntó en una
comunidad: “Jesús dijo que debemos ser sal. ¿Para qué sirve la sal?”
Discutieron y al final encontraran más de diez finalidades para la sal.
Aplicaron todo esto a la vida de la comunidad y descubrieron que ser sal es
difícil y exigente. ¡La parábola funcionó! Lo mismo vale para la siembra. Todos
tienen alguna experiencia de sembrar.
4)
Para la reflexión personal
•
¿Qué experiencia tienes de sembrar? ¿Cómo te ayuda a entender mejor la Buena
Nueva?
• ¿Qué tipo de terreno soy yo?
• ¿Qué tipo de terreno soy yo?
5)
Oración final
Consulté al Señor y me respondió:
me libró de todos mis temores.
Los que lo miran quedarán radiantes,
no habrá sonrojo en sus semblantes. (Sal 34,5-6)
me libró de todos mis temores.
Los que lo miran quedarán radiantes,
no habrá sonrojo en sus semblantes. (Sal 34,5-6)
Orden de los Carmelitas
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