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¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este sábado de la 4ª
semana del Tiempo Ordinario, ciclo C,
Dios bendice...
LECTIO DIVINA: MARCOS
6,30-34
Lectio:
Sábado, 9 febrero, 2019
1) Oración
Señor: concédenos amarte
con todo el corazón y que nuestro amor se extienda, también, a todos los
hombres. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Marcos
6,30-34
Los apóstoles se reunieron
con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él,
entonces, les dice: «Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para
descansar un poco.» Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba
tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario.
Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo,
a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Y al desembarcar, vio
mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen
pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
3) Reflexión
• ¡El evangelio de hoy
está en vivo contraste con el de ayer! De un lado, el banquete de la muerte,
promovido por Herodes con los grandes del reino en el palacio de la Capital,
durante el cual Juan Bautista fue asesinado, (Mc 6,17-29). Por el otro lado, el
banquete de vida, promovido por Jesús con el pueblo hambriento de Galilea allí
en el desierto (Mc 6,30-44). El evangelio de hoy nos trae la introducción a la
multiplicación de los panes y describe la enseñanza de Jesús.
• Marcos 6,30-32. La
acogida dada a los discípulos. “Los apóstoles se reunieron con Jesús y le
contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él, entonces, les
dice: «Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un
poco" Estos versículos nos muestran como Jesús formaba a sus discípulos. No
se preocupaba sólo del contenido de la predicación, sino que también del
descanso. Los llevó a un lugar tranquilo para poder descansar y hacer una
revisión.
• Marcos 6,33-34. La
acogida a la gente. La gente percibió que Jesús había ido por el otro lado del
lago, y se fue detrás procurando alcanzarle, andando por tierra, hasta el otro
lado. “Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues
estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas”.
Al ver aquella multitud, Jesús sintió dolor, “pues estaban como ovejas sin
pastor”. El olvida el descanso y se pone a enseñar. Al percibir a la gente como
oveja sin pastor, Jesús empieza a ser pastor. Empieza a enseñar. Como dice el
Salmo “¡El Señor es mi pastor! ¡Nada me falta¡!Fortalece mi alma; me guía por
el recto sendero por amor de su Nombre. Aunque pase por quebradas oscuras, no
temo ningún mal, porque tú estás conmigo; tu bastón y tu vara me confortan. Tuú
preparas ante mí una mesa, frente a mis adversarios” (Sal 23,1.3-5). Jesús
quería descansar junto con los discípulos, pero la necesidad de la gente lo
lleva a dejar de lado el descanso. Algo semejante aconteció cuando se encontró
con la samaritana. Los discípulos fueron a buscar comida. Al volver, dijeron a
Jesús: “Maestro, ¡come algo!” (Jn 4,31), pero él respondió: “Tengo un alimento
que ustedes no conocen” (Jn 4,32). El deseo de atender la necesidad de la gente
samaritana le lleva a no pensar en el hambre. “Mi alimento es hacer la voluntad
del que me envió y llevar a cabo su obra” (Jn 4,34). En primer lugar, atiende a
la gente que lo busca. La comida viene después.
• Y se puso a enseñarles muchas cosas. El evangelio de Marcos dice muchas veces que Jesús enseñaba. La gente quedaba impresionada: “¡Una nueva enseñanza! ¡Dada con autoridad! ¡Diversa de los escribas!” (Mc 1,22.27). Enseñar era lo que Jesús más hacía (Mc 2,13; 4,1-2; 6,34). Era su costumbre (Mc 10,1). Más de quince veces Marcos dice que Jesús enseñaba, pero raramente dice lo que enseñaba. ¿Es que a Marcos no le interesa el contenido? ¡Depende de a qué se le llama contenido! Enseñar no es sólo una cuestión de enseñar nuevas verdades a la gente. El contenido que Jesús tenía para dar no se manifestaba sólo en las palabras, sino también en los gestos y en su manera de relacionarse con la gente. El contenido no está nunca desligado de la persona que lo comunica. Jesús era una persona acogedora (Mc 6,34). Quería mucho a la gente. La bondad y el amor que se desprendían de sus palabras formaban parte del contenido. Contenido bueno sin bondad es como leche derramada.
Esta nueva manera de
enseñar de Jesús se manifestaba de muchas maneras.
Jesús acepta a sus
discípulos no solamente a hombres, sino también a mujeres. Enseña no sólo en la
sinagoga, sino en cualquier lugar donde hubiera gente dispuesta a escucharle:
en la sinagoga, en casa, en la playa, en el monte, en la llanura, por el
camino, en el barco, en el desierto. No crea una relación de alumno-profesor,
sino de discípulo a maestro. El profesor da clases y el alumno está con él
durante ese tiempo. El maestro da testimonio y el discípulo vive con él muchas
horas al día. ¡Es más difícil ser maestro que profesor! Nosotros no somos
alumnos de Jesús, ¡somos discípulos y discípulas! La enseñanza de Jesús era una
comunicación que desbordaba de la abundancia de su corazón en las formas más
variadas: como conversación que trata de esclarecer los hechos (Mc 9,9-13),
como comparación que hace que la gente piense y participe (Mc 4,33), como
explicación de lo que el mismo hacía (Mc 7,17-23), como discusión que no huye
de lo que es polémico (Mc 2,6-12), como crítica que denuncia lo que es falso y
equivocado (Mc 12,38-40). Era siempre un testimonio de lo que él mismo vivía,
¡una expresión de su amor! (Mt 11,28-30).
4) Para la reflexión personal
• ¿Qué haces tú cuando debes
enseñar a los otros algo de la fe y de la religión? ¿Imita a Jesús?
• Jesús se preocupa no sólo del contenido, sino también del descanso. ¿Cómo fue
la enseñanza de religión que recibiste en tu infancia? Los/las catequistas
¿imitaban a Jesús?
5) Oración final
¿Cómo purificará el joven su conducta?
Observando la palabra del Señor.
Te busco de todo corazón,
no me desvíes de tus mandatos. (Sal 119,9-10)
¿Cómo purificará el joven su conducta?
Observando la palabra del Señor.
Te busco de todo corazón,
no me desvíes de tus mandatos. (Sal 119,9-10)
Orden de los Carmelitas
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