¡Amor y paz!
Meditar sobre el fin de
nuestra vida nos puede originar angustia. Jesús nos pide orar siempre
y no desanimarnos. Lo hace hoy a través de San Lucas, el evangelista de la
oración, el que más veces describe al Señor orando y más nos transmite su
enseñanza sobre la necesidad de orar y sobre cómo debemos hacerlo.
Los invito, hermanos, a
leer y meditar el Evangelio y el comentario, en este sábado de la XXXII Semana
del Tiempo Ordinario.
Dios los bendiga…
Evangelio según San Lucas 18,1-8.
Después Jesús les enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse: “En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: 'Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario'. Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: 'Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme'". Y el Señor dijo: "Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?".
Comentario
Oímos ayer que se nos
invitaba a tomar en serio nuestro «fin». Las imágenes usadas fueron «el fuego,
el agua», «el buitre» que se precipita sobre su presa.
Todo esto podría generar
angustia.
-Entonces les propuso esta
parábola, para explicar a sus discípulos que tenían que orar siempre y no
desanimarse.
Jesús quiere que
despertemos de nuestras torpezas y de nuestras indiferencias, pero no quiere
angustiarnos.
Su llegada tarda, se hace
esperar, pero no hay que «desanimarse»: hay que rezar. En verdad una pregunta
nos acucia: «Esperar, ¿hasta cuándo?» (Ap 6, 10), y otra más acuciante todavía:
¿Perseveraré hasta el fin? ¿Sería yo capaz de apostasía, o de un abandono lento
y progresivo? ¿Podría mi Fe desmoronarse bajo los golpes de la duda o de la
desgracia... quién sabe.
Uno de los objetivos de la
plegaria -no el único, evidentemente-, es el de mantener en nosotros la fe, la
relación personal con Dios: es como la cita entre personas que se quieren para
mantener ese amor y estimación.
La oración tiene un
aspecto anti-angustia: nos apoyamos en alguien, nos confiamos a él, salimos de
nosotros mismos y nos abandonamos a otro.
-Érase una vez un juez que
no temía a Dios y se burlaba de los hombres. En la misma ciudad había una viuda
que iba a decirle: «Hazme justicia» ...Por bastante tiempo no quiso, pero
después pensó: "Yo no temo a Dios, ni respeto a los hombres; pero esa
viuda me está amargando la vida: Le voy a hacer justicia para que no venga sin
parar a importunarme..."
¡Fijaos en lo que dice ese
juez injusto! Pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que están clamando a
El día y noche?
Esto se llama una parábola
«a contraste» en la que la lección a sacar de ella es lo «contrario» del
ejemplo expuesto.
El juez es «sin Dios» y
«sin misericordia» y acaba haciendo justicia... ¡Con cuánta mayor razón, Dios
que es padre y ama a los hombres, hará justicia a los que ama y la hará
prontamente!
La lección esencial de la
parábola no es la perseverancia en la oración, sino más bien en la certidumbre
de ser atendida: si un hombre impío y sin escrúpulos acaba atendiendo a una
pobretona, ¡cuánto más sensible será Dios a los clamores de los que, en su
pobreza, se dirigen a El!
Sus elegidos claman a Él
noche y día...
Hay que rogar siempre, sin
desanimarse...
Vuelvo a escuchar esas
palabras.
Si nos pides esto, Señor
Jesús, es porque Tú mismo lo has hecho también: orabas sin cesar noche y día
Procuro contemplar esa
continua plegaria. En las calles de los pueblos de Palestina.
Rodeado por el gentío de
las orillas del lago. Por la mañana, al amanecer.
No nos pides nada
imposible ¿Cómo trataré hoy de hacer algo mejor una plegaria continua? No,
forzosamente, recitando fórmulas de plegarias... sino por una unión constante
contigo.
-Pero, cuando vuelva el
Hijo del hombre, ¿encontrará Fe en la tierra?
Interrogación dolorosa,
que escucho seriamente.
La tentación de abandonar
la Fe no es exclusiva de nuestra época: Los mismos «elegidos» están también
amenazados.
No hay que mantenerse en
ninguna seguridad engañosa.
Una oración repetida,
constante, continua, obstinada, es nuestra única seguridad: Dios no puede
abandonarnos, si nosotros no lo abandonamos a Él.
¿Qué voy a hacer HOY para
alimentar mi fe?
NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 2
EVANG. DE PENTECOSTÉS A ADVIENTO
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 284 s.
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 2
EVANG. DE PENTECOSTÉS A ADVIENTO
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 284 s.
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