¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio
y el comentario, en este lunes de la 8ª. Semana del Tiempo Ordinario.
Dios nos bendice…
Evangelio según San
Marcos 10,17-27.
Cuando Jesús se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?". Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre". El hombre le respondió: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud". Jesús lo miró con amor y le dijo: "Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme". Él, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes. Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!". Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: "Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios!. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios". Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?". Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible".
Comentario
En el texto de hoy encontramos dos partes:
Primera parte: Mc. 10, 17-22. Nos encontramos de
nuevo en el camino. Se le acercó a Jesús uno, lo saludó con profunda reverencia
y le preguntó cómo heredar la vida eterna. El texto resalta con muchas palabras
que el hombre es buen israelita, cumplidor de los mandamientos; es un buen
judío, observante de la ley, hombre intachable conforme a los principios y
valores de la tradición.
Pero para Jesús la observancia de la ley resulta
insuficiente, porque él viene a ofrecer algo más grande que la ley judía: un
proyecto de vida que desborda todos los valores anteriores en los que está
construido el judaísmo. Por eso, "Jesús, fijando en él su mirada, le amó y
le dijo: 'Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres
y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme'".
Jesús pone sus ojos, en el hombre que ha buscado
sus palabras y, al mirarlo con amor, lo invita para que lo siga y así puedan
recorrer juntos el camino del Reino. El hombre, en cambio, frunce el ceño y se
va, pues no puede aceptar lo que Jesús le propone "porque tenía muchos
bienes".
De esta manera el texto nos plantea claramente esta
disyuntiva: El cumplimiento ciego de la ley o el camino del Reino que exige la
pobreza evangélica y que el texto lo expresa así:
* Anda, cuanto tienes véndelo. Expresa la idea
sobre la pobreza real, concreta: el no tener nada propio, el no aspirar a la
acumulación, se convierte en una exigencia de Jesús para los que quieran
seguirlo y aceptar su mensaje.
* Dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el
cielo. Indica el desprendimiento real y el empleo social de los bienes. De esta
forma el desprendimiento es signo de la entrega de la propia vida y de lo que
se tiene en favor de aquellos que no tienen nada; es compartir con los desposeídos
de la tierra, como una actitud de total encarnación en su propia realidad,
compartiendo con ellos la vida y los bienes. Solo así se podrá tener "un
tesoro en el cielo".
* Luego, ven y sígueme. Esta es una invitación a
seguir a Jesús, a ser su discípulo y a compartir con él el camino del Reino,
libre ya de toda atadura que genera la acumulación de la riqueza.
Segunda parte: Marcos 10, 23-27. Diálogo sobre la
riqueza: ¿quién podrá salvarse?. El texto está construido sobre el fondo
anterior y bajo el mismo esquema literario.
* El hombre se ha ido, y Jesús se dirige a sus
discípulos diciendo: "Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en
el Reino de Dios". La sentencia es un campanazo para los discípulos y una
respuesta a la actitud del hombre en el contexto de la entrega y la llamada al
seguimiento. El efecto en los discípulos es el desconcierto: "quedaron
sorprendidos por estas palabras" . Jesús arranca de ellos toda ansia de
poder pensado en la riqueza.
* De nuevo Jesús reitera su sentencia sobre los
ricos. Se dirige a sus discípulos e introduce una imagen más fuerte para
acentuar la oposición entre riqueza y Reino: "Es más fácil que un camello
pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de Dios" La
sentencia deja sin piso a los discípulos que tienen otra idea sobre el Reino y
la riqueza. Por eso preguntan ¿quién podrá salvarse?.
* Jesús aclara la situación con otra sentencia:
"Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible
para Dios" y de esta manera deja a los discípulos en una actitud de
apertura y disponibilidad total frente a la voluntad del Padre.
Servicio Bíblico Latinoamericano
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