¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio y el comentario, en
este viernes de la 17ª semana del tiempo ordinario.
Hoy celebramos la memoria de San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars,
patrono de los párrocos, a quienes los encomendamos a él.
Dios nos bendice...
Primera Lectura
Lectura del libro del
Levitico 23, 1. 4-11. 15-16. 27. 34b-37
El Señor dijo a Moisés:
«Estas son las festividades del Señor, en las que convocarán a asambleas
litúrgicas. El día catorce del primer mes, al atardecer, es la fiesta de la
Pascua del Señor. El día quince del mismo mes es la fiesta de los panes sin
levadura, dedicada al Señor. Comerán panes sin levadura durante siete días.
El primer día de éstos se reunirán en asamblea litúrgica y no harán ningún
trabajo. Los siete días harán ofrendas al Señor. El día séptimo se volverán a
reunir en asamblea litúrgica y no harán ningún trabajo de siervos».
El Señor volvió a hablar a Moisés y le dijo: «Di a los israelitas: Cuando entren en la tierra que yo les voy a dar y recojan la cosecha, le llevarán la primera gavilla al sacerdote, quien la agitará ritualmente en presencia del Señor, el día siguiente al sábado para que sea aceptada. Pasadas siete semanas completas, contando desde el día siguiente al sábado en que lleven la gavilla para la agitación ritual, hasta el día siguiente al séptimo sábado, es decir, a los cincuenta días, harán una nueva ofrenda al Señor. El día diez del séptimo mes es el día de la expiación. Se reunirán en asamblea litúrgica, harán penitencia y presentarán una ofrenda al Señor. El día quince de este séptimo mes comienza la fiesta de los Campamentos, dedicada al Señor, y dura siete días. El primer día se reunirán en asamblea litúrgica. No harán trabajos serviles. Los siete días harán ofrendas al Señor. El octavo día volverán a reunirse en asamblea litúrgica y a hacer una ofrenda al Señor. Es día de reunión religiosa solemne. No harán trabajos serviles. Estas son las festividades del Señor, en las que se reunirán en asamblea litúrgica y ofrecerán al Señor oblaciones, holocaustos y ofrendas, sacrificios de comunión y libaciones, según corresponde a cada día». Salmo
Sal 80 R/. Aclamemos
al Señor, nuestro Dios
Entonemos un canto
al son de las guitarras y del arpa. Que suene la trompeta en esta fiesta que conmemora nuestra alianza.R/.
Porque ésta es una ley
en Israel,
es un precepto que el Dios de Jacob estableció para su pueblo, cuando lo rescató de Egipto. R/.
«No tendrás otro Dios
fuera de mí
ni adorarás a dioses extranjeros. Pues yo, el Señor, soy el Dios tuyo, el que te sacó de Egipto, tu destierro». R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo
evangelio según san Mateo 13,54-58
En aquel tiempo, Jesús
llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal
forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban: «¿De dónde ha sacado
éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿No es el hijo del carpintero?
¿No es María su madre, y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?
¿No viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas
estas cosas?» Y se negaban a creer en él. Entonces Jesús les dijo: «Un
profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa». Y no hizo
muchos milagros allí por la incredulidad de ellos.
Reflexión
“No haréis trabajo
alguno”
En
este texto del Levítico se describen -según la versión «sacerdotal»- las
principales fiestas de Israel, en las que se han unido los elementos más
antiguos del mundo rural y el recuerdo de las intervenciones de Dios en la
historia de la salvación. La fiesta de la Pascua había quedado para
conmemorar la salida del pueblo elegido de Egipto, Pentecostés será la fiesta
de la alianza del Sinaí, y la fiesta de los Tabernáculos conmemorará la
permanencia en el desierto del pueblo de Dios.
Los elementos
constitutivos de la fiesta son siempre los mismos, y casi siempre enumerados
en el mismo orden. Quiero fijar mi atención en el último: “no haréis trabajo
alguno”, porque lo considero de suma importancia y porque creo que es el que
con más facilidad pasamos por alto.
El descanso en el día
del Señor, el día de la fiesta, nos recuerda que el Señor descansó después de
la creación. Por ello, el descanso, más allá de ser una necesidad vital (que
lo es, porque hay que reparar las fuerzas desgastadas del trabajo), nos sitúa
en nuestra realidad de criaturas, necesitadas de Dios. Al descansar,
reforzamos nuestra confianza en Dios, y también tendremos tiempo para
disfrutar de las relaciones familiares, y que éstas se hagan más sólidas.
Si estamos todos los
días trabajando, ni tenemos tiempo para Dios, ni para el prójimo. Sin darnos
cuenta nuestra vida se irá vaciando de su sentido más profundo y verdadero.
Que este tiempo de
vacaciones nos ayude a evaluar nuestra vida y darnos cuenta si nos tomamos en
serio la necesidad de descansar.
“No hizo allí muchos
milagros porque les faltaba fe”
El Evangelio de hoy es
breve pero no falto de contenido. Llama la atención que Jesús condicione su
obrar admirable, hacer milagros, a la falta de fe de sus paisanos, cuando según
la lógica humana sería hacer cosas extraordinarias para hacerse creíble ante
los demás. Jesús rompe todos nuestros esquemas.
Jesús conoce bien el
corazón humano, sabe que fácilmente nos dejamos seducir por las apariencias y
los títulos humanos. La tentación del prestigio, es, si cabe, más fuerte que
la del dinero. Jesús se presenta ante sus paisanos como uno más como el hijo
del carpintero, pero ellos no reconocen que su hablar con autoridad le viene
de su ser el Hijo de Dios, y por eso no creen.
También nosotros hoy
podemos cerrar el corazón y los ojos ante las cosas sencillas, los pequeños
acontecimientos de la vida que nos hablan de Dios; cerrar los oídos, no
dejarnos ayudar por las personas con las que convivimos; y pretender
encontrar a Dios sólo en cosas llamativas. En el fondo más que Dios nos
importa nuestro brillo personal.
Que el Señor nos conceda
la sencillez de alma para no ir de listos por la vida y vivir abiertos a su
presencia. Porque Dios viene a nuestra vida en cada hombre y en cada acontecimiento.
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