¡Amor
y paz!
El
mandato de Jesús es contundente, no admite dobles interpretaciones: “Ámense los unos a los otros como yo los he
amado”. Y a renglón seguido les dice a sus discípulos: “Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando”.
Es
una ocasión para que cada uno de nosotros se examine a conciencia sobre cómo ha
cumplido ese mandato fundamental del Señor. Es la voluntad de quien sabe que va a morir y deja la mejor herencia a
sus amigos. Como dice en otro aparte del Evangelio: “En esto
conocerán todos que ustedes son mis discípulos: si se aman unos a otros” (Jn 13,35).
Los
invito, hermanos, a leer y meditar el evangelio y el comentario, en este
viernes de la V Semana de Pascua.
Dios
los bendiga…
Evangelio
según San Juan 15,12-17.
Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.
Comentario
a) El
pensamiento de Jesús, en la última cena, progresa como en círculos. Ya había
insistido en que sus seguidores deben «permanecer» en él, y que en concreto
deben «permanecer en su amor, guardando sus mandamientos».
Ahora
añade matices entrañables: «no os llamo siervos, sino amigos», «no sois
vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido». Y sobre todo,
señala una dirección más comprometida de este seguimiento: «éste es mi
mandamiento, que os améis unos a otros como yo os he amado». Antes había sacado
la conclusión más lógica: si él ama a los discípulos, estos deben permanecer en
su amor, deben corresponderle amándole. Ahora aparece otra conclusión más
difícil: deben amarse unos a otros.
No es
un amor cualquiera el que encomienda. Se pone a sí mismo como modelo. Y él se
ha entregado por los demás, a lo largo de su vida, y lo va a hacer más
plenamente muy pronto: «nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus
amigos».
b)
«Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado». La
palabra de Jesús no necesita muchas explicaciones. El fruto de la Pascua que
aquí se nos propone es el amor fraterno. Un amor que ciertamente no es fácil.
Como no lo fue el amor de Jesús a los suyos, por los que, después de haber
entregado sus mejores energías, ofrece su vida. Es el amor concreto,
sacrificado, del que se entrega: el de Cristo, el de los padres que se
sacrifican por los hijos, el del amigo que ayuda al amigo aunque sea con
incomodidad propia, el de tantas personas que saben buscar el bien de los demás
por encima del propio, aunque sea con esfuerzo y renuncia.
En la
vida comunitaria -y todos estamos de alguna manera sumergidos en relaciones con
los demás- es éste el aspecto que más nos cuesta imitar de Cristo Jesús. Saber
amar como lo ha hecho él, saliendo de nosotros mismos y amando no de palabra,
sino de obra, con la comprensión, con la ayuda oportuna, con la palabra amable,
con la tolerancia, con la donación gratuita de nosotros mismos.
Cuando
vamos a comulgar, cada vez somos invitados a preparar nuestro encuentro con el
Señor con un gesto de comunión fraterna: «daos fraternalmente la paz». No
podemos decir «amén» a Cristo si no estamos dispuestos a decir «amén» al
hermano que tenemos cerca, con el que vivimos, aunque tenga temperamento
distinto o incluso insoportable. No podemos comulgar con Cristo si no estamos
dispuestos a crecer en fraternidad con los demás.
El
Cristo a quien comemos en la Eucaristía es el «Cuerpo entregado por», «la
Sangre derramada por». La actitud de amor a los demás es consustancial con el
sacramento que celebramos y recibimos.
J. ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 3
El Tiempo Pascual día tras día
Barcelona 1997. Págs. 114-116
www.mercaba.org
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 3
El Tiempo Pascual día tras día
Barcelona 1997. Págs. 114-116
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