¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este martes de la XXVII Semana
del Tiempo Ordinario.
Dios los bendice…
Evangelio
según San Lucas 10,38-42.
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude". Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada".
Comentario
San Agustín de Hipona
predicó preciosamente sobre el evangelio de hoy, en
texto que recordamos
(Sermón 104).
Son necesarios quienes se
dedican a alimentar el cuerpo. ¿Por qué? Porque hay hambre y sed. También es
necesaria la misericordia para hacer frente a la miseria. Partes el pan con el
hambriento, porque te encontraste con uno. Si te es posible, haz desaparecer el
hambre; ¿a quién darás pan? Suprime la peregrinación, ¿a quién hospedarás? Haz
desaparecer la desnudez, ¿para quién preparas el vestido? Elimina la
enfermedad, ¿a quién visitas? Si desaparece la cautividad, ¿a quién redimirás?
Si no hay discordia, ¿a quiénes pondrás de acuerdo? Si deja de existir la
muerte, ¿a quién darás sepultura? En la otra vida no habrá esas necesidades, y,
como consecuencia, tampoco estos servicios.
Por tanto, Marta obraba
justamente al atender la necesidad corporal del Señor -o no sé cómo decir, si
necesidad o voluntad o libre necesidad-. Servía a la carne mortal. Pero ¿quién
existía en carne mortal? En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba
junto a Dios y la Palabra era Dios (Jn 1,1). He aquí lo que oía María. Y la
Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1,14): He aquí a quien servía
Marta. Luego María eligió la mejor parte que no le será quitada. Pues eligió lo
que siempre permanecerá y, por tanto, no le será quitado. Quiso ocuparse en una
única cosa que ya poseía: Mi bien es estar unida a Dios (Sal 72,28). Se hallaba
sentada a los pies de nuestra Cabeza, y cuanto más abajo sentada, tanto más
recibía. El agua fluye a la profundidad del valle, deslizándose desde los
collados encumbrados. No vituperó el Señor la obra de Marta, sino que
distinguió los menesteres. Te afanas -le dijo- en muchas cosas y una sola es
necesaria. Ésta ya la escogió para sí María. La preocupación por la
multiplicidad de cosas pasa, mientras que el amor de la unidad permanece. Luego
no le será quitado lo que eligió. Lo que tú elegiste, por el contrario -esto es
lo que se deduce, lo que se sobreentiende-, lo que tu elegiste te será quitado,
pero se te quitará para tu bien, para dársete lo que es mejor. Se te quitará la
fatiga y se te otorgará el descanso. Tú navegas todavía, mientras que ella está
ya en el puerto.
Estas dos mujeres, ambas
amigas del Señor, ambas dignas de su amor, ambas discípulas suyas, son figura
de dos vidas, la presente y la futura; una laboriosa y otra ociosa; una infeliz
y otra dichosa; una temporal y otra eterna. Quienes lo habéis visto y
comprendido habéis comprendido algo en verdad grande que deben ver y conocer
quienes aún no lo han visto ni conocido. Esas dos vidas son las que os he
descrito, en cuanto me ha sido posible. Vosotros reflexiona
d ahora, sin prisas sobre
ellas...
http://fraynelson.com/homilias.html.
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