¡Amor y paz!
Zacarías rompió el silencio de su obstinación para
entonar un himno a la esperanza y a la alegría. La expectativa, durante tantos
años contenida, se hacía realidad precisamente en el momento en que todos
pensaban que era el fin de Israel. Las promesas de Dios se hacían realidad en
la humildad de un acontecimiento cotidiano: nacía un niño, revivía una
esperanza.
Dios irrumpía en el silencio del hogar con el canto
jubiloso de un recién nacido. La legión de profetas que desde antiguo animaban
la fe de Israel, hoy tenía una nueva voz. Una voz que lucharía en el desierto
de la desidia y la obstinación humanas. Una voz, que sin embargo, estaba
destinada a anunciar la irrupción del Reinado de Dios de la mano de un hombre
íntegro: Jesús de Nazaret (Servicio Bíblico Latinoamericano).
Los invito, hermanos, a leer y meditar el Evangelio
y el comentario, en este miércoles de la Feria privilegiada de Adviento (24 de
dic.)
Dios nos bendice…
Evangelio según San Lucas
1,67-79
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz."
Comentario
El "Benedictus" de Zacarías hace pareja
con el "Magnificat" de María. Ambos son cánticos de acción de gracias
a Dios por las maravillas de su salvación en Jesucristo. Ambos se cantan
diariamente en el oficio divino de la iglesia, el 1º en la mañana y el 2º en la
tarde. Ambos nos invitan en esta Navidad a que también nosotros demos gracias a
Dios.
Seguramente serán muchos los motivos que tengamos
para exponer ante él confiadamente nuestras necesidades. Pero serán también
muchas las razones para agradecerle en esta víspera del nacimiento de su Hijo
en carne humana: agradecerle por el mismo Jesucristo, por sus palabras en el
Evangelio, por su predilección por los pobres, los humildes y los sencillos,
por (…) habernos enseñado los caminos que más agradan a Dios: el del amor a los
hermanos y el del perdón. Por habernos convocado en la Iglesia para ser
hermanos y darle al mundo un testimonio de fraternidad. Por entregarnos su
Palabra, en las Sagradas Escrituras y en las palabras de nuestros hermanos los
pobres que nos enseñan y nos ayudan a entenderlas.
Y muchos más motivos de acción de gracias a Dios.
Para cantarlas como María y como Zacarías en estos días de Navidad que ya
mañana comienzan y para los cuales nos estábamos preparando hasta hoy.
Zacarías saluda en su cántico a "el sol que nace de lo alto", al mismo Jesucristo, de quien Juan Bautista, el hijo de Zacarías, será precursor. Dicho sol brillará sobre "los que viven en tinieblas y en sombras de muerte", es decir sobre todos aquellos que hasta ahora se han visto privados, a causa de sus pecados, de la amistad con Dios; y sumidos en un mundo de violencia e injusticia, de mentira y opresión, enfermedad y muerte, que son los frutos del pecado. Pero este sol anunciado por Zacarías disipará todas las sombras, "a su luz caminarán las naciones", como decía Isaías. "Guiará nuestros pasos por el camino de la paz". Este sol es Jesús cuyo nacimiento estaremos celebrando dentro de pocas horas.
Zacarías saluda en su cántico a "el sol que nace de lo alto", al mismo Jesucristo, de quien Juan Bautista, el hijo de Zacarías, será precursor. Dicho sol brillará sobre "los que viven en tinieblas y en sombras de muerte", es decir sobre todos aquellos que hasta ahora se han visto privados, a causa de sus pecados, de la amistad con Dios; y sumidos en un mundo de violencia e injusticia, de mentira y opresión, enfermedad y muerte, que son los frutos del pecado. Pero este sol anunciado por Zacarías disipará todas las sombras, "a su luz caminarán las naciones", como decía Isaías. "Guiará nuestros pasos por el camino de la paz". Este sol es Jesús cuyo nacimiento estaremos celebrando dentro de pocas horas.
Diario Bíblico. Cicla
(Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica).
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