¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio, en este sábado de la
24ª semana del tiempo ordinario.
Dios nos bendice...
LECTIO DIVINA: LUCAS 8,4-15
Lectio: sábado, 22 septiembre, 2018
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, creador y dueño de todas las cosas, míranos; y, para que
sintamos el efecto de tu amor, concédenos servirte de todo corazón. Por nuestro
Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Lucas
8,4-15
Se iba reuniendo mucha gente, a la que se añadía la que procedía de las
ciudades. Les dijo entonces en parábola: «Salió un sembrador a sembrar su
simiente y, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino, fue pisada y las
aves del cielo se la comieron; otra cayó sobre piedra y, después de brotar, se
secó, por no tener humedad; otra cayó en medio de abrojos y, creciendo los
abrojos con ella, la ahogaron. Y otra cayó en tierra buena y, creciendo, dio
fruto centuplicado.» Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que
oiga.» Le preguntaban sus discípulos qué significaba esta parábola, y él dijo:
«A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de Dios; a los
demás sólo en parábolas, para que, viendo, no vean y, oyendo, no entiendan.
«La parábola quiere decir esto: La simiente es la palabra de Dios. Los de a
lo largo del camino son los que han oído; después viene el diablo y se lleva de
su corazón la palabra, no sea que crean y se salven. Los de sobre piedra son
los que, al oír la palabra, la reciben con alegría; pero no tienen raíz; creen
por algún tiempo, pero a la hora de la prueba abandonan. Lo que cayó entre los
abrojos son los que han oído, pero las preocupaciones, las riquezas y los
placeres de la vida les van sofocando y no llegan a madurez. Lo que en buena
tierra son los que, después de haber oído, conservan la palabra con corazón
bueno y recto, y dan fruto con perseverancia.
3) Reflexión
• En el evangelio de hoy vamos a meditar la parábola de la simiente. Jesús
tenía una manera bien popular de enseñar por medio de parábolas. Una parábola
es una comparación que usa las cosas conocidas y visibles de la vida para
explicar las cosas invisibles y desconocidas del Reino de Dios. Jesús tenía una
capacidad muy grande de encontrar imágenes bien simples para las cosas de Dios
con las cosas de la vida que la gente conocía y experimentaba en su lucha
diaria por la sobre vivencia. Esto supone dos cosas: estar dentro de las cosas
de la vida y estar dentro de las cosas de Dios, del Reino de Dios. Por ejemplo,
la gente de Galilea entendía de simiente, de terreno, de lluvia, de sol, de
sal, de cosecha, de pesca, etc. Ahora bien, son exactamente estas cosas
conocidas por la gente las que Jesús usa en las parábolas para explicar el
misterio del Reino. El agricultor que escucha, dice: “Simiente en el terreno,
¡yo sé lo que es! Jesús dice que esto tiene que ver con el Reino de Dios ¿qué
será?” ¡Y es posible imaginar las largas conversaciones de la gente! La
parábola se mezcla con la gente y lleva a escuchar la naturaleza y a pensar en
la vida.
• Al terminar de contar una parábola, Jesús no explicaba, pero solía decir:
“¡Quién tiene oídos para oír que oiga!” Lo que significaba: “¡Y esto! Vosotros
lo habéis oído. ¡Ahora tratad de entender!” De vez en cuando, explicaba para
los discípulos. A la gente le gustaba esta manera de enseñar, porque Jesús
creía en la capacidad que las personas tienen de descubrir el sentido de las
parábolas. La experiencia que la gente tenía de la vida era para él un medio
para descubrir la presencia del misterio de Dios en sus vidas y engendrar valor
para no desanimar a lo largo del camino.
• Lucas 8,4: La multitud detrás de Jesús. Lucas dice: Se iba reuniendo
mucha gente, a la que se añadía la que procedía de las ciudades. Entonces el
contó esta parábola. Marcos describe como Jesús contó la parábola. Y se reunió
tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya en el mar, se sentó;
toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar (Mc 4,1).
