¡Amor y paz!
Los invito, hermanos, a leer y meditar la Palabra de Dios, en este Domingo II del Tiempo Ordinario, ciclo A.
Dios los bendice...
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 49, 3 – 6
El Señor me dijo:
«Tú eres mi Servidor, Israel,
por ti Yo me glorificaré».
Pero yo dije: «En vano me fatigué,
para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza».
Sin embargo, mi derecho está junto al Señor
y mi retribución, junto a mi Dios.
Y ahora, habla el Señor,
el que me formó desde el vientre materno
para que yo sea su Servidor,
para hacer que Jacob vuelva a Él
y se le reúna Israel.
Yo soy valioso a los ojos del Señor
y mi Dios ha sido mi fortaleza.
Él dice: «Es demasiado poco que seas mi Servidor
para restaurar a las tribus de Jacob
y hacer volver a los sobrevivientes de Israel;
Yo te destino a ser la luz de las naciones,
para que llegue mi salvación
hasta los confines de la tierra».
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 39, 2 y 4ab. 7-8. 9. 10 (R.: 8 y 9c)
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Esperé confiadamente en el Señor:
él se inclinó hacia mí
y escuchó mi clamor.
Puso en mi boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.
Tú no quisiste víctima ni oblación;
pero me diste un oído atento;
no pediste holocaustos ni sacrificios,
entonces dije: «Aquí estoy.» R.
«En el libro de la Ley está escrito
lo que tengo que hacer:
yo amo, Dios mío, tu voluntad,
y tu ley está en mi corazón.» R.
Proclamé gozosamente tu justicia
en la gran asamblea;
no, no mantuve cerrados mis labios,
tú lo sabes, Señor. R.
SEGUNDA LECTURA
Principio de la primera carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 1, 1-3
Pablo, llamado a ser Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, saludan a la Iglesia de Dios que reside en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser santos, junto con todos aquellos que en cualquier parte invocan el nombre de Jesucristo, nuestro Señor, Señor de ellos y nuestro.
Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 29-34
Juan vio acercarse a Jesús y dijo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel.»
Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: «Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo.»
Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios.»
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
- En la primera lectura el profeta Isaías nos ofrece el «segundo canto del Siervo de Yavé», compuesto durante el destierro del pueblo hebreo en Babilonia, por los años 586 a 538 antes de Cristo. En ese canto encontramos que el profeta se siente llamado por el Señor a animar a su pueblo elegido desterrado porque contempla desde Dios, que en el mundo hay un «siervo de Dios» muy amado desde el vientre de su madre, que es Israel, y cuya recuperación como pueblo elegido ya se vislumbra mediante el envío y la llegada de un Mesías, salvador.
- Por la fuerza y la gracia del Mesías, Israel, pueblo elegido, y todos los pueblos de la tierra recibirán la luz de salvación.
***
- El encabezamiento de la primera carta de San Pablo: la gracia y la paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo sean con ustedes, compendia todos los dones de Dios que una comunidad cristiana puede recibir. El apóstol se declara «llamado» y declara a los cristianos, a quienes escribe, «consagrados» y «santos» porque creen en Jesucristo como «Señor». Aquí encontramos nuestra identificación cristiana y nuestra vocación a la santidad, así como el hacer de nuestra vida un himno de alabanza al Cordero que nos ha redimido. Por lo tanto hay que vivir sabiendo que Dios está de nuestra parte, que contamos con su gracia y su paz. Ya «todo es gracia».
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- En el evangelio de hoy el Bautista sirve de introductor en este primer encuentro con Jesús. Sus palabras son un mensaje programático que resume el sentido de la misión redentora de Jesús: «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo».
- La misión es presentada como fruto de su unción mesiánica: «Ha contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como paloma y se posó sobre Él». Finalmente, recuerda que en el Padre está la fuente de tanto bien: «Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».
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- Cordero de Dios es una expresión que corresponde al Mesías – siervo enviado a ser luz de las naciones para que la salvación alcance hasta el confín de la tierra». Al llamarlo «cordero quiere significar que este Mesías escoge un camino no de dominio y poder, sino de servicio.
- Quizás a nosotros la palabra nos suene demasiado a pasividad, a la actitud de quien baja la cabeza ante los poderosos. La expresión de Juan significa bastante más que esto: significa que Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios, realiza su misión como un servidor absolutamente humilde, pobre, sencillo… pero que así consigue la victoria.
- Es la paradoja de la vida y obra de Jesús que sigue un camino de servicio, como un hombre sin poder, junto a los pobres y despreciados. Hasta morir como un criminal entre criminales. Pero este camino de absurdo y locura para el mundo resulta ser el camino de vida y de victoria.
- Es un mundo herido por una presencia de mal que de un modo u otro nos afecta. Ninguno de nosotros se libra de esta herida, todos la sufrimos. Por eso su lucha es contra el pecado del mundo, contra esta presencia poderosa de mal que hay de hecho en nuestro mundo.
- Este nuevo Cordero representa el comienzo de un nuevo proceso de liberación para eliminar el pecado del mundo y las armas que utilizará en su lucha serán radicalmente nuevas: la fuerza del amor de Dios que derramará a todo el que quiera unirse a su proyecto, el servicio compasivo y misericordioso en favor de los demás como medio de lucha contra la indiferencia y la exclusión, la entrega sin límite hasta la muerte como manifestación de un amor sin medida, alternativa al odio y a la muerte.
- La respuesta la hallamos también en el evangelio de hoy. Juan da testimonio que en Él está el Espíritu de Dios. Espíritu del Señor, que regenera y da vida, que llena totalmente a Jesús y que dará trascendencia a su persona, sus palabras y sus gestos salvadores.
- Los gestos y palabras de Jesús no terminarán con El, sino que proseguirán en los que crean en Él y reciban su mismo Espíritu.
- Luchamos con esperanza, a pesar de todo, porque creemos que el Espíritu de Dios lucha con nosotros y conduce el mundo hacia el Reino de Dios.
- El discípulo que anuncia a Cristo es alguien que ha obtenido la victoria sobre el pecado del mundo porque por gracia de Dios en él habita su Espíritu.
- Hoy, según la página de Isaías, nos encontramos frente a frente con una llamada personal, directa, con un camino que sólo cada uno de nosotros debe recorrer, con un Dios que espera una respuesta que sólo cada uno de nosotros puede dar. Esa respuesta personal que se traduce en un compromiso constante, que, en alguna ocasión, puede parecer irrealizable es posible si dejamos que el Espíritu habite en nosotros y creemos en su fuerza y poder.
PARA DISCERNIR
- ¿Soy consciente de la fuerza del mal en el mundo?
- ¿Descubro mi corresponsabilidad en el pecado del mundo?
- ¿Creo en la fuerza de Jesús para quitar el pecado del mundo y me uno a Él?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Dios ha sido mi fortaleza
ARZOBISPADO DE BUENOS AIRES
Vicaría de Pastoral
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