¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este viernes de la
33a semana del Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA: LUCAS
19,45-48
Lectio:
Viernes, 23 noviembre,
2018
Tiempo Ordinario
1) Oración
inicial
Señor, Dios nuestro, concédenos vivir siempre alegres en tu servicio, porque en servirte a ti, creador de todo bien, consiste el gozo pleno y verdadero. Por nuestro Señor.
Señor, Dios nuestro, concédenos vivir siempre alegres en tu servicio, porque en servirte a ti, creador de todo bien, consiste el gozo pleno y verdadero. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Lucas 19,45-48
Del santo Evangelio según Lucas 19,45-48
Jesús entró en el Templo y comenzó a echar fuera a los que vendían, diciéndoles: «Está escrito: Mi Casa será Casa de oración. ¡Pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos!»
Enseñaba todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y también los notables del pueblo buscaban matarle, pero no encontraban modo de hacerlo, porque todo el pueblo le oía pendiente de sus labios.
3) Reflexión
• El contexto. Tras
describir la subida de Jesús a Jerusalén (17,11-19,28), Lucas lo presenta ahora
realizando su acción en el contexto del templo. Después de la entrada del
enviado del Señor a Jerusalén pasando por la puerta de oriente (19,45), el
templo es el primer lugar en que Jesús lleva a cabo su acción: las
controversias que se narran tienen lugar en este sitio y a él hacen referencia.
La subida de Jesús al templo no es sólo una acción personal, sino que afecta
también a la “multitud de los discípulos” (v.37) en su relación con Dios
(vv.31-34). Lucas narra ante todo un primer episodio en el que presenta los
preparativos de la entrada de Jesús en el templo (vv.29-36) y su realización
(vv.37-40); sigue después una escena en la que se presenta a Jesús llorando
sobre la ciudad (vv.41-44), mientras que en la siguiente encontramos la
narración de nuestro pasaje de hoy: su presencia en el templo y la expulsión de
los vendedores (vv.45-48).
• El gesto de Jesús. No
tiene un valor político, sino una significación profética. Parecerá al lector
que la meta del gran viaje de Jesús a Jerusalén es su ingreso en el templo. Es
evidente la referencia a la profecía de Malaquías y su cumplimiento con la
entrada de Jesús en el templo: “Y enseguida vendrá a su Templo el Señor a quien
vosotros buscáis…” (3.1). Jesús une al gesto de expulsar del templo a los
vendedores dos referencia a la Escritura: Ante todo Is 56, 7: “Mi casa será casa
de oración”. El templo es el lugar en el que Jesús se dirige al Padre. La
actividad comercial y especulativa ha convertido el templo en una cueva de
ladrones y lo ha desprovisto de su única y exclusiva misión: el encuentro con
la presencia de Dios. La segunda referencia a la Escritura está tomada de Jr
7,11: “¿En cueva de bandoleros se ha convertido a vuestros ojos esta Casa que
se llama por mi Nombre?”.
La imagen de cueva de ladrones le sirve a Jesús para
condenar el tráfico material en sentido amplio y no sólo los tráficos
deshonestos que de manera velada e ilegal se cometían en el templo. Jesús exige
un cambio de rumbo: purificar el templo de todas aquellas negatividades humanas
y conducirlo a su función originaria: rendir verdadero servicio a Dios. Expulsando
a estos impostores del comercio se cumple la profecía de Zacarías: “Y no habrá
más comerciante en la Casa de Yahvé Sebaot aquel día” (14,21). Al pronunciarse
así Jesús sobre el templo, no se refiere a una restauración de la pureza del
culto, como era la intención de los zelotas.
La intención de Jesús va más allá
de la pureza del culto, es más radical, es intransigente: el templo no es una
obra realizada por el esfuerzo humano; la presencia de Dios no está ligada a su
aspecto material; el auténtico servicio a Dios lo realiza Jesús en su
enseñanza. Con motivo de esta predicación “los sumos sacerdotes, los escribas y
los notables del pueblo buscaban matarlo” (v.47). En los límites temporales del
espacio del templo, Jesús lleva a cabo una enseñanza altamente significativa,
es más, es justamente en este lugar tan fundamental para los judíos donde su
enseñanza alcanza el vértice, y será desde aquí desde donde partirá la palabra
de los apóstoles (Hch 5,12.20.25.42).
La difusión de la Palabra
de gracia de la que Jesús es el único portador se abre como un arco que tiene
su inicio cuando con doce años discute entre los Doctores de la ley en el
templo; continúa con su enseñanza mientras atraviesa Galilea y durante el
camino hacia Jerusalén; y se completa con la entrada en el templo donde toma
posesión de la casa de Dios. En este lugar se echan los fundamentos para la
futura misión de la Iglesia: la difusión de la palabra de Dios. Los principales
del pueblo no pretenden suprimir a Jesús por haber destruido los negocios
económicos del templo, sino que sus motivos alcanzan a toda su anterior
actividad docente y se hacen patentes ante el discurso contra el templo. Jesús
reivindica algo que desencadena la reacción de los sumos sacerdotes y de los
escribas. En contraste con esta actitud hostil aparece la actitud del pueblo
“que le oía pendiente de sus labios”. Jesús es visto como el mesías que, con su
Palabra de gracia, reúne en torno a él al pueblo de Dios.
4) Pare el examen
personal
• Tu oración al Señor ¿consiste en una relación sencilla de padre a hijo como fuerza para comunicarte con Dios, o más bien está recubierta de costumbres y prácticas con la pretensión de conseguir su benevolencia?
• Al escuchar la palabra de Jesús, ¿te sientes cogido por su enseñanza como la multitud que estaba pendiente de sus labios? Es decir, ¿prestas la debida atención a la escucha del Evangelio para unirte a Cristo?
5) Oración final
Considero un bien la ley de tu boca,
más que miles de monedas de oro y de plata.
¡Qué dulce me sabe tu promesa,
más que la miel a mi boca! (Sal 119,72.103)
Orden de los Carmelitas
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