¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este viernes de la XIX Semana
del Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice…
Evangelio
según San Mateo 19,3-12.
Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?". Él respondió: "¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer; y que dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido". Le replicaron: "Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?". Él les dijo: "Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era así. Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio". Los discípulos le dijeron: "Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse". Y él les respondió: "No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!".
Comentario
El divorcio no sólo separa
al esposo de la esposa. El divorcio separa culturas, cosmovisiones... y también
religiones.
En América Latina, por lo
menos, y sirva esto de ejemplo, hay un hecho comprobado: mientras que los
protestantes de todas las denominaciones, incluyendo los que se quieren llamar
simplemente "cristianos", alegan que su único apoyo es la Biblia, van
contradiciendo esta tremenda afirmación con hechos tan concretos como
desautorizar a Jesucristo en esta materia tan clara del divorcio.
Jesús dijo: "lo que
Dios unió, que no lo separe el hombre," pero es cosa comprobada que un
altísimo porcentaje, a veces superior al 50%, de quienes huyen de la Iglesia
Católica y buscan cobijo en grupos protestantes están en situación práctica de
adulterio. Y son voces de adúlteros, triste es decirlo pero hay que decirlo con
claridad, son voces desobedientes a Jesús las que luego se elevan en
"preciosas" alabanzas, en "sentidas" canciones, y en
predicaciones que "tocan" el corazón.
Jesús fue claro. No podemos confundir la
ternura de Cristo con laxismo de Cristo, ni podemos revolver irresponsablemente
las afirmaciones sobre la misericordia de su corazón con los caprichos y las
debilidades alocadas de nuestros propios corazones.
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