• Lucas 8,5-8a: La parábola de la simiente retrata la vida de los
campesinos. En aquel tiempo, no era fácil vivir de la agricultura. El terreno
era muy pedregoso. Había mucho matorral. Poca lluvia, mucho sol. Además de
esto, muchas veces, la gente acortaba el camino y, pasando en medio del campo,
pisoteaba las plantas (Mc 2,23). Sin embargo, a pesar de todo esto, cada año,
el agricultor sembraba y plantaba, confiando en la fuerza de la simiente, en la
generosidad de la naturaleza.
• Lucas 8,8b: ¡Quién tiene oído para oír, que oiga! Al final, Jesús termina
diciendo: “¡Quien tiene oído para oír, que oiga!” El camino para llegar a
comprender la parábola es la búsqueda: “¡Tratad de entender!” La parábola no
entrega el significado de inmediato, pero lleva a la persona a que piense. Le
lleva a descubrir el mensaje desde la experiencia que la persona misma tiene de
la simiente. Despierta la creatividad y la participación. No es una doctrina
que ya viene pronta para ser enseñada y decorada. La Parábola no da agua en
botella, sino que entrega la fuente.
• Lucas 8,9-10: Jesús explica la parábola a los discípulos. En casa, a
solas con Jesús, los discípulos quieren saber el significado de la parábola.
Jesús respondió por medio de una frase difícil y misteriosa. Dice a los
discípulos: "A vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino
de Dios; a los demás sólo en parábolas, para que viendo, no vean y, oyendo, no
entiendan”. Esta frase hace que la gente se pregunte: Al final, la parábola
¿sirve para qué? ¿Para aclarar o para esconder? Jesús ¿usaba las parábolas,
para que la gente continuara en la ignorancia y no llegara a convertirse?
¡Ciertamente que no! Pues en otro lugar se dice que Jesús usaba parábolas
“según la capacidad de los oyentes” (Mc 4,33). La parábola revela y esconde ¡al
mismo tiempo! Revela para “los de dentro”, que acepan a Jesús como Mesías
Servidor. Esconde para los que insisten en ver en él al Mesías como Rey
grandioso. Estos entienden las imágenes de la parábola, pero no llegan a
comprender su significado.
• Lucas 8,11-15: La explicación de la parábola, parte por parte. Una por
una, Jesús explica las partes de la parábola, desde la simiente y el terreno
hasta la cosecha. Algunos estudiosos piensan que esta explicación fue añadida
después. No sería de Jesús, sino de alguna comunidad. ¡Es bien posible! ¡No
importa ¡pues dentro del germen de la parábola está la flor de la explicación.
Germen y flor, ambos tienen el mismo origen que es Jesús. Por esto, nosotros
también podemos continuar la reflexión y descubrir otras cosas bonitas dentro
de la parábola. Una vez alguien preguntó en una comunidad: “Jesús dijo que
teníamos que ser sal. ¿Para qué sirve la sal?” Las personas fueron dando su
opinión a partir de la experiencia que cada cual tenía de la sal. Discutían y,
al final, encontraron más de diez finalidades diferentes para la sal. Y
aplicaron todo esto a la vida de la comunidad y descubrieron que ser sal es
difícil y exigente. ¡La parábola funcionó! Lo mismo vale para la simiente. Todo
el mundo tiene alguna experiencia de la simiente.
4) Para la reflexión personal
• La simiente cae en cuatro lugares diferentes: camino, piedra, espinos y
tierra buena. ¿Qué significa cada uno de estos cuatro terrenos? ¿Qué tipo de
tierra soy yo? A veces la gente es piedra, otra vez espinos. Otras veces es
camino o tierra buena. En nuestra comunidad, ¿qué somos normalmente?
• ¿Cuáles son los frutos que la Palabra de Dios está produciendo en nuestra
vida y en nuestra comunidad?
5) Oración final
Señor, explicando tus proezas a los hombres,
el esplendor y la gloria de tu reinado.
Tu reinado es un reinado por los siglos,
tu gobierno, de edad en edad. (Sal 145,12-13)
Orden de los Carmelitas
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