¡Amor y paz!
De los diez leprosos
curados, sólo uno, y extranjero, vuelve a dar gracias a Jesús.
La breve oración de los
diez había sido modélica: "Jesús, maestro, ten compasión de
nosotros". Pero luego nueve de ellos, se supone que judíos, no regresan.
Sólo un samaritano, que era mal visto por los judíos: "los otros nueve
¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a
Dios?".
La lección que da Jesús va
dirigida a sus paisanos: los del pueblo elegido son, a veces, los que menos
saben agradecer los favores de Dios, mientras que hay extranjeros que tienen un
corazón más abierto a la fe.
Los invito, hermanos, a
leer y, meditar el evangelio y el comentario, en reste
miércoles de las XXXII
Semana del Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Lucas 17,11-19.
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!". Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados. Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano. Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?". Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado".
Comentario
Nosotros empezamos nuestra
celebración eucarística con una súplica parecida a la de los leprosos:
"Señor, ten piedad". Y hacemos bien, porque somos débiles y
pecadores, y sufrimos diversas clases de lepra. La oración de súplica nos sale
bastante espontánea.
Pero ¿sabemos también
rezar y cantar dando gracias? Los varios himnos de alabanza en la misa -el
Gloria, el Santo- y tantos salmos de alegría y acción de gracias, ¿nos salen
desde dentro, reconociendo los signos de amor con que Dios nos ha enriquecido? ¿Sólo sabemos pedir, o también admirar y agradecer?
Hay personas que nos
parecen alejadas y que nos dan lecciones, porque saben reconocer la cercanía de
Dios, mientras que nosotros, tal vez por la familiaridad y la rutina de los
sacramentos -por ejemplo del perdón que Dios nos concede en la Reconciliación-
no sabemos asombrarnos y alegrarnos de la curación que Jesús nos concede.
Debemos cultivar en
nosotros un corazón que sepa agradecer, a las personas que nos rodean y que
seguramente nos llenan de sus favores, y sobre todo a Dios.
J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 6
Tiempo Ordinario. Semanas 22-34
Barcelona 1997. Págs. 274-277
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 6
Tiempo Ordinario. Semanas 22-34
Barcelona 1997. Págs. 274-277
www.mercaba.org
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