miércoles, 7 de noviembre de 2012

Jesús radicaliza condiciones para que alguien sea su discípulo

¡Amor y paz!

Seguimos con Jesús camino a Jerusalén. El contexto ya no es ahora la cena en casa de uno de los jefes de los fariseos, sino el contexto es el 'camino'. Ahora la atención se centra en los discípulos. Mucha gente caminaba con Jesús, por eso Jesús se vuelve y deja bien en claro las condiciones para ser discípulo de él.

El discípulo es el que camina detrás de Jesús camino a Jerusalén. Muchos caminan con él, pero de hecho pocos llegan a ser sus discípulos. Por eso Jesús define el discipulado y lo hace en términos radicales. 

Los invito, hermanos, a leer y meditar el evangelio y el comentario, en este miércoles de la XXXI Semana del Tiempo Ordinario.

Dios los bendiga…

Evangelio según San Lucas 14,25-33. 
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: "Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. ¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: 'Este comenzó a edificar y no pudo terminar'. ¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz. De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. 
Comentario

La necesidad de concluir lo comenzado constituye el contenido fundamental de este pasaje que comprende dos partes: en la primera (vv.25-27), una serie de máximas sobre el seguimiento como supremo valor de la existencia. La segunda propone dos parábolas, con su correspondiente conclusión, sobre la incapacidad de perseverar en las obras emprendidas (vv.28-32). 

Las máximas de Jesús tienen carácter universal ya que están dirigidas a las multitudes que lo acompañan en su camino. Todas ellas están centradas en el carácter global que tiene el seguimiento de Jesús. Este debe ser para el discípulo superior incluso a los deberes que todo hombre tiene respecto a la propia familia y a la propia vida. En el primer caso, conforme a la importancia que tiene el vínculo conyugal para Lucas, se menciona aquí a la esposa, ausente en el texto paralelo de Mt 10,37.

Respecto a la propia vida se presenta ante el discípulo la necesidad de adecuar la propia vida a la vida de Jesús cuya cruz es señal de la imposibilidad de volver atrás en el cumplimiento de la misión que le ha sido encomendada, aun cuando esté en juego la conservación de la vida.

Las parábolas de la construcción de la torre y del saber calcular las fuerzas antes de una batalla tienen como principal objetivo poner de relieve la necesidad del cálculo y del examen sobre la posibilidad de llevar a término ambas empresas, que se subraya en ambas comparaciones.

En el primer caso, se presenta el momento previo al comienzo de la edificación como momento en que se deben hacer los cálculos y prever los gastos necesarios para concluirla. El comienzo de la obra, indicado con la mención de "los cimientos" exige la conclusión de la obra o, de lo contrario, exponerse al ridículo ante los que contemplan la frustración de lo proyectado.

El cálculo y valoración de las propias fuerzas está también presente en los momentos previos a una batalla, esta vez acompañados del cálculo y valoración de las fuerzas adversarias. Esta actitud permite adoptar una postura razonable ante los acontecimientos: continuar con la guerra o pedir la paz.

El v.32 conecta las parábolas a las máximas que le preceden y, de esa forma, confirman el carácter englobante del seguimiento de Jesús y de la renuncia total que éste comporta.

Por su misma naturaleza, el seguimiento debe ocupar la totalidad del horizonte presente de la vida del discípulo ya que quien "no renuncia a todo lo que tiene, no puede ser discípulo" de Jesús.

Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica)

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