Los
invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este jueves
de la 31a semana del Tiempo Ordinario, ciclo C.
Dios nos
bendice...
Lectio Divina: Lucas 15,1-10
Lectio
Jueves, 7 noviembre
de 2019
Tiempo
Ordinario
1) Oración inicial
Señor de poder y de misericordia, que
has querido hacer digno y agradable por favor tuyo el servicio de tus fieles;
concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que pos prometes. Por nuestro
Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según
Lucas 15,1-10
Todos los publicanos y los pecadores
se acercaban a él para oírle. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo:
«Éste acoge a los pecadores y come con ellos.» Entonces les dijo esta parábola:
«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las
noventa y nueve en el desierto y va a buscar la que se perdió, hasta que la
encuentra? Cuando la encuentra, se la pone muy contento sobre los hombros y,
llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos y les dice: `Alegraos conmigo, porque
he hallado la oveja que se me había perdido.' Os digo que, de igual modo, habrá
más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y
nueve justos que no tengan necesidad de conversión.
«O, ¿qué mujer que tiene diez
dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca
cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las
amigas y vecinas y les dice: `Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que
había perdido.' Pues os digo que, del mismo modo, hay alegría entre los ángeles
de Dios por un solo pecador que se convierta.»
3) Reflexión
• El evangelio de hoy nos trae las
primeras tres parábolas enlazadas entre sí por la misma palabra. Se trata de
tres cosas perdidas: la oveja perdida (Lc 15,3-7), la moneda perdida (Lc
15,8-10), el hijo perdido (Lc 15.11-32). Las tres parábolas son dirigidas a los
fariseos y a los doctores de la ley que criticaban a Jesús (Lc 15,1-3). Es
decir que son dirigidas al fariseo o al doctor de la ley que existe en cada uno
de nosotros.
• Lucas 15,1-3: Los destinatarios de
las parábolas. Estos tres primeros versos describen el contexto en el que
fueron pronunciadas las tres parábolas: “Todos los publicanos y los pecadores
se acercaban a él para oírle. Los fariseos y los escribas murmuraban”. De un
lado, se encontraban los cobradores de impuestos y los pecadores, del otro los
fariseos y los doctores de la ley. Lucas dice con un poco de exageración:
“Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle”. Algo en
Jesús atraía. Es la palabra de Jesús la que los atrae (Cf. Is 50,4). Ellos
quieren oírlo. Señal de que no se sienten condenados, sino acogidos por él. La
crítica de los fariseos y de los escribas era ésta: "¡Este hombre acoge a
los pecadores y come con él!". En el envío de los setenta y dos discípulos
(Lc 10,1-9), Jesús había mandado acoger a los excluidos, a los enfermos y a los
poseídos (Mt 10,8; Lc 10,9) y a practicar la comunión alrededor de la mesa (Lc
10,8).
• Lucas 15,4: Parábola de la oveja
perdida. La parábola de la oveja perdida empieza con una pregunta: "¿Quién
de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa
y nueve en el desierto y va a buscar la que se perdió, hasta que la encuentra?”
Antes de que él mismo diera una respuesta, Jesús tiene que haber mirado a los
oyentes para ver cómo respondían. La pregunta es formulada de tal manera que la
respuesta no puede que ser positiva: “Sí, ¡él va en búsqueda de la oveja perdida!”
Y tú ¿cómo responderías? ¿Dejarías las 99 ovejas en el campo para ir detrás de
la única oveja que se perdió? ¿Quién haría esto? Probablemente la mayoría habrá
respondido: “Jesús, entre nosotros, ninguno haría una cosa tan absurda. Dice el
proverbio: “¡Mejor un pájaro en mano, que ciento volando!”
• Lucas 15,5-7: Jesús interpreta la
parábola de la oveja perdida. Ahora en la parábola el dueño de las ovejas hace
lo que nadie haría: deja todo y va detrás de la oveja perdida. Sólo Dios mismo
puede tener esta actitud. Jesús quiere que el fariseo y el escriba que existe
en nosotros, en mí, tome conciencia. Los fariseos y los escribas abandonaban a
los pecadores y los excluían. Nunca irían tras la oveja perdida. Dejarían que
se perdiera en el desierto. Prefieren a las 99 que no se perdieron. Pero Jesús se
pone en lugar de la oveja que se perdió, y que en aquel contexto de la religión
oficial caería en la desesperación, sin esperanza de ser acogida. Jesús hace
saber a ellos y a nosotros: “Si por casualidad te sientes perdido, pecador,
recuerda que, para Dios, tú vales más que las 99 otras ovejas. Dios te sigue. Y
en caso de que tú te conviertes, tiene que saber que “habrá más alegría en el
cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que
no tengan necesidad de conversión."
• Lucas 15,8-10: Parábola de la
moneda perdida. La segunda parábola: "O, ¿qué mujer que tiene diez
dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca
cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas
y vecinas y les dice: `Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había
perdido.' Pues os digo que, del mismo modo, hay alegría entre los ángeles de
Dios por un solo pecador que se convierta.» Dios se alegra con nosotros. Los
ángeles también se alegran con nosotros. La parábola era para comunicar la
esperanza a quien estaba amenazado de desesperación por la religión oficial.
Este mensaje evoca lo que Dios nos dice en el libro del profeta Isaías: “Te
tengo grabado en la palma de mi mano” (Is 49,16). “Tu eres precioso a mis ojos,
yo te amo” (Is 43,4)
4) Para la reflexión
personal
• ¿Tú irías detrás de la oveja
perdida?
• ¿Piensas que la Iglesia de hoy es
fiel a esta parábola de Jesús?
5) Oración final
¡Buscad al Señor y su poder,
id tras su rostro sin tregua,
recordad todas sus maravillas,
sus prodigios y los juicios de su
boca! (Sal 105,4-5)
Orden de los Carmelitas
